Viaje al siglo XVIII con Olga Tokarczuc
Por Iñaki Urdanibia
La escritora demuestra con esta novela de clara vena histórica que es una corredora de fondo y lo digo por el tema abordado y por la profundidad y rigor con que lo hace. Centrando su mirada en las andanzas del rabino y astrólogo Jacob Frank ( 1726-1791) que tenía pretensiones de ser la encarnación del mesías, la escritora abarca a su paso el escenario sobre el que se despliega la vida y las ideas de tan singular e influyente personaje, cuya sombra desbordó los límites del judaísmo que es en el seno del que nació, mostrando dentro de esa misma comunidad una clara tendencia heterodoxa, que seguida por sus discípulos originó una escisión sectaria que reivindicaba el frankismo ( no confundir con otro de nombre similar). El puntilloso seguimiento de este singular personaje nos arrastra al conocimiento del fenómeno mesiánico que en aquellos tiempos de Ilustración estaba en boga en las filas judías, que por otra parte sufrían ciertos cambios debidos a factores económicos.
El que avisa no es traidor y ya en la portada se señala con meridiana claridad a quienes es susceptible de llegar el libro: Memorial para los sabios, reflexiones para mis compatriotas, instrucciones para los laicos, distracción para los melancólicos, como se puede observar el abanico es amplio y no le falta razón ya que ciertamente en las páginas casan a la perfección la prosa y las historias que se deslizan acompañadas de datos y rigor sin par. Estoy refiriéndome a «Les Livres de Jacob o el gran viaje a través de siete fronteras, cinco lenguas, tres grandes religiones y otras menores» ( Les Éditions Noir sur Blanc, 2018).
Se puede aplicar al libro aquello de que el tamaño no importa si nos referimos la estanpida que pueden provocar el volumen de la obra con mil páginas pasadas, al mismo tiempo que puede considerado una bendición en la medida en que desde la primera página a la última nos vemos entregados a una locuaz e infatigable Sherezade que enlaza las mil y una historias que se van sucediendo en base a datos y documentos históricos y una desbordante imaginación sin cuento. Siete libros( de la niebla, de la arena, del camino, de la cometa, del país lejano y de los nombres) y treinta y un capítulos van dando cuenta de las andanzas alucinadas del nombrado Jakob y acompañándole las tradiciones, las creencias , los textos considerados sagrados como el Zohar y un amplio cúmulo de personajes.
Al hablar del siglo XVIII lo primero que viene a la mente son las Luces, les Lumières, , la Ilustración, Aufklärung o el Enlightenment – dependiendo de la geografía–, más de aquel sapere aude y la invitación kantiana de superar la minoría de edad, caminaban a la par, en la sombra, algunas tendencias basadas en la superstición, la superchería y en los valores de la heteronomía que impedían a los humanos alcanzar su autonomía; es el caso, pues Jakob era un hereje para con su religión que provocó un cisma, y un tránsfuga de libro ( de Libros podría decirse) ya que del judaísmo acabó en el cristianismo tras haber pasado por el islam ( no está de más tener en cuenta que la obra se sitúa en una época en la que las tres religiones de Libro convivían en tierras polacas, tras los pogromos de los cosacos rusos en el siglo anterior, como no está de más tampoco que en los tiempos retratados el lugar era considerado un verdadero paraíso para los judíos). Era considerado como un mago que se movía al margen de la ley, libertino, convencido de que él era el Mesías y con tal megalómana pretensión surcó las tierras europeas, siempre con el propósito de que su pueblo viviese en seguridad y que fuese respetado como lo eran los demás.
La escritora va retratando al personaje y todo conduce a pensar que estamos ante la creación de la imaginación calenturienta de la autora del libro, mas de ninguna de las maneras ya que el personaje existió y la magia que rodea a Jakob responde a la realidad de su aura que se ve brillar en medio de situaciones trágicas, maravillosas y en geografías que nos son presentadas con indudable tino ( bulliciosos mercados, artesanos, los extensos campos en los que se desarrollan los primeros amores, las bodas, los textos dichos sagrados, su profundo estudio, los momentos de devota oración, y su enseñanza a los niños del lugar…risas y llantos).
Desde las primeras páginas nos vemos envueltos, casi podría decirse que empapados, por las historias, por la puntillosa descripción de los personajes, de los núcleos urbanos con su arquitectura, con sus edificios y las vestimentas de sus habitantes, y el naturalismo sobresaliente con que son presentados los paisajes, y en medio de este escenario y estos protagonistas dispares ( rabinos, obispos, gente del pueblo llano…) se perfila una clara impronta de la lucha contra la opresión, muy en especial de las mujeres y de los extranjeros, y no menos los resabios de rebelión frebnte a los dogmas impuestos de la religión, de la cultura y de la política. Ya en el capítulo cuarto aparece uno de los personajes de indudable peso en la novela, el padre Chmielowski que se erige en el primer autor de una enciclopedia polaca, mostrando una honda confianza en el poder de la literatura como forma de conocimiento, erigiéndose en una rara avis que defiende cierta forma de ilustración en medio de un ambiente absolutamente dominado por las creencias religiosas, en un escenario en el que la lucha entre la luz y las tinieblas está en primera línea, siendo un eje que atraviesa geografías y fronteras. Es difícil no gozar con las ingenuas enseñanzas y conclusiones que se exponen en unas páginas de este enciclopedista que a diferencia de la obra de los philosophes franceses más que romper con el pasado, trataba de recopilar los saberes tradicionales.
No le falta humor a la escritora que retrata en sus más nimios detalles la personalidad del tal Jakob, llegado al lugar a mediados del siglo XVIII y sembrando el escándalo con sus irreverentes prédicas ( en una especie de aplicación de la tendencia de cuanto peor, para la humanidad, mejor para la llegada del salvador: el incesto permitido, la sodomía y la poligamia también, ningún problema para comer cerdo o pan no casher…), hasta el punto de ser considerado por algunos como el Lutero del judaísmo, y de sus epígonos, destacando la constatable contradicción que se da en este caballero que nadando en la abundancia lleva una vida frugal , de pobre de solemnidad, y que concilia la fe con las transgresión como forma de alcanzar una verdadera unión entre vida y virtud, entre lo humano y lo divino y facilitar la llegada del Mesías ( es decir de él mismo); como tampoco se le escapa de las manos el control de la diseminación de historias, de hilos argumentales, y de medios para llevar adelante su retrato panorámico ( conversaciones, cartas, disputas teológicas, tanteos hermenéuticos y los saltos por encima de fronteras con las consiguientes particularidades nacionales…se mueve así la historia en el ámbito de la novela histórica pero con una extensión hacia lo reflexivo que hace que las lecciones y cavilaciones alcancen el rango de universalidad. Si digo esto último es debido a que las reflexiones que se hacen acerca de las condiciones propicias para el nacimiento de fenómenos de este tipo y los aspectos contextuales ( en un escenario en el que las disputas de ortodoxias y heterodoxias varias en las filas del judaísmo no dejan de bullir) que facilitan su extensión son francamente aleccionadores, del mismo modo que algunas posturas utilizadas por los rabinos judíos acerca de los crímenes rituales que cometían sus adversarios, los frankistas, al cabo de los años sería aplicado a ellos mismos, en puesta en acto de aquello que dijese Karl Marx, en la senda hegeliana, de que la historia se repite como tragedia y como farsa.
Un mundo en el que las luchas inter-religiosas dominan el panorama y las conversiones van a la par que las variaciones del líder mesiánico, lo que provoca franco malestar en quienes ven mermadas sus filas o , al contrario, originando satisfacción en quienes veían que las suyas engordaban….y vemos la difusión del frankismo más allá de su lugar de génesis y desarrollo inicial por los lares de Turquía, Grecia, Ucrania, Rumanía, Alemania y las estancias en diferentes capitales ( Smirna, Lwow, Varsovia, Viena y otras cuyos nombres ha cambiado el paso del tiempo); paseamos igualmente por diferentes aldeas, y si los caminos del señor son insondables en esta ocasión resultan palpables en sus olores, colores y hasta sabores, que se amplían en la medida en que se amplía las zonas de influencia de la secta nombrada. La travesía que propone Olga Tokarczuk no se realiza con patitas de paloma sino que avanza con la potencia de una apisonadora, que pisa fuerte allá por donde camina, lo que se traduce en los análisis de las disquisiciones y razonamientos entre diferentes vertientes del judaísmo y sus respectivos líderes, cuyas interpretaciones y enseñanzas eran bien conocidas por Jakob, sirviéndose de ellas ( con la influencia decisiva del herético del siglo XVII, Sabbataï Tsevi) para dándoles su sello personal ampliar su influencia y difusión no solamente entre el pueblo llano sino también entre gentes de honda cultura, lo que le llevaba a codearse con los sectores cortesanos, a ser admirado más también vilipendiado y perseguido a sangre y fuego, encarcelado durante más de una decena de años, igual que sus fieles seguidores y sus herederos.
No me corto a la hora de repetirme al decir que la fantasía y la imaginación de Tokarczuk da un aire de magia a hechos y personajes no inventados sino reales, lo que hace que a lo largo de la lectura nos sintamos aprehendidos por lo maravilloso, sello que casa como guante en mano con el ambiente en el que se desarrollan las historias….en esta magna obra que presenta ciertos aires de familia con los clásicos textos de historia de las mentalidades, en un ritmo alborotado que coincide con el alboroto de los narrado, que toma el pulso de una manera realmente original del estado de la ciencia y otros saberes, de la religión, de la sociedad y de pensamientos alucinados que alucinaron al menos a quince mil fieles del tal Jakob Frank.
La novela fue finalista al premio Femina extranjero 2018, incluido entre los cien mejores libros del año 2018 por la revista Lire, recibió el premio Jan Michalski de literatura del mismo año al igual que el premio Transfuge a la mejor novela europea; en fin, el placer de la lectura que es completado con las reproducciones de diferentes grabados tomados en su mayoría de las colecciones de la Biblioteca Ossolineum de Wroclaw…