Terremoto

 

Temblaron las tierras de Turquía y Siria. Miles de muertos entre los amasijos de hierros-hormigones-cascotes. El seísmo ocurrió mientras los ciudadanos de los dos países dormían. Una gran parte del mundo acudió en su ayuda. Expertos en terremotos, en especial bomberos, llevaban en sus aviones el material completo y su más preciado tesoro, los perros salvavidas, con sus dotes olfativas y sutilísimo oído. El día y la noche se poblaron de aviones con admirables voluntarios. Los distribuyeron en los diferentes lugares donde se necesitaban. El tiempo era oro. Los perros buscaban por todos lados, sin tregua, aprisa-aprisa, seguidos por los expertos.

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La misma celeridad era imprescindible para quienes se habían salvado del terremoto. Era urgente reunirlos, con altavoces y linternas. Proporcionarles ropas, calzados, alojamientos en edificios no dañados. Tenían que dar sus nombres para dejar de ser indocumentados. Los respectivos gobiernos deberían repartirles los primeros dineros y preguntar a las personas mayores qué tipo de medicaciones diarias tenían asignadas y proporcionárselas con dinero de cada estado.

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Con idéntica premura, atenderles en hospitales e improvisados espacios públicos y hospitales de campaña. Cuantos más se puedan organizar desde el exterior, mejor. En especial para Siria por ser un país más pobre y menos preparado.

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Precisaban utilizar excavadoras para trasladar a campo abierto, lejos de las ciudades, los miles y miles de cadáveres envueltos en bolsas de plástico (ignoro si en sus culturas existen las incineraciones)

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De igual manera, llevar a cabo excavación en profundidad de pozos sépticos y poner en marcha mingitorios portátiles.

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Ayudas de médicos y personal de enfermería, muy en especial traumatólogos, cirujanos, anestesistas y psicólogos. Es fundamental que haya voluntarios en donaciones de sangre.

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A toda esa muchedumbre reunida en los dos países, hay que alojarla en espacios adecuados, hoteles-escuelas-cuarteles e incluso construir barracones, tiendas de campaña o similares.

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Habilitar espacios para dar de comer a la gran cantidad de personas allá concentradas. Además de combatir las bajas temperaturas con ropa de abrigo, mantas térmicas, estufas, a la vez de leñas de fuego callejero, etcétera.

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Cuanto aquí se ha descrito sin pericia alguna, nada hubiera sido posible sin los arrestos de media docena de hombres y mujeres, quienes decidieron tomar el mando para acudir a los medios de comunicación a que expandieran la noticia al mundo. En cuanto a lo interno, comunicarse con la policía-militares-aeropuertos-hospitales, en tanto se encargaban de atender a los heridos (llevándolos a los hospitales) y proporcionar ropas de abrigo, además de hacerse con leñas para el fuego callejero. Esos líderes son los héroes anónimos de este espeluznante suceso.

Imagen de portada: Terremoto en Turquía. : Flickr | Detalles de la licencia

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