La Presidencia de Trump supondrá una gran ofensiva mundial del capitalismo más fosilista y de las fuerzas más derechistas y ultraderechistas a las que solo podremos hacer frente echándole coraje, además de lucidez en los objetivos e inteligencia en el planteamiento y los medios de lucha.
La libertad de decisión y acción es nuestro principal recurso para evitar lo peor en esta crisis de civilización. El miedo a la libertad-responsabilidad nos hará renunciar a nuestros posibles medios de lucha, permitiendo así la llegada de los escenarios más terribles, incluida nuestra extinción.
Un libro que rebosa verdad y de cómoda lectura. Un perfecto manual para comprender tantas cuestiones complejas, difíciles, referentes a las materias primas, energía, políticas de transición energética, y el tipo de civilización que necesitamos.
La inmigración se ha convertido en factor muy importante para el ascenso de la ultraderecha. Ello demuestra a las claras que, para frenarlo, no sirve de nada un abordaje «buenista» progre del asunto. Y menos si tenemos en cuenta los enormes problemas económicos y sociales que llegarán con el colapso del capitalismo que puede dar pie al ascenso definitivo de los poderes más criminales.
Los resultados de las elecciones francesas del día 7, deteniendo el ascenso al gobierno de la ultraderecha de RN, suponen un alivio, pero en una marcha acelerada a un futuro pavoroso para el que ni siquiera estamos debidamente concienciados.
La denuncia del parlamentarismo no es incompatible con votar, según el caso, si se sabe cómo plantear la cuestión.
Podemos presenta un programa que, a simple vista, tiene muchísimas cosas positivas pero que, como muchos buenos deseos, pecan de falta de realismo, demostrando basarse en una ilusión sobre la naturaleza del capitalismo, su fase histórica actual, y la de los Estados y la Unión Europea que la integran.
Muy mal vamos si volvemos por la misma senda, soñando con una Europa capitalista verde, socialmente justa, democrática, pacífica, ecológica, etc., absolutamente utópica y sin plantearnos siquiera la necesidad de un decrecimiento radical y según nuestros intereses, pues decrecimiento lo habrá, pero en forma del colapso del capitalismo al que Europa está también condenada.
Europa, la Unión Europea, es nuestro actual marco efectivo de la lucha de clases (no el Estado Español o sus territorios nacionales), donde se desarrolla el gran juego de nuestra supervivencia, donde realmente se decide la partida, de donde pueden llegarnos las consecuencias más apocalípticas de la deriva destructiva del capitalismo.
Las referencias de los gobiernos a una posible guerra mundial y nuclear, no debemos subestimarlas, y menos, a cuenta de la previsión del colapso del
Amor. Complejo fenómeno cuya comprensión viene oscurecida por nuestras limitaciones subjetivas y por intereses creados. Motivo de las experiencias más generosas y gozosas, pero también
La guerra contra Gaza tiene rasgos de precursora del mundo en el que podemos caer a cuenta de la entrada del capitalismo en su fase final, del colapso. Ausencia de alternativas realmente progresistas, barbarie y deshumanización desatadas. ¿Cómo podríamos evitarlo?.
Un libro muy importante desde el decrecentismo colapsologista anticapitalista y anti-Estado burgués que nos obliga a repensarlo todo sobre la civilización que necesitamos y la estrategia, además, en concreto en el Estado español. Sobre esto debiéramos ir pronunciándonos todos.
Un feminismo que, ante la violencia contra las mujeres, se queda en la lucha contra los síntomas, acaba impulsando políticas que refuerzan al capitalismo, al imperialismo, al Estado burgués, y se vuelven contra los intereses estratégicos de la liberación de la mujer. Esta es la característica del feminismo universalista civilizatorio y punitivista, como lo denomina y denuncia Françoise Vergès.
Si el ecologismo quiere aportar soluciones, debe apuntar a la causa principal de nuestros problemas: el capitalismo y sus Estados. De lo contrario, hará el juego al capitalismo “verde”, o al capitalismo en colapso y el ecofascismo; contribuirá a nuestra derrota total y a la deriva del capitalismo al cataclismo (social, medioambiental, militar).
. Ya no podemos esperar nada bueno del capitalismo, y menos en colapso. No podemos cruzarnos de brazos y esperar a que las cosas ya se resuelvan por sí mismas, o alguien carismático o con algún descubrimiento o invento revolucionario, vendrá a arreglarlas. Ya no queda más espacio para la esperanza que el que construyamos con nuestra lucha, no “al tuntún”, sino sabiamente previsora, estratégica y táctica, para afrontarlo lo mejor que podamos y evitar en lo posible sus peores derivas.
El capitalismo ecológico es un mito. Pero tampoco debemos caer en otros mitos en nuestro deseo de superarlo. El diagnóstico de nuestro tiempo debe ser lo más ajustado posible o erraremos en el tratamiento, y las consecuencias pueden ser catastróficas para nosotras y el planeta.
Nos deja helados el estudio científico que nos previene de una mini-glaciación en Europa para 2057 si seguimos el mismo rumbo que hasta ahora.
Esa reducción de la oferta de petróleo, especialmente del diesel, NO podría ser compensada por la energía provista en base a las tecnologías apoyadas en las fuentes renovables de energía, que derivan sobre todo en electricidad.
Quien haya leído mi extenso artículo dedicado a su libro («“Los “vicios” del ecologismo” libro de A. Apilánez. Debatiendo» tendrá muy claro que es muchísimo lo que nos une, mucho más de la impresión que pueda causar la lectura exclusiva de su respuesta, centrada, claro está, en las divergencias.
El objeto de este artículo ya no puede ser orientar la práctica política de organizaciones que, por otra parte, tienen una nula o ínfima capacidad de influir en las decisiones de la clase trabajadora y sectores populares. Su pretensión es más simple, pero a la vez más ambiciosa. Que aprendamos a pensar un poquito mejor las cosas de la política en el mundo del capital y sus Estados burgueses, desde nuestros intereses.
¿Resolverá nuestros futuros problemas alimentarios el descubrimiento en Noruega de un gran yacimiento de fosfato de roca, para fertilizantes?. Un análisis de urgencia de la noticia, para ver cuál es su verdadera dimensión y las implicaciones políticas del caso.
Ante el colapso se pueden desplegar estrategias más o menos ganadoras, pero también muy perdedoras. Y no debemos confundir entre el necesario reconocimiento del colapso, y el establecimiento de la estrategia ante él.
Trampolín para un debate urgente ante una situación con riesgos existenciales. Esto debiera ser el libro de Apilánez. Otra oportunidad para hacer bien lo que tantas veces hacemos mal. Pues sin teoría correcta es imposible una práctica correcta. Y sin práctica correcta, ante los peligros que nos acechan, el resultado pudiera ser hasta nuestra extinción como especie, acompañando a otros miles más. Así de serio es el asunto, así de seria debe ser nuestra actitud.
El año 2025, sufriremos un muy importante descenso en la producción del petróleo que provocará un gran déficit, sobre todo en gasoil, fundamental para el transporte y maquinaria como la agrícola. Este sería el primer gran shock del colapso, al que le seguiría otro aumentado en 2030
Las justas luchas en Francia contra la reforma de la ley de jubilación del presidente Macron («decretazo» avalado por los jueces del Consejo Constitucional, lo que sienta un mal precedente), nos muestran a una clase trabajadora (proletariado) ejemplo mundial por ser la menos débil de todas, pero también, lo que, a estas alturas, ya es una gravísima limitación estratégica que nos afecta a todos ante el advenimiento del colapso del capitalismo.
El colapso del capitalismo, con sus culpas, miedos, ansiedades, incertidumbres, impulsará un auge de la religión, también del cristianismo, y debemos desarrollar las estrategias y argumentos más pertinentes para enfrentar ese recurso en manos de la reacción, la cual se aprovechará de la necesidad de consuelo y seguridad psicológica en una fuerza supuestamente amorosa y protectora, a la vez que autoritaria y hasta feroz, en un mundo de competencia y lucha despiadadas por los recursos más básicos.
Libro muy oportuno y fácil de leer. Ayuda a comprender lo que está ocurriendo con la inflación y otros asuntos económicos, y además, se abre a la posibilidad de que el capitalismo colapse, algo muchísimo más grave y trascendental que una crisis más.
Con el colapso del capitalismo, nuestras probabilidades de supervivencia quizás sean mínimas. Lo conseguiríamos a condición de reconocerlo así, renunciando a optimismos y esperanzas que nos relajan y echan a perder nuestras escasas oportunidades.
Dos asuntos de la mayor importancia, muy relacionados y con un resultado letal para nosotras si no lo evitamos a tiempo. Necesitamos un MARCO de relato para afrontar todo esto del modo más eficaz posible.
El capitalismo nos lleva al colapso y éste a multiplicar los conflictos entre Estados burgueses, y de ahí, las enormes posibilidades de acelerar la llegada de una guerra nuclear como desesperado último recurso para su permanencia a costa de eliminar al oponente y competidor.
Un debate sobre el tema, entre Emilio Santiago Muiño y Jorge Riechmann, apasionante e Importante para orientarnos bien en esta encrucijada existencial para la Humanidad, y establecer una estrategia correcta.
La acción transformadora exige no sólo disponer de información verdadera, sino sobre todo de la disposición mental correcta para procesarla pues, de lo contrario, toneladas de datos relevantes y al alcance de un clic de ratón, no servirán de nada.
El mismo Marx y su “El Capital”, haciendo balance, habría resultado inútil si, como es de prever, definitivamente “nos vamos a la mierda”. Y esto no lo digo sólo yo. Albert Einstein declaro alguna vez que hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana.
En tiempos del colapso, la lucha adquiere objetivos y formas inéditas, y sus implicaciones morales, dimensiones colosales por existenciales. No comprender esto sólo puede conducirnos a que el colapso del capitalismo industrial tenga el peor de los finales posibles, que bien pudiera ser nuestra extinción como especie.
El megaproblema de los fertilizantes para la agricultura, que ahora está saliendo a la luz, pero como un problema aparentemente coyuntural (a cuenta de la subida del precio del gas por las medidas ante la guerra en Ucrania…) cuando es estructural y existencial,
Las previsiones de la ONU sobre la población mundial para lo que queda de siglo, no tienen en cuenta las tremendas consecuencias del colapso del capitalismo y otros muchos factores y por eso contribuyen al negacionismo, a nuestra imprevisión, mayor vulnerabilidad a la catástrofe y a que las élites capitalistas tomen decisiones contrarias a los intereses de la Humanidad.
Confundiendo el culpable, sólo conseguiréis facilitar que el fascismo, necesitado de señalar falsos culpables, lo haga, librando a la burguesía y permitiéndola así que siga enseñoreando impunemente. Nos habremos dado, no un tiro en el pié, sino en la sien.
Jorge Beinstein fue un famoso militante revolucionario e importante economista marxista, experto en prospectiva (exploración sobre posibilidades, condiciones, evolución, de escenarios futuros), de nacionalidad argentina, que falleció en la madrugada del viernes 11 de enero 2019.
El resultado de la total desorientación política e ideológica en la clase trabajadora y amplios sectores populares, ha sido, primero, la prolongación y enquistamiento de la guerra en Ucrania, más la guerra económica y todas sus graves consecuencias (para rusos, europeos, otros pueblos más pobres…), y el último, los acuerdos de la cumbre de la OTAN en Madrid.
No sé cuándo podré hacerte llegar otra reflexión. La policía ya ha iniciado la caza de “los antisistema” y “anti-patriotas” entre los que se encuentra tu abuela. Sin duda nosotros también hemos llegado a nuestro punto de no retorno, a la derrota total y definitiva.
Necesitamos urgentemente de un eslogan internacional que sirva de marco explicativo y horizonte temporal para impulsar las luchas contra el cambio climático y más problemas, y su confluencia hacia un objetivo común a todas, si de verdad queremos librarnos del cataclismo (social, medioambiental y militar) al que nos conduce el capitalismo en las décadas próximas.
Los fertilizantes de fósforo pueden convertirse en el talón de Aquiles de la Humanidad; otro peligro que se une a la subida de precios de los fertilizantes nitrogenados, de los alimentos, y la amenaza de hambruna a cuenta de Ucrania, más el cambio climático, y ser motivo para más guerras.
