Y…¿después de Gaza?

 

Nadie puede poner en duda, las continuas imágenes cantan, la furia asesina y destructora que ha desencadenado el estado de Israel, en respuesta al brutal atentado del 7 de Octubre de 2023, argumentando que es su derecho a defenderse. Los apoyos a Israel son patentes, en especial por parte de EEUU, ya sea con Biden o cono Trump, y la mirada para otro lado de los países europeos y otros. Destacable igualmente resulta la diferencia de trato que recibe éste conflicto o el de Ucrania; a los refugiados que vienen de este último país se les recibe con los brazos abiertos, las condenas y las sanciones al país agresor no pueden ser mayores, nada de esto sucede con la escabechina aniquiladora de Israel y sus colonos, en Gaza y Cisjordania, al igual que no son recibidos con los brazos abiertos sino con muros, concertinas, centros de internamiento…a los morenos que vienen del sur.

Pankaj Mishra (Jhansi, Uttar Pradesh, India, 1969) en «El mundo después de Caza», editado por Galaxia Gutenberg, relaciona, casi podría decirse pone en paralelo, la Shoa y la destrucción de la franja de Gaza, y sus habitantes. Ya desde el Prólogo, el escritor expone su visión y su propósito al escribir este libro, casi como respuesta a las prohibiciones y cancelaciones de conferencias que ha sufrido por acusaciones de antisemitismo y de hacer el juego a los terroristas, o similares, al igual que le ha impulsado la desorientación moral, por no decir la quiebra, que observa en el mundo, y en los medios de comunicación e intelectuales que entonan, sin más, las coplas del karaoke impuesto por los poderosos. Hay varios puntos claves en su enfoque, por una parte subraya la línea de color, señalada por Orwell y por W.E.B. Du Bois, que funciona en general y en el mismo seno del estado de Israel, lo que va asociado a la diferencia entre el Norte Global, supremacista, con dejes identitarios y racistas, y el Sur global, que en su mayoría está compuesto por países anteriormente colonizados. Siguiendo esta vía, defiende cómo en el primero, la Shoa, juega un papel esencial, mientras que en el segundo la primacía la ocupan los procesos descolonizadores. En el caso concreto que le ocupa, saca a relucir que el genocidio contra los judíos se comete en Europa y a ésta no se le ocurre ceder parte de Polonia, que fue el escenario fundamental en la empresa del horror, sino que tras barajar Uganda, dirige su plan hacia Oriente Medio, a Palestina, ninguneando a los que allá viven. Si el genocidio nombrado provocó una culpabilidad metafísica, en palabras de Karl Jaspers, en la medida en que la responsabilidad sobre lo acontecido recaía sobre todos los ciudadanos europeos en la medida en que no se habían implicado en la lucha contra semejante desastre, siendo así responsables en cierta medida del crimen al por mayor. La primera parte enfatiza en el desprecio al Otro, destacando la percepción que en India se daba a los musulmanes al tiempo que cierta glorificación al sionismo; se pone a sí mismo como ejemplo de admirador de algunas figuras del sionismo como el militar Dayan y las maravillas de algunas películas, comoÉxodo, que contaba la aventura de los judíos en busca obstinada de un refugio. El conocimiento in situ de lo que sucedía en Israel y el salvaje comportamiento de dicho estado con los palestinos le produjeron una conversión ue le hizo ponerse del lado de los oprimidos, de los perseguidos, de los palestinos; «a mí me resultaba atroz el abuso que los judíos israelíes estaban perpetrando sobre los palestinos en el siglo XXI, décadas después de que terminara formalmente el régimen occidental de colonialismo racista». En el repaso que realiza sobre el surgimiento y desarrollo del antisemitismo, afloran ciertos personajes que con sus proclamas eran claro antecedente ideológico, y conductual, de lo que luego llegaría con la instalación de la fabricación de cadáveres: así Henry Ford, Wiston Churchill y…alguno de los pioneros del sionismo como Jabotinsky, que predicaba el uso de la fuerza y la pureza racial de los judíos frente a los árabes, degenerados, y que al final ha vencido en la práctica a otras corrientes más tratables…No hace falta ni decir que Netanyahu, al igual que anteriormente Begin, siguen las doctrina de dicho personaje de ideas cuasi, o plenamente, fascistas. Jerarquías de los humanos, por el color de la piel (ellos dirán raza), propuestas de eugenesia, limpieza étnica…que con sus más y sus menos, son valores que se imponen en Israel, dependiendo de la procedencia de los que llegan, sin hablar del trato con respecto a los árabes, palestinos…Es la reivindicación de una sociedad viril, militar, con unos valores masculinos y agresivos.

Esencial en su ensayo resulta, como queda ya dicho, cierto paralelismo entre la fractura que supuso la Shoa y la Nakba, que, de una u otra forma, continúa, ya que no se redujo a los casi ochocientos mil expulsados, refugiados, que aumentaron hasta casi seis millones tras la guerra de 1973, sino que ha continuado, adoptando la más terrible expresión en lo que se da en estos últimos tiempos en Gaza, y Cisjordania, lo que le hace mantener que tales tropelías asesinas dejarán una huella…después de Gaza, como, reitero, existe, o ha existido, un después de Auschwitz que ha marcado la historia y la conciencia de los humanos (qué otra), en especial de Europa. Destrucción sistemática de edificios, de poblaciones enteras, de hospitales, de escuelas, asesinatos de médicos, de periodistas, miembros de diversas ONGs, sin hacer distingos entre supuestos combatientes y mujeres, ancianos y niños, y ante semejante brutalidad exterminadora el apoyo de EEUU, y un Biden que no se sonrojaba al dar por buenas noticias, a sabiendas de que eran falsedades de tomo y lomo, de Trump…qué decir. Eso sí, siempre esgrimiendo al derecho a defenderse y de la necesaria lucha contra el terrorismo islamista.

En la medida que avanza el análisis, Mishra explora los cambios habidos con respecto a la aceptación y elogio de Israel, como lugar en el que pueden vivir los judíos sin ser amenazados, instalación sionista que en sus primeros tiempos tenía unos ciertos aires de izquierda y socialista, lo que le atrajo simpatías por parte de algunos célebres supervivientes, Jean Améry y Primo Levi que vieron con buenos ojos el nuevo Estado, si bien el primero sufría por las torturas -que el había sufrido en manos de la Gestapo- que en Israel se sometía a los detenidos árabes, otras personalidades de izquierda también vieron con buen ojo y esperanza el nacimiento de aquel estado como pago al sufrimiento padecido por los judíos, lo que no quita para que los citados ya algunos otros alertaran contra el camino que estaba llevando a cabo el estado de Israel; oponiéndose a dicha instalación y a la deriva autoritarias y militarista de Israel se mostraron abiertamente Hannah Arendt o Albert Einstein, entre otros (Victor Klemperer o Stefan Zweig o Pierre Vidal.Naquet), a los que el autor da voz, que alertaban contra la deriva colonialista, racista y autoritaria del estado de Israel. Es de destacar las referencias que el autor dedica a escritores, filósofos y otra gente de cultura en lo que hace a esta cuestión (Jean Genet, Günther Anders, Dorothy Thompson, Simone Weil, Natalia Ginzburg, Boaz Evron, James Baldwin, George Steiner, Zygmunt Bauman, Tony Judt, Manès Sperber, Philip Roth, Franz Kafka, Asmos Oz, …). No obstante, el giro se dio cuando desde el ámbito de la nueva izquierda se comenzaron a establecer lazos de solidaridad con el maltratado, y ninguneado, pueblo palestino, lo que iba a la par al tiempo con la notoria derechización de los gobernantes israelíes, muy en concreto Begin, que seguía la senda de algunos líderes del sionismo más derechista y cuasi-fascista, que luego sería encarnado por el Likud, del que forma parte el actual gobernante Netanyahu y que desde los tiempos del nombrado Begin han estado, salvo alguna excepción, a la cabeza del Estado de Israel …A partir del primero de los nombrados se comenzó a usar como justificación de su política el recuerdo de los seis millones de asesinados (la Shoa) y el propósito de que no volviese a repetirse…argumentos que contradecían la mala fama, y el peor recibimiento que sufrían los supervivientes, que no eran bien mirados, ya que si habrían sobrevivido fue debido a que habían trampeado o comportamientos oscuros, siendo así seres nada ejemplares; se instaló así un dominio de los askenazis, que fueron ocupando los puestos de poder, que mostraban, por otra parte, un desprecio notable y agresivo con respecto a los árabes y a los judíos que llegaban de tales países. Este recurso a los millones de muertos ha sido usado como supuesto argumento por Netanyahu y compañía, trayendo a colación éste último a Anna Frank como imagen de los aterrorizados niños judíos ante el ataque de Hamas…usando tal símil con el añadido de que nunca más puede darse otra Shoa, que es lo que pretenden -según dicen- los árabes, lo que supone que no se puede repetir la imagen de los judíos del gueto que iban al matadero como corderos, que han de ser reemplazados por la imagen del fornido soldado, dispuesto a morir por la patria y a ampliar el espacio vital (Lebensraum) de Eretz Yisra´el…apropiándose de las tierras palestinas con el horizonte de completar su soñado Gran Israel.

Así, si para algunos la experiencia de la perseguida solución final al problema judío, Endlösung der Judenfrage, marca una visión política e ideológica, para otros el centro de gravedad reside en el recuerdo de las bestialidades, masacres,esclavitud, campos y demás cometidas por el colonialismo; dos narrativas confrontadas. Tal diferencia está en la base de la re-evaluación que propone Pankaj Mishra, de las narrativas sobre el siglo pasado que marcan el presente y que de hecho suponen un verdadero abismo entre el Norte y el Sur, dándose una incomprensión, un verdadero impasse. En este orden de cosas, el ensayista expone ciertas preguntas: ¿importan más unas vidas que otras?, ¿cómo se construye la identidad en nuestras sociedades multiculturales? y ¿cuál debería ser el papel del Estado-nación? ¿Acaso el hecho de que Occidente se haya centrado en los crímenes del nazismo y del totalitarismo comunista le ha impedido hacer un examen más detallado de su pecado original, que es la supremacía blanca? ¿Por qué lanzaron los multimillonarios estadounidenses una serie de campañas para desacreditar a los manifestantes de los campus universitarios , contribuyendo a que se les aplicaran sin piedad las medidas más duras? ¿Por qué fueron despedidos los académicos, periodistas, destituidos artistas y pensadores, vetado el acceso a la gete joven a un puesto de trabajo sólo por mostrarse desafiantes ante el consenso a favor de Israel? ¿Por qué Occidente, al tiempo que defendía y protegía a los ucranianos de un ataque ta cruel, excluía a los palestino de manera tan flagrante del grupo de los que merecen alguna obligación y responsabilidad humana?, ¿ Dónde está la voz de los intelectuales? etc., etc., etc.

En cierta medida Gaza, y lo que a este nombre va asociado, supone, en opinión del ensayista, un cambio de tercio, en el panorama político en el que las tendencias autoritarias están en claro ascenso, lo que coincide por otra parte, con que el apoyo más decidido, y sin matices, a la política israelí viene de la mano de los gobiernos y organizaciones más derechistas, antisemitas de toda la vida, que pasan por alto el caso omiso que el estado de Israel hace a las decisiones de diferentes organismos internacionales (ONU, CPI, TJI), a la vez que destierra los principios más básicos de una democracia que se precie. Trae a colación diferentes escenas que le producen verdadera nausea…fotos de una padre sosteniendo a su hijo decapitado en Rafah, o las escenas difundidas en TikTok de civiles y soldados israelíes burlándose del sufrimiento de los gazatíes, o vacilando con la ropa interior de las mujeres palestinas, y el hambre, la desatención médica provocada, muestras de una ceguera moral que al ser difundidas han de tocar la sensibilidad de quienes las vean a no ser que quien las vea sea un mármol, sin sentimientos. El paso inicial de todo victimario es animalizar a la víctima.

No cabe duda de que la mirada de Mishra es sagaz, y pisa fuerte en el repaso que da entrelazando, el sionismo, la Shoa, el tránsito del antisemitismo al filosemitismo (el ejemplo alemán es paradigmático), la Nakba, el apartheid,..y el resto, viéndose, como él mismo aclara, que no han faltado sus visitas a la zona con los consiguientes contactos palpando los problemas relacionados con los obstáculos en lo que hace a la libertad de expresión…experiencias que le llevan a lanzar un grito de alerta ante lo que viene, o puede venir, proponiendo un rearme moral; en su recorrido afloran ciertas pinceladas acerca del mal humano, y el análisis de la ideología sionista, el papel, más bien el silencio, de los intelectuales, y las huellas que las atrocidades de estos últimos meses dejarán en la psique de los humanos, siempre que estos no se dediquen a no ver, no oír, y solamente hablar las palabras de quienes dominan el cotarro. Especial tirón de orejas a no pocos intelectuales que no se enteran, o no quieren hacerlo. ¡ Ay Gaza, ay humanidad!

No es descabellado ver en el recorrido de Pankaj Mishra ciertos aires de familia con el palestino Edward Said y su Orientalismo.

Y para acabar: «Los que se oponen a los actos de salvajismo de Israel, y la propaganda occidental por omisión y confusión, no pueden aspirar a mucho más. Se arriesgan a margarse la vida entera con el fracaso. Pero sus expresiones de indignación y sus hazañas solidarias tal vez hayan aliviado, en parte, la extrema soledad de los palestinos. Y son, también, los depositarios de cierta esperanza para el mundo después de Gaza».

Por Iñaki Urdanibia para Kaosenlared
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