La masacre de Melilla

 

Por Lucile Daumas

24 de junio 2022. Nuevo drama en la frontera. Centenares de cuerpos, muertos, heridos, detenidos, negros todos, amontonados en el asfalto a pleno sol, durante horas,  ni que fueran sacos de harina. Bajo la vigilancia de policías marroquíes, que de cuando en cuando pegan a uno con su porra, sin demasiadas ganas, parecen más bien estar averiguando si uno está vivo o muerto.

Estas son las imágenes tremendas, insostenibles que circulan por la web después de la tragedia que se vivió en la frontera Nador /Melilla  este pasado 24 de junio, 3 meses tan solo después de la reanudación de las relaciones diplomáticas entre España y Marruecos.

Unos 2.000 migrantes trataron de forzar el paso fronterizo, contando con su gran número para conseguirlo. Poco más de un centenar lograron entrar en Melilla. Los demás se quedaron en Marruecos, entre 23 y 37 quedaron muertos, según las fuentes, y hubo numerosos heridos y detenidos. La ONU, la OUA y varias asociaciones marroquíes están pidiendo que se forme una comisión de investigación independiente  sobre los hechos.

Para tratar de comprender cómo se pudo llegar a este nuevo escándalo de la política migratoria en las fronteras europeas, echemos un vistazo en el retrovisor.

Abril 2021. Madrid permite la hospitalización en su territorio del líder independentista saharaui Brahim Ghali, afectado por una forma grave de Covid.  Esta decisión humanitaria provoca una fuerte reacción de la diplomacia marroquí. En represalia, en el mes de mayo, Marruecos deja paso libre a miles de migrantes, marroquíes en su mayoría,  hacia el enclave español de Ceuta, en el Norte de Marruecos. La tensión entre los dos países está a tope.

Las fronteras terrestres y marítimas entre los dos países, cerradas en marzo 2020 para los pasajeros con motivo de la pandemia del coronavirus, permanecen cerradas todo el año 2021 por motivos políticos, aun cuando los dos países reabren sus fronteras a los pasajeros y turistas del mundo entero,

El 14 de marzo de 2022, el primer ministro español, Pedro Sánchez, escribe una carta al rey de Marruecos  apoyando la propuesta marroquí de autonomía para el antiguo protectorado saharaui, operando con esto un giro mayúsculo en la postura de España, hasta entonces respetuosa de la posición de la ONU y del principio de autodeterminación de los pueblos. Este cambio,  adoptado  sin previo acuerdo del gobierno ni del parlamento español, provocó mucha bronca dentro de la coalición gubernamental y el jueves 7 de abril, mientras Sánchez volaba hacia Rabat para sellar este nuevo rumbo de las relaciones bilaterales, los diputados votaron con 168 votos a favor, 118 en contra y la abstención de la extrema derecha de Vox, una moción de apoyo a  las resoluciones de Naciones Unidas que no mencionaba el plan de autonomía, siendo interpretada como una desaprobación al jefe del gobierno.

A partir del envío de  esta carta, las relaciones hispano-marroquíes se fueron estrechando y ambas autoridades trataron de dar a la otra palmaditas en la espalda, en cuanto a la obsesión de cada una: la cuestión del Sahara para Marruecos y la contención de los flujos migratorios para España.

Es así como nada más recibir la carta, las fuerzas represivas marroquíes empezaron a hacer redadas por todo el país en busca de migrantes ilegales y a desplazarlos a los rincones más remotos del país, lejos de las rutas de posible salida para España (últimamente la ruta tan difícil y peligrosa hacia Canarias había vuelto a tomar importancia). Los ciudadanos observaron cómo las calles de las grandes ciudades se habían vaciado de subsaharianos, escondidos en las casas. Esto, claro está, plantea innumerables problemas para la vida cotidiana, imposibilidad de seguir trabajando, sea en el sector formal o informal, dificultades de abastecimiento, hacinamiento en pisos reducidos, etc.

Esta es la explicación del desesperado intento de pasar la frontera sí o sí, explorando una nueva manera (aprovechar la masividad del grupo para forzar los torniquetes que cierran el paso fronterizo, que fue una estrategia funesta, ya que se formó un cuello de botella y la gente quedó aplastada).

No, señor Pedro Sánchez, esto no fue “un asalto violento y organizado por mafias internacionales”. Estas existen, como en todos los lugares donde se vulneran los derechos, pero no es su modus operandi. La responsable de este asalto –y de la forma que tomó- es la desesperanza de jóvenes que salieron de su país, huyendo de la guerra, las violencias, la ausencia de cualquier perspectiva, y se encuentran enjaulados en Marruecos sin poder seguir adelante ni dar marcha atrás. Y esta situación es el resultado de políticas europeas en materia de inmigración totalmente histéricas, irracionales e inhumanas.

Después de la carnicería que tuvo lugar en la frontera de Melilla, Pedro Sánchez no dudó en felicitar el gobierno marroquí por su actuación y gestión de la crisis. ¿Qué políticos son éstos? ¿Tanto se han alejado de los pueblos que ya ni los ven? ¿Por qué nos sirven cualquier mentira, como esta de las mafias, sin pensar que no somos tontos y no nos lo vamos a tragar?

Recordemos. Cuando intentaron llegar los refugiados sirios a Europa, huyendo de las bombas y la represión, se les cerró las fronteras y se pusieron de acuerdo los 27 países de la Unión europea para repartirse algunos refugiados. Aparte de Alemania y Suecia, que abrieron ampliamente sus puertas, los demás países los acogieron a cuentagotas. No podían acoger más, decían. Ahora se desató una nueva guerra en Ucrania y se están acogiendo miles y miles de refugiados de este país sin que esto esté hundiendo nuestra economía ni nuestra vida cotidiana. Pero se siguen viendo por las calles europeas familias sirias, pidiendo limosna porque nada se hizo para acogerlos en condiciones dignas, y siguen los vergonzosos campos de refugiados, repletos de sirios y afganos en las costas y fronteras de Grecia. ¿Desde cuándo el derecho al asilo es de geometría variable?

¿Hasta cuándo vamos a escuchar discursos mentirosos, basados en el axioma de que los migrantes son un peligro? ¿Hasta cuándo vamos a aceptar que nosotros los del Norte tengamos una casi total libertad de circulación por todo el planeta, cuando los que nacieron en el Sur solo tienen derecho a venir donde nosotros si nos son útiles e imprescindibles?

Desde la ONU, la OUA, las ONG se está llamando a constituir una comisión de investigación para hacer toda la luz sobre lo que pasó en Melilla. Es importante. Pero más importante es que no haya más muertos en las fronteras. Ya es hora de reenfocar la cuestión migratoria y reformular políticas de circulación de los  trabajadores y de las  personas en el mundo en base a una visión no distorsionada y no ideologizada de la cuestión.

 

Lucile Daumas es activista de derechos humanos y miembro del Consejo Asesor de viento sur

Texto e imagen publicada originalmente en VIENTO SUR / Licencia Creative Commons (Los contenidos de texto, audio e imagen de esta web están bajo una licencia de Creative Commons)

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