
Sobre preparativos para el juicio final
Conversación con Harald Martenstein en un setal de un robledal de Etxarri-Aranatz
En USA existe un gran número de fundamentalistas cristianos. Muchos de ellos creen que Jesús está a punto de llegar por segunda vez, fenómeno que se denomina the second coming.
Lo que sucederá, según ellos, a continuación será que los cristianos ortodoxos partirán al con él al cielo, técnicamente denominado rapture. El resto de la población, los no creyentes, seguirán en la tierra. Y claro está, a muchos cristianos de estos fundamentalistas les preocupa sobremanera qué va a pasar con sus animales caseros, con su perro y su gato. Porque en el cielo no se permiten animales.
Hace un tiempo el Washington Post hacía público que en USA existe un seguro especial concebido para este caso de urgencia cristiana. Una empresa denominada Eternal Earthbound se ofrece a que sus trabajadores se preocupen y cuiden sus perros y gatos por 135 dólares tras la partida al cielo de sus señores y dueñas. Todos los trabajadores serían ateos comprobados, sin la menor duda y con garantía plena de que no partirían al cielo tras la venida del señor de los cielos, pero eso sí, debido a la rapidez con la que todo puede ocurrir, se hace necesario satisfacer de inmediato la cantidad. Se dice que el seguro tendría ya 260 clientes.
He encontrado que también en Inglaterra existe ya una empresa así,
La buena nueva para los ateos es que tras el juicio final cabe esperar que las circunstancias en la tierra sean extraordinariamente acomodadas, que esté garantizado el suficiente güisqui y también marche bien el abastecimiento de pecadores con ositos de goma y chardonnay en abundancia.
¿Pero qué pasaría si de pronto todos se hicieran creyentes y, por tanto, todos partieran al cielo? Un fundamentalista cristiano, que ama a su gato, debiera rezar a diario para que hubiera ateos suficientes en la empresa Post Rapture Pet Care. Además el fundamentalista tiene que confiar en que los ateos sean gente honrada y cumplan su palabra. De no ser así resultaría difícil que el cliente pudiera exigir desde el cielo la devolución del dinero ya satisfecho. ¡La verdad es que a mí me volvería loco esta contradicción espiritual!
Y como aviso a navegantes y por si sirviera, decir que yo sí estaría dispuesto a preocuparme por un perro gratis después del juicio final