
¿Y por qué solo objetar a la Educación para la Ciudadanía?
      Las recientes decisiones de las comunidades de Madrid, Valencia y Murcia para amparar la objeción de conciencia de los padres que hoy quieren ejercerla contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía (y que, dicho sea de paso, seguro que nunca hubieran pensado en plantearla contra la añorada ¡ay! Formación del Espíritu Nacional), nos ha estimulado a facilitar a tan pía grey todo una abanico de argumentos para ampliar su derecho a la ignorancia de otras tantas perniciosas disciplinas para sus tiernos retoños. Es así que pueden objetar contra las siguientes materias:
  -                  Contra la Biología, por insistir en la Teoría de la Evolución y negar el Creacionismo, y por negar absurdamente la evidencia de que el óvulo de una virgen puede ser fecundado sin la colaboración de esperma masculino.
-                  Contra la Física, por hacer hincapié en el universo autorregulado y en la no centralidad de la Tierra y del Hombre, obra predilecta del Creador.
-                  Contra la Química, por negarse obstinadamente a reconocer la posibilidad de la materia antes viva de resucitar al tercer día después de muerta.
-                  Contra las Matemáticas, por su soberbia pretensión de hacer inteligible el mundo mediante formulaciones lógicas, cuando todos sabemos que los designios del Altísimo son inescrutables.
-                  Contra la Literatura, por recomendar la lectura de obras frívolas, impías y disolventes,   como las de Galdós, Clarín o Baroja, y de otras tantas incluidas en el Índice y desaprobadas por los padres confesores.
-                  Contra el Arte, por el culto al hedonismo y la sensualidad, la exhibición impúdica de cuerpos desnudos y la apología del politeísmo.
-                  Contra la Música, por obligar a la audición de autores mundanos y, en ocasiones (como Mozart) francamente masónicos.
-                  Contra la Filosofía, por estar constituida por un catálogo de autores gravemente perniciosos, muchos de los cuales ardieron en las hogueras del Santo Oficio, y otros tantos deberían haberlo hecho, a no se porque se refugiaron entre herejes o tuvieron la fortuna de vivir varios siglos antes de la formación de tan encomiable tribunal.
-                  Contra la Gimnasia, por preconizar los cuidados del cuerpo musculado o grácil y voluptuoso, con grave riesgo para la integridad moral del alma inmortal.
-                  Contra la Historia, por dejar de lado los ejemplos santificantes de los Santos Padres (Abraham sacrificando a su propio hijo, los Pontífices instando al exterminio de los herejes cátaros…) y otorgar protagonismo a las clases subalternas en su sempiterna lucha para abandonar la posición de obediencia que el Señor nuestro Dios les había atribuido en su infinita sabiduría.
-                  Contra las Lenguas Extranjeras, que ya dijo el César Carlos V que la única que servía para hablar con Dios era el recio castellano (que él, prácticamente, ignoraba…)
-                  Contra el Dibujo, por su gravemente peligrosa inclinación hacia el estudio de las líneas curvas.
-                  Contra la Geografía, por insistir tercamente en la redondez de la Tierra.
-                  Contra las Manualidades, por la propia viciosa incitación a que conduce su nombre.
        Es así que, si se tiene la fortuna de contar con un juez favorable y una administración adepta, conseguiremos que nuestros hijos lleguen a la Selectividad habiendo superado sin mancha y con aprovechamiento su escolaridad infantil y el Bachillerato, reduciendo el número y calidad de sus conocimientos a aquello que verdaderamente puede serles de provecho en el futuro: el Catecismo del padre Astete. Nihil obstat.