Zapata y la claudicación de la izquierda
Por Diego Farpón
Zapata, concejal de Ahora Madrid, dimite como responsable de cultura y deportes. Manuela Carmena lo acepta[1]. Los límites de Ahora Madrid ya están puestos sobre la mesa. Supongo que, en el fondo, en Ahora Madrid saben que no había motivos para que dimitiese Zapata y por eso se queda de concejal. Pero la herida sangra a borbotones.
El ejercicio de la libertad sólo puede molestar a quienes quieren un estado en el que no tengan cabida las libertades. Ni la libertad de expresión ni ninguna: quienes han pedido la dimisión de Zapata son, abreviando, quienes han aprobado la Ley Mordaza. Si Zapata quiere hacer esos comentarios, y se lo prohíben, me están negando, a mí, poder escuchar a Zapata. Y que yo sepa ni Zapata hace daño expresándose ni yo hago daño escuchando a Zapata. Cercenar la libertad de expresión es aquello que hacen los estados autoritarios, aquello propio de quienes no son capaces de tolerar el humor. Que guste o no el humor de Zapata es secundario: Zapata, hoy, no debe sentirse libre de expresarse como considere. Yo, hoy, no puedo escuchar –o leer- a Zapata como me gustaría: siendo él mismo. Hoy, por culpa de Ahora Madrid, nuestro país es un poquito menos democrático.
La derecha mantiene la hegemonía y marca las líneas rojas: es la derecha la que dice a las/os cancejalas/es de Ahora Madrid, lo que pueden decir y lo que no pueden decir. Si la derecha tiene la patente de la libertad de expresión: ¿qué no ocurrirá cuando desde Ahora Madrid se tome alguna medida, no ya revolucionaria, sino que pueda entorpecer mínimamente al capital? La lucha contra la burguesía es a tumba abierta. De hecho, la burguesía suele abrir las tumbas para enterrar a la gente de izquierdas cuando le es necesario: la historia del siglo XX, en los cinco continentes, es la historia de la burguesía diciendo qué se puede decir y hacer y que no, y es la historia de los pueblos insurreccionándose ante la realidad –y luchando por las libertades-. Pero: ¿cómo podemos revertir la realidad y crear el nuevo bloque histórico si no podemos disputar la libertad a la burguesía –no hablemos de la hegemonía-?
Sin embargo, lo peor es que Ahora Madrid no hace dimitir a Zapata. Si tiene que dimitir, que dimita. Pero el hecho de que deje de ser concejal de cultura y deportes pero mantenga su acta demuestra uno de los peores rasgos que puede mostrar la izquierda: la cobardía concreta, la cobardía como realidad, la cobardía ante los hechos, el miedo a enfrentarse a la derecha de forma decidida. Una izquierda que hubiera cedido, inconsciente y de forma equivocada, haciendo dimitir a Zapata, habría demostrado que está subordinada a la hegemonía burguesa y que es necesaria su transformación: una izquierda cobarde es una izquierda que cualquier día traiciona a las/os suyas/os. Por miedo o por lo que sea. El siglo XX también está lleno de ejemplos de supuestas izquierdas que, titubeantes, han acabado cometiendo barbaridades.
Ahora Madrid, como primera medida, lo que ha hecho es reforzar el stato quo. Manos Limpias ha denunciado a Zapata[2]: ¿cómo le vamos a defender consecuentemente si hemos aceptado que deje de ser responsable de cultura y deportes? Si aceptamos que deje su responsabilidad tiene que ser por algún hecho.
La izquierda, sin las masas, no es nada: si miles hubiesen salido a defender a Zapata Ahora Madrid no se habría atrevido a que dejase su responsabilidad. ¿Que ha habido solidaridad en las redes? Faltaría menos. Pero necesitamos las calles. La lucha de clases sigue siendo la lucha de clases. Una izquierda que no ha ganado las elecciones y necesita al PSOE es una izquierda débil. Una izquierda que no defiende a los suyos es una izquierda cobarde. Una izquierda sin masas es una izquierda indefensa, que acabará institucionalizándose y siendo absorbida por el sistema. Una izquierda que claudica ante la primera cuestión que le presenta la burguesía es una izquierda indigna de tal nombre.
Que la izquierda tenga vertientes estalinistas que son, también, de corte autoritario y antidemocrático y persigan la libertad de expresión en nuestras redes personales nos muestra cómo se ha retrocedido en las posiciones revolucionarias. Y quizá sirva esa izquierda contrarrevolucionaria a la burguesía para justificar estas medidas, aunque puede que ahora, de cara a la galería, digan defender aquello que critican y persiguen. A la burguesía, como al estalinismo, le da miedo la libertad: ahí, como en otros muchos campos, coinciden burguesía y estalinismo.
[1] http://www.rtve.es/noticias/20150615/zapata-dimite-como-concejal-cultura-madrid-para-condicionar-carmena/1161961.shtml
[2] http://www.eldiario.es/politica/Manos-Limpias-Zapata-Fiscalia-discriminacion_0_398960532.html