
Vota corrupción
  Esto es lo que se deduce del resultado del Publiscopio del pasado domingo del diario Público.
  En la fase de la trama Gürtel en la que nos encontramos surgen por todas partes evidencias de una generalizada corrupción en el PP. Sin embargo, si se celebrasen ahora elecciones generales, un 43 por ciento votaría al PP y sólo un 38 al PSOE. Los conservadores sacan una diferencia de 5 puntos a los socialistas. Total, 2,5 millones de socialistas y 550.000 peperos se pierden como votantes. Esta es la interpretación del sondeo del propio periódico que lo ha confeccionado. En suma, los vicios privados se han convertido en virtudes públicas por el arte de la política y la magia de las urnas de futuro. La democracia, frágil como un vaso de Bohemia, mentirosa y trucada como una mala sesión de ilusionistas, poco a poco se desmorona pese a que parezca que nada se resiente y todo sigue igual. Los 3 millones, entre socialistas y votantes del PP serían una desbandada de hartos, 3 millones de abstenciones. A este paso, a lo largo de los años, si la política se privatiza también como hacen con todo los neocons del PP, y no deja de ser un filón a explotar en provecho particular y exclusivamente partidista; si no es un espacio donde los políticos deben gestionar con esmero los intereses públicos y el bien común… la política será una actividad maldita.
  Porque en las actuales condiciones, a juzgar por la distancia entre PP y PSOE justo cuando más se va extendiendo el tufo de la corrupción, parece que la corrupción atrae, que la corrupción mola, que la corrupción da morbo y, lo que es más penoso: se la premia. En último término,  parece que la única salida sería votar todos corrupción, convertir al país en una colosal cueva de ladrones. ¿Será ésta la única manera de excitarnos, de volver a interesarnos por  la Política, la única solución para dejar de vomitar sólo con nombrarla porque todos hemos acabado corrompidos?