Uruguay. Esto se llama profundización gradual del capitalismo
Por Antonio Elías.
Para comprender la pregunta “Danilo: ¿Esto se sigue llamando revolución?” es necesario recordar que el Cr.Danilo Astori fue: un referente económico de la izquierda uruguaya en la lucha contra la dictadura y los gobiernos de Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle; un solvente y prestigioso decano de la Facultad de Ciencias Económicas; uno de los principales soportes en la creación del Instituto Fernando Otorgues fundado y presidido por el Gral. (r) Líber Seregni en la década del 90.
Innumerables escritos muestran su compromiso con el pensamiento histórico de la izquierda uruguaya en relación a la deuda externa, la reforma agraria y la unidad latinoamericana, entre otros. Sus méritos en ese período son indiscutibles. No en vano encabezó todas las listas al senado por el Frente Amplio en 1990 y encabezo la lista más votada en 1995.
Como ministro y vicepresidente, sin embargo, hizo exactamente lo opuesto a lo que por décadas propuso no sólo él, sino sobre todo el programa del Frente Amplio. En efecto continuó las políticas de profundización capitalista, tales como: el predominio del mercado sobre el Estado a través del sistema regulatorio y de la reducción de la inversión pública; la apertura externa – impulsó el TLC con los Estados Unidos y el ingreso al acuerdo de libre comercio de servicios (TISA) – en desmedro de los acuerdos regionales; priorizó el pago de la deuda externa sobre la deuda social; implantó un Impuesto a la Renta de las Personas Físicas que es fundamentalmente un impuesto a los salarios; fomentó la Inversión Extranjera con mayores exoneraciones y concesiones de zonas francas con la consecuente extranjerización y primarización de la economía. En síntesis, privilegió los negocios de unos pocos ante las necesidades de la mayoría y el desarrollo autónomo del Uruguay.
El coyuntura nacional e internacional fue ampliamente favorable para la implantación del modelo económico que impulso Astori. En lo político, el gobierno del Frente Amplio tuvo mayoría absoluta en el parlamento hasta hace unos pocos meses, lo que permitió que se aprobaran todas aquellas leyes que no requieren mayorías especiales.
El Dr. Vázquez le brindó un apoyo total, en particular en su primera presidencia, cuando designó al equipo económico – incluido los directorios de los bancos públicos – bajo el criterio de la uniformidad: un equipo “consistente y coherente” internamente, demostrando su incapacidad para reconocer e incorporar la parte de verdad que tienen otras posiciones que no sean las propias, incluso las que se expresaron en el programa aprobado en el Congreso “Héctor Rodríguez” del Frente Amplio en 2003.
En lo económico, el mercado internacional fue hasta 2012 el más favorable de las últimas décadas, hubo un incremento sustancial de los precios de las materias primas que exporta nuestro país y toda América Latina. En ese marco el Producto Bruto Interno creció en forma importante desde 2004 a 2012, en porcentajes muy altos porque se estaba saliendo de una de las crisis más profunda del país.
El movimiento sindical, que forma parte del proyecto común de unidad de la izquierda, critico fuertemente su política económica y la enfrentó con paros y movilizaciones, pero tratando de evitar una confrontación de tal nivel que desestabilizara al gobierno y facilitara el regreso de la derecha al control del poder ejecutivo.
En resumen, tuvo todas las condiciones para desarrollar otro tipo de políticas, en particular, aquellas que propuso y defendió durante tantos años. Sin embargo, implementó una estrategia de profundización del capitalismo basada en una política de conciliación de clases asimétrica que brinda grandes beneficios a los capitalistas y migajas a los trabajadores, a la vez que está acompañado de asistencialismo a los sectores más pobres.
El problema fundamental es que los beneficios legales recibidos por los trabajadores, en base a su lucha, pueden ser reversibles por cualquier gobierno, en tanto se pueden modificar o derogar leyes, decretos y resoluciones. Los beneficios del capital transnacional están fuertemente protegidos por tratados de protección de inversiones y de libre comercio que garantizan que en caso de incumplimiento del Estado este deban enfrentar demandas internacionales y pagar enormes indemnizaciones. Tampoco puede desconocerse que los subsidios ya otorgados a las empresas nacionales no pueden ser revocados porque enfrentarían juicios con costos muy altos.
Esta desigualdad jurídica entre el trabajo y el capital se expresa con meridiana claridad cuando, como sucedió en 2015 y 2016, hay mínimos niveles de crecimiento, devaluación e inestabilidad cambiaria, inflación cercana al 10%, déficits fiscal de casi 4% y crecimiento del endeudamiento que hacen que el Estado aplique políticas de ajuste.
En ese marco se inscribe el proceso de ajuste de las cuentas públicas impulsado por Astori, llamado “moderación y prudencia” y “consolidación fiscal”, que impactó negativamente en el nivel de vida de los trabajadores y pasivos, tanto, a través del aumento del IRPF y IASS, como por la falta de presupuesto para atender adecuadamente los servicios básicos, tales como la educación y la salud-. Los capitalistas, en cambio, no serán gravados para no afectar el modelo de acumulación impuesto por el gobierno. Además, como hemos señalado anteriormente, están en gran medida “blindados” por los tratados internacionales y por el sistema regulatorio nacional.
En resumen, la conducción económica de Astori no pasará a la historia como revolucionaria, ni como izquierdista, ni como nacionalista. No se mejoró la distribución del ingreso y la riqueza entre el trabajo y el capital; no se redujo sustancialmente la pobreza medida por necesidades básicas insatisfechas; se extranjerizo la economía con la venta de tierras y empresas y creció el número de actividades y empresas en zonas francas; se primarizó la economía y somos cada vez más dependientes. .
El otrora referente de la izquierda uruguaya es ahora elogiado y alabado por los representantes de Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Las razones están a la vista.
Por Antonio Elías.