Europa: ¿Se apagaron las luces?

Acaban de sonar en Europa las campanas que anuncian nuevas elecciones al monstruo burocrático ajeno a los pueblos, pero muy querido por políticos corruptos, conservadores, ultraconservadores, filo fascistas,  banqueros, lobbies de multinacionales, espías, burócratas vocacionales, arribistas,  funcionarios corruptos y otras especies del jardín europeo. Y como los frutos de ese jardín son peligrosos siempre para la salud de los pueblos, los pueblos no sienten ninguna simpatía por esa superestructura en manos de sus enemigos.   Y va a ser difícil que  todo eso cambie aunque  haya elecciones siempre  lejanas.

No es relevante hasta el  momento el que haya pequeños reductos de políticos honrados- rara especie del jardín- pero su derecho a expresarse si son de la izquierda de verdad, suele contar con abundantes  ausencias o con notable indiferencia de los presentes. Un pato en un océano helado puede ser el símbolo. El caso es que  los pueblos europeos  sostenemos a todos esos jardineros con abundantes sueldos y prebendas por las que recibimos como agradecimiento recortes que afectan a nuestro bolsillo y a nuestros derechos.

El segundo desembarco de Normandía

Europa , esta confederación  de ricos y mercachifles,  vive una peligrosa esquizofrenia. Por un lado se ha entregado en cuerpo y alma al Tío Sam, convertida en el único caso en toda la historia en que un conjunto de países colonizadores se convierten en colonizados por una de sus  antiguas colonias. La invasión yanqui en todos los aspectos de la vida ha americanizado  y convertido a este continente en una de las causas del   conflicto esquizofrénico en que se desenvuelve cada día entre la renuncia a  los valores del aclamado Siglo de las Luces del que tanto presumía, y su empeño   en mostrar al escenario  del mundo, en una operación de cinismo histórico sin parangón, una  desvitalizada cara democrática, humanista, defensora del orden legal,  liberal y hasta cristiano en versión descafeinada mientras se pliega con singular descaro a los intereses y necesidades de las grandes empresas norteamericanas  y del sionismo de Israel, que forman el núcleo duro del nuevo fascismo en expansión secundados por Alemania  y Francia entre otros demo-agónicos países, como  España, Portugal, Holanda, Polonia  o Italia.

Los  jóvenes no son  bienvenidos  en este  continente de viejos 

En la onda expansiva  fascista y antihumana se enmarca  la cruel legislación actual contra la inmigración, que  tiene diversos aspectos a cada cual más digno de asco y rechazo en todo ser humano con un mínimo de conciencia y sentido de la compasión, que permite a un ser desde un perro a un humano, sentirse unido al que sufre de  su especie.  Ejemplos como los crímenes  en la valla de Melilla, expulsiones en caliente, alambradas cortantes, rechazo violento en el mar con cientos de muertos como sucedió en Grecia, forman parte de una crueldad impropia de seres civilizados. El último  episodio de esta barbarie según reciente investigación periodística en África, es el envío de dinero europeo – España incluida – a Marruecos, Mauritania y Túnez para que detengan a los migrantes en sus territorios y se deshagan de ellos. Y lo hacen, enviándoles al desierto y a la muerte. Con nuestra involuntaria ayuda vía impuestos. ¿No son, estos también, crímenes que  deberían juzgarse?

Esta actitud de supremacismo exterminador de Europa  hacia los desheredados de la Tierra  revela su condición real de  antidemocrática,  deshumanizada, sirvienta fiel del imperio capitalista-militar-sionista, convertida, de facto,  en colonia norteamericana  y conducidos  a la peligrosa deriva- que ya  estamos presenciando-  hacia un fascismo europeo de segunda generación  y a una guerra nuclear no descartable. Y  entonces  abajo el telón (y de los espectadores por defunción general).  Veremos hasta qué punto los pueblos estamos dispuestos a consentirlo.

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