Showbiz, como siempre
La escena política global es una verdadera película. ¿Acaso un Showbiz?
En plena segunda guerra mundial, a inicios del año 1942, con el acuerdo de las superpotencias expresado en la aprobación de la Declaración de las Naciones Unidas, se empleó por primera vez el sentido de la organización que nació en el año 1945, formalmente denominada como Organización de las Naciones Unidas. Esta agrupación de naciones cuya misión esencial es velar por la paz y la igualdad mundial bajo el concepto de libertad, soberanía e igualdad de derecho, ha constituido una esperanza de una humanidad sin guerra, sin hambre, como un árbitro mundial con carácter imparcial y justo.
En la actualidad la forma de actuación de algunos de los estados miembros que la conforman lleva a preguntarnos si esta estructura es consecuente con los fines para los cuales fue creada.
Esta organización que cuenta con la adhesión de más de un centenar de estados miembros, paradójicamente a lo que establece en la carta de la Organización, Instrumento constituyente, de esos 193 estados que la conforman, el destino mundial solamente descansa bajo el mando de 5 estados, las superpotencias mundiales, quienes son miembros permanentes de los 15 que conforman el Consejo de Seguridad. Este órgano tiene como responsabilidad principal el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional y en tal sentido, determinar cuándo y dónde se debe desplegar una operación de mantenimiento de la paz, con las consecuencias que ya conocemos, según diversas experiencias. Una igualdad desigual que incluso se manifiesta dentro de los miembros permanentes, quienes en muchas ocasiones, a la hora de hacer valer su supremacía, no respetan los acuerdos establecidos en la asamblea general.
En el conjunto de las superpotencias, se impone la supremacía de un estado hiperpotente, los Estados Unidos de América, quien ostentando todos los poderes mundiales, tanto en lo militar como en lo económico, actúa como único juez, único policía e interviene en cualquier momento y en cualquier parte del globo terráqueo, directamente o simplemente, en la mayor parte de las ocasiones, dando luz verde a sus aliados para ejercer acciones injerencistas en asuntos de otros gobiernos, las cuales disfrazadas de ayuda humanitaria, en muchos casos, se despliegan en su más cruel forma, con la ejecución de sus invasiones sanguinarias.
Basta con mencionar los acontecimientos ocurridos en Irak, Afganistán y más recientemente en Libia, Siria para destapar las máscaras y entender los falsos pretextos que usan para justificar sus actos inhumanos y egoístas, sin olvidar los intereses políticos y económicos. Y en el afán de materializar su objetivo supremacista de dominar, la vida humana parece no tener importancia. ¿Acaso el objetivo de mantener la paz se logra con bombardeos o con las múltiples intervenciones? Volvemos a preguntarnos, ¿la vía para mantener la paz será el derrocamiento de los líderes populares progresistas, legítimos? Lo cierto es que se convierten en objetivo militar cuando no se someten a su mandato, generando acciones que aseguren el establecimiento de gobiernos alineados a sus intereses.
Y hablando de preservar y promover la paz, la lógica de organizar foros y debates para promover el desarme global evidencia las contradicciones de fondo, o las verdaderas intenciones, si tenemos en cuenta que las industrias armamentísticas que operan bajo sus mandos trabajan intensamente, incluso horas suplementarias. Efectivamente, la industria de las armas, de la guerra, es una industria lucrativa que además se traduce en enormes beneficios a grandes transnacionales, asegurados por algunos de los estados superpotentes, principalmente Estados Unidos.
Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz, SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute), los datos para el mes de abril de 2020 reflejan que el gasto militar mundial tuvo su mayor aumento en una década con alrededor de 1,9 billones de dólares, es decir, unos 1,8 billones de euros con un incremento del 3,6 por ciento en un año, destacando que 5 países acumulan más del 60 por ciento del gasto militar mundial.
El Gigante de América del Norte encabeza la lista con un 38 por ciento, mientras que el gigante asiático China le sigue con alrededor de un 6 por ciento respecto al año anterior e India con alrededor de un 7 por ciento. A estos tres les siguen Rusia y Arabia Saudita, una competencia sin igual donde el mundo conoce una crisis sanitaria que al parecer ni está cerca de llegar a su término. Entonces, entendemos una vez más como una burla estos foros y debates para el desarme global, teniendo en cuenta la superproducción de armamentos, lo cual a su vez incita a la guerra. Entonces, ¿cómo pretenden el desarme global si no frenan la producción y la comercialización de las armas?
Otra situación que compromete seriamente la paz es el narcotráfico. En la lucha contra el narcotráfico, el objetivo es enfrentar el negocio de las sustancias tóxicas, que engloba la producción, distribución, venta y control de mercados. Ciertamente es un negocio lucrativo, por tanto el crimen organizado constituye un desafío para la región donde se desarrolla dicha actividad. En América, Colombia es la principal fuente de producción de materia prima y su elaboración y Estados unidos es el mayor consumidor y aun cuando la Administración para el Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) está presente en varios territorios en Latinoamérica, incluso con la presencia de militares norteamericanos, en Colombia la producción y la distribución sigue en aumento. De ahí que es evidente que la cacería de los narcotraficantes latinoamericanos y caribeños no es tan efectiva, ni el objetivo final y la disputa por los territorios de cultivo es uno de los principales problemas que alteran la paz y la convivencia de toda una nación y afecta a todo un continente.
No obstante, me parece igual de efectivo impedir la distribución y el consumo, frenando la cadena de compradores mayoristas, así como la producción. Efectivamente, todo comercio se rige bajo una relación oferta y demanda, por tanto, disminuir la demanda implicaría una baja en la producción y su posible cese. Esto involucrará un rudo trabajo dentro de Estados Unidos, lo que al parecer no interesa.
Otro aspecto que hay que destacar es el de la guerra mediática orquestada por transnacionales con beneficios y al servicio de las superpotencias. Ya la prensa falla en su misión de informar con imparcialidad y veracidad sumado a que estamos frente a un mundo mediático polarizado en el cual cada quien defiende sus intereses, convirtiendo una profesión tan noble, en un instrumento para la promoción de la desestabilización, de guerras civiles y militares entre la naciones, tergiversando la realidad informativa gracias a las tecnologías, a la distorsión y la mentira, todo eso orquestado por las transnacionales, con fines principalmente económicos, supeditadas a intereses políticos.
Una vez más le damos razón a Malcom X cuando pronunció esta sabia frase: “Si no estás prevenido ante los medios de comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido”. Una manera de evidenciar la implicación de los medios de comunicación en propiciar el terreno para la confusión, la desestabilización.
Por otro lado, líderes laicos mundiales han sido cómplices de invasiones y de asesinos en nombre de Dios. Usan el evangelio para sembrar cizaña dentro y entre los pueblos. Cualquier desacuerdo basta para causar derrame de sangre y así, justificar la invasión de los marines.
Basta con dar una vuelta en la primera República negra, en Haití del año 1986 y observar cómo la enemistad y diferencias entre el partido cristiano demócrata de Haití (PCDH) y el partido social cristiano, causó una división entre el pueblo de dicha nación, concluyendo con la alteración de la paz.
Lobos disfrazados de ovejas es la frase correcta para describir a algunos de estos actores que en nombre de la religión y de Dios, manipulan, tergiversan y propician condiciones de inestabilidad, comprometiendo la paz mundial. Han dominado al mundo durante siglos y siglos con falsas promesas de un mundo sin llanto, un mundo de igualdad y de armonía.
Es más que evidente que las superpotencias mundiales satisfacen su ego e intereses, ejerciendo su supremacía por medio de la hipocresía, apoyados por algunos gobiernos marioneta que ejecutan sus mandos, incluso con la participación de algunos actores religiosos, claro está, sin olvidar la implicación de una prensa polarizada, asalariada y parcial que nos ofrece desde hace siglos obras de terror.
La escena política global es una verdadera película. ¿Acaso un Showbiz? ¿la farándula, el mundo del espectáculo, sólo se trata de tarimas montadas con luces, cámaras, actores y un público? Al parecer, no solamente.
Para entenderlo, basta reconocer y descubrir la actuación hipócrita de algunos medios de comunicación, de algunos líderes y organizaciones políticas y religiosas mundiales con sus obras, desviando atención de sus abominables acciones a nivel mundial. Ya dijimos, como siempre, un showbiz.