Si la Dana no justifica una moción de censura, qué otra cosa lo merece

 

Este fin de semana los reunidos en el 41 Congreso del PSOE puestos en pie dedicaron un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas de la Dana que se abatió sobre la comunidad valenciana un mes antes. El gesto fue seguido poco después, ya en el capítulo de presentaciones al plenario, por el grito unánime a pleno pulmón de ¡Mazón dimisión! ¡Mazón dimisión! ¡Mazón dimisión! Sin duda una reclamación que muchos ciudadanos firmarían sin pensarlo dos veces.

Lo que ocurre es que semejante declaración de intenciones venía a rebufo de otro gesto, en este caso estrictamente político, que desmentía esa posibilidad en el ámbito de su ejecución parlamentaria. Pues fue precisamente la dirección del PSPV la que se opuso a instar una moción de censura contra el presidente de la Generalitat por su nefasta y presuntamente delictiva gestión de la tragedia (por acción, omisión o in vigilando). Petición a todas luces plena de sentido y razón que le había traslado Compromís, su antiguo socio en la coalición de gobierno antes del 28-M del 2023.

Es obvio que esa éticamente exigible y legítimamente exigida moción de censura, a la vista de la relación de fuerzas en el actual Parlament, tenía escasas posibilidades de prosperar. Pero no ninguna, como debió de interpretar a beneficio de inventario la dirección socialista, dado que la solución de la ecuación dependía de la posición final que adoptara Vox. Pero no se dejó opción. Casi sin solución de continuidad, la ejecutiva de los socialistas valencianos (seguramente previa consulta a Ferraz) negó su indispensable plácet para que la mesa de la cámara diera vía libre a la moción. De esta forma se sacrificaba la exigencia pública de responsabilidades a Mazón y su ejecutiva por la colosal incompetencia demostrada durante la Dana, al rédito político-ideológico a corto y medio plazo.

¿Por qué dar por sobreentendido que los de Abascal iban a negar su apoyo a la medida, exponiéndose a ser tachados de cómplices con el danaicida que les había desalojado de la Generalitat, a costa de comprometer su capital político en esa autonomía? ¿No cabría la posibilidad de que Vox se abstuviera en la votación haciendo posible la apertura de un nuevo ciclo político? ¿Acaso no fue gracias a la indispensable abstención de Vox como el sanchismo logró alzarse con el monopolio de la administración de los Fondos Next Generatión? ¿O es que, por encima de la catástrofe, con su computo de muertos y desolación, los socialistas liderados por Diana Morant (que llevó al apestado Ábalos de número dos en su papeleta) preferían no tener de compañero de viaje a la <<fachosfera>> por aquello de la mala reputación?

Una completa farsa, desde el momento en que, para coronar como vicepresidenta de la Comisión Europea a Teresa Ribera, la ministra de Transición Ecológica en fuga de las zonas devastadas, no tuvieron en cuenta la <<alerta antifascista>. Al contrario, se abrazaron a ella como un náufrago. Ferraz y Moncloa forzaron a todo el grupo socialdemócrata del europarlamento para que apoyara las candidaturas de las extremas derechas de Meloni y Orbán. Y ello precisamente cuando el repudiado líder de Vox Santiago Abascal acababa de ser elegido presidente del grupo Patriotas por Europa de Orbán, Salvini y le Pen. Desde la transición en España se han promovido seis mociones de censura, y solo prosperó una contra el PP en 2008 y gracias al imprevisto cambio de chaqueta del PNV en el último minuto.

Pero de lo ya actuado se deduce que la dirección del PSOE ha preferido imitar el <<cuanto peor mejor>> del parvulario leninista. Y eso recrudecería las sospechas sobre el tancredismo de Moncloa a la hora de arribar el hombro (<<Si quiere ayuda que la pida>>) y el tactismo en la aportación de recursos del Estado para acometer las tareas de reconstrucción, incluida la demora en solicitar la asistencia de la Unión Europea (la oferta de la presidenta Ursula von der Leyen tardó diez días en ser atendida). El <<cuanto peor…>> lo padecen todos los afectados directa e indirectamente por el concurso de la brutal Dana y la negligencia oficial. Y el <<…mejor>> hay que imputarlo a los que presuntamente hacen un aberrante y miserable cálculo político de la desgracia como ventana de oportunidad. Llama la atención en este sentido que la delegada del gobierno en la CAV, que en un primer momento sostuvo, con la Aemet y el propio Mazón, que la <<previsión>> era <<levantar la alerta de las 18.00 h) (por no hablar del comunicado del Comité de Crisis de las 23:07 del martes 29 de octubre, luego manipulado), se haya activado como la portavoz de la oposición.

A la larga, la gota malaya de la irresponsabilidad sin cogobernanza de la Dana y lo que le cuelga, puede allanar a esos aprendices de brujo el camino de regreso al poder en la comunidad. Como ocurrió con el desastre del Prestige, que terminó llevándose por delante al presidente de la Xunta de Galicia Manuel Fraga. Manual de resistencia lo llama Sánchez, un copia y pega del fraguista <<quien resiste gana>>. Estatismo de amiguetes.

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