Sonrisas con estilo
Por José Luis Merino
Asombroso, carnalísimo, rompedor, exquisito, ingenioso y tres mil apelativos más para calificar al escritor francés Raymond Queneau (1903-1976), por su libro Ejercicios de estilo.
El escritor francés cuenta lo ocurrido en una parada de autobús. Unos tipos riñen. Dos horas más tarde, ve a uno de ellos, hablando con un amigo, y éste le dice que debería ponerse un botón más en el abrigo. Ahí acaba la historia. Queneau ha necesitado doce líneas para contarlo. A partir de esas doce líneas, repite la historia 98 veces. Siempre sobre lo mismo, y siempre radicalmente distinto.
La imaginación al papel. La imaginación nos será más provechosa si nos cuidamos de no acercarla al poder. Basta con depositarla en la página en blanco, el mayor tesoro del escritor.
Ejercicios de estilo pone al descubierto la falacia de aquellos escritores empeñados en contarnos historias en apariencia nuevas, cuando en el fondo están dándonos lo mismo. Todo lo contrario al quehacer de Queneau. Una misma historia la convierte, por arte de birlibirloque, en 98 historias.
Homeopatía del verbo. Psitacismo narrativo. Polisépalas libérrimas. Metástasis de descacharrante dicción. Epéntesis de semejanzas con lo anterior… y una larga alfombra de terciopelo que acaricia los pies de la cabeza del lenguaje. Eso es lo que pasa por la cruzadísima cabeza encantadora del juguetón Raymond Queneau.
[Queneau frecuentó la poesía, la novela, el ensayo y el periodismo. Fue integrante de la Academia Goncourt y la Sociedad Matemática de Francia. Dirigió la Encyclopédie de la Pléiade. Además de Ejercicios de estilo, su obra más conocida es Zazie dans le métro]