Umberto Eco
Por José Luis Merino
Mi comunicación con el profesor Umberto Eco coincidió con la fulgurante aparición de su novela El nombre de la rosa. El interés por entrevistarlo venía de mucho antes; fue a partir de la publicación de su libro ensayístico Obra abierta. En esos ensayos, Eco aplicaba diversos estilos de investigación, desde el análisis del lenguaje, a la teoría de la información, donde pretendía identificar una serie de comportamientos observables en muy distintas zonas del arte contemporáneo: pintura, música, narrativa, poesía, cine y en ciertas manifestaciones de televisión.
El profesor me manifestó en una carta que su secretaria no paraba de enviar circulares a “decenas y decenas de periodistas”, advirtiéndoles la imposibilidad de conceder entrevistas.
Él quiso hacer una excepción conmigo mediante esa carta personal. Transcribo un pasaje de ella: Tengo da parte le Sue demande e può darsi che tra qualche mese riesca a trovare qualche momento libero, ma devo onestamente dirLe che ho tenuto da parte altre liste di domande e non so proprio se riuscirò a rispondere a tutte…
Poco tiempo después, el profesor hizo pública la siguiente confesión: “dejé de ser sólo un profesor y empecé a ser un novelista, a ganar más dinero, y mi vida cambió” / “mis ensayos vendían 10.000 copias, y mis novelas, 1.000.000”.
Comprendí la renuncia a participar en entrevistas ajenas a su espectacular exitismo…
[Umberto Eco murió el 19 de febrero, de 2016. Había nacido el 5 de enero de 1932). Su lúcida escritura le ha situado entre los mejores escritores italianos contemporáneos, como Pavese, Montale, Calvino, Quasimodo, Gadda, Claudio Magris, Ungaretti, y otros]