Un juzgado desestima la palabra de la policía contra diez detenidos, que son absueltos
«No es habitual que pase algo así. Lo habitual es que el procedimiento continúe», afirma Beatriz Monasterio, abogada de una de las diez personas detenidas durante las cargas policiales que cerraron la manifestación del 11 de julio en apoyo a las cuencas mineras. El juzgado de instrucción número 34 de Madrid ha sobreseído las denuncias que presentó la policía contra ellas por «desórdenes públicos, resistencia, desobediencia y atentado».
El auto, con fecha de 10 de septiembre, desestima una por una las razones argumentadas en el atestado policial para justificar la detención de estas personas, algunas de las cuales han asegurado no participar en la manifestación del 11. El escrito considera, antes de analizar cada una de las acusaciones lanzadas contra las personas detenidas, que «ninguna constancia hay en autos de que actuaran en grupo, ni de que sus distintas conductas […] tuvieran como finalidad subvertir el orden público y alterar la paz social».
El juzgado considera que el otro rasgo común que el atestado atribuye a todos los detenidos, la estética «radical antisistema», no es «suficiente para imputar a los detenidos» las acusaciones de desórdenes públicos. Y añade: «se desconoce cuál sea» esa estética radical antisistema.
La manifestación de apoyo a los mineros había sido convocada por la plataforma Hay que pararles los pies, una coalición madrileña de sindicatos de base y de empresa. El atestado policial de las detenciones habla de una participación de 2.500 personas, y de la presencia de «numerosos grupos de estética radical». Este mismo también dice, una vez terminada la manifestación a las 22h en la Puerta del Sol, 500 personas comenzaron a tirar objetos y bengalas contra la fila de antidisturbios, motivo por el que éstos comenzaron a cargar.
«Si 500 personas se hubieran puesto a tirar objetos en plena Puerta del Sol en ese momento se habría dado una auténtica batalla, y habrían resultado decenas de personas heridas, entre ellas muchos agentes de policía», razona la abogada Beatriz Monasterio. Los testimonios recogidos a través de vídeos y fotos dan otra visión de lo ocurrido: después de que individuos aislados tiraran las bengalas, las cargas desalojaron la Puerta del Sol y a su paso llegarían a irrumpir en la cola de un estreno de cine, a herir a personas que se habían manifestado pacíficamente o que ni siquiera habían participado en las protestas, y a detener a otras 10 personas.
El defendido de Beatriz Monasterio fue una de las personas a las que la carga les pilló completamente desprevenidas. Según el escrito de defensa, el joven «regresaba de trabajar y de la Facultad de Medicina dónde había acudido a una revisión de examen». En la Puerta del Sol tuvieron que huir de la carga. «Su reacción frente a la situación que se encontró en la Puerta del Sol fue la de abandonar dicho entorno en compañía de su amigo», continúa el escrito de la defensa.
Según el testimonio policial desestimado por el auto, después de detener su huida «a la carrera» la policía le registró la mochila, donde encontró «objetos contundentes». El escrito de la defensa habla de una mochila llena de lápices y cartulinas, que el acusado usa en su trabajo.
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