Quo vadis , Europa ? ( y II ) : diferentes voces
Por Iñaki Urdanibia
Cuando la fortaleza-Europa funciona , es un decir, como un vehículo averiado y sin frenos realizar diagnósticos no es tarea fácil, a no ser que se caiga en los aplausos de conformidad con lo dado, hasta si es caso como mal menor, o si uno se deja deslizar por los tonos panfletarios …no cabe la menor duda de que ambas propuestas no sirven de hecho más que para: o bien, aceptar el statu quo, o bien para mostrar el descontento ante él. Cabe, no obstante, otra salida más pía ella, que es ceñirse al plano de la jaculatoria que se limita a los buenos, por no decir cándidos, deseos.
Entre las dieciocho voces que se recogen en « ¿ Dónde vas, Europa ?» ( Herder, 2017) hay de todo, o casi, como en botica, y me explicaré. Abiertamente no se dan posturas que elogien el estado actual de cosas, tampoco se oyen proclamas panfletarias, sin embargo sí que hay algunas jaculatorias, que venden buenos deseo, lo cual – qué la vamos a hacer- es comprensible, todo el mundo no va a pensar igual en este mundo plural, ahora bien, o que sí que resulta escamante hasta las entretelas es que algunas de las propuestas nebulosas pertenecen a personajes que han estado implicados hasta las cachas, y en primera fila, apoyando y encabezando las políticas nefastas en lo económico, lo político y lo militar . Baste con nombrar a los intervinientes para que cada cual elija entre las tres mujeres y los quince hombres, por orden de intervención : Marina Garcés, Roberto Esposito, Ramón Cotarelo, Anthony Giddens, Manuel Cruz, Daniel Gamper, Javier Solana, Joseph Ramoneda, Gianfranco Ravasi, Daniel Innerarity, Eva Illouz, Slavoj Zizek, Gianni Vattimo, Santiago Zabala, Victoria Camps, Frances Torralba, Yves Charles Zarka y Noam Chomsky, a los que se han de sumar el Proemio del editor, Raimund Herder, y el que escribe el Punto de partida: Miguel Seguró.
No hace falta ni decirlo, mas vaya por delante, que cada lector tiene sus preferencias, y hay quienes de entrada le parece que pueden decir cosas de interés, mientras que otros, por lo leído y lo visto, no piensa que merezca mucho la pena detenerse en ellos, ya que de un modo u otros se mueven dentro de los sones del karaoke dominante, a pesar de lo cual me permito echar una mirada de pájaro sobre todos ellos . Tras estas previas aclaraciones, que me parecen necesarias, vamos allá.
Abre la obra Miguel Seguró, quien junto a Daniel Innerarity , se encarga de editar la recopilación, trazando un retrato de la actualidad europea que dista de las promesas ilustradas que parecían que inicialmente guiaban el proyecto, para poner el acento en los distintos desfases que muestran que la salud del Viejo continente es bastante pachucha; eso sí, él es de la opinión que hay que ser prudente , en deuda con el Estagirita, y evitar el triunfalismo al tiempo que el derrotismo; llamando a no ignorar la falta de presencia en los grandes relatos legitimadores de los que hablase Jean-François Lyotard.. Marina Garcés balancea sus argumentos entre la inevitable diferencia y la unidad de los humanos, y apuesta por luchar por la libertad , poniendo el acento en la necesidad / obligación de trabajar por conseguir las necesarias condiciones de habitabilidad de nuestra tierra. Roberto Esposito, armado de las teorías foucaultianas acerca del biopoder y atendiendo al diagnóstico político de Carl Schmitt, deteniéndose en la imposible unidad, al menos que se base en la igualdad, que vendría marcada por el humanismo renacentista y sus actualización por las Luces. La única salida sería el evitar las diferencias que dividen la posible unidad: la que se da entre países ricos y pobres. Precisamente Ramón Cotarelo incide en un asunto fundamental en la deseable unidad que no puede estar basada en la obligatoriedad de la pertenencia, de una vez por todas; es decir, la firma de una unión no significa que quien lo firme haya de verse atado de pies y manos per saecula saeculorum. El caso reciente del Brexit le sirve de ejemplo, del mismo modo que podría servir la hipoteca nacional a la que se vio sometida Grecia…las cosas suceden como si se dijese fuera de mí no hay salvación. El catedrático de Ciencias Políticas, da un repaso a los más y los menos históricos por los que ha pasado la unidad europea para concluir apostando por una Europa de las regiones. Anthony Giddens, sociólogo que fue consejero de Tony Blair, dedica su intervención a despellejar a David Cameron. Manuel Cruz pone su mirada en los tiempos de teledemocracia que nos toca vivir , lo que hace que las ciudadanía sea lo que ve, lo que se le entrega en medidas dosis. Ante este panorama Cruz señala la vía de la fraternidad, no cándida sino como brújula que oriente los pasos en pos de un federalismo, salida que juzga válida para Europa, del mismo modo que para el propio estado español. Daniel Gamper llama a un rearme moral , que suponga que las bellas ideas que constan en las proclamas de la UE no sean, como lo son en los momentos actuales, puro papel mojado, una de cuyas expresiones más sangrantes se da en las aguas mediterráneas; la vía deseable se hallaría –según el profesor- en la búsqueda de una comunidad real, constituida por ciudadanos, que se basase en la aceptación de la pluralidad. De Solana, qué decir de un señor de numerosos galones, que nada oye, que si Europa quiere ser respetada, y quiere alcanzar una segura seguridad, debe lograr una política exterior unificada. Joseph Ramoneda nos propone un sugerente artículo que en diecisiete píldoras, que inciden en aspectos desatendidos o no cabalmente atendidos, han de ser tenidos en cuenta, en estos tiempos –hace tiempos ya- en los que la bella Europa es raptada por el toro de las finanzas. Ante el deslabazamiento de la unidad europea, que parece hacer aguas por todas las esquinas, Ramoneda propone tener en cuenta el sentimiento trágico de la vida, ignorado por la clase política, vendida a los intereses financieros, y apuesta por el matiz frente a las amalgamas que resuelven las cosas sin resolver nada, suponiendo atajos que no llevan a ninguna parte…Sucede al contrario en su artículo que abre pistas y sendas para reflexionar sobre estos temas. El cardenal Gianfranco Ravasi, como no podía ser de otro modo, hace hincapié en la matriz europea que es el cristianismo que deja su profunda huela en el campo de la política, la ética y la estética. Daniel Innerarity, se dedica a subrayar el déficit de justicia que daña cualquier proyecto europeo, apostando por la recuperación del llamado estado del bienestar. Eva Illouz incide en las diferentes caras de la crisis. Slavoj Zizek en su línea habitual de pensador-ladilla, y armado del discurso lacaniano, echa unas cucharadas de sal y pimienta a la salsa europea, centrando su mirada en la crisis de los refugiados, y ajustando cuentas con tirios y troyanos. La posición de los europeos con respecto a los refugiados es muestra del miedo al otro, a lo extranjero, al diferente; dicho esto, carga contra las candidez de algunas posturas – según su visión- de supuesta izquierda que caen en discurso de compasión humaitarista. De esta situación extrae algunas lecciones: la toma de conciencia que el género humano ha de adoptar con respecto a una visión más plástica y nómada, a lo que se ha de sumar una nitidez por parte de Europa muy en concreto con respecto a las medidas, unificadas, a tomar con los refugiados, lo cual a su vez ha de ir acompañado de una política decidida de intervención militar y económica (sic)…sin olvidarse de la idea de un necesario cambio radical en el sistema económico que no hace sino consagrar la desigualdad con los refugiados y co los locales. Gianni Vattimo y Santiago Zabala, reivindican un nihilismo activo , dispuestos a “armar un lío” al desenmascarar las supuestas verdades heredadas, siendo esta actitud –desde el punto de vista filosófico- la única « que puede enfrentarse a la decadencia política, financiera, pero, por encima de todo, espiritual que está viviendo Europa ». Victoria Camps centra su foco sobre las relaciones entre Europa y el islam y deriva por temas como el laicismo, la tolerancia y sus límites y los intentos de imponerse a la fuerza por las tendencias minoritarias que toman como modelo al llamado estado islámico, subrayando que no pueden, ni deben, ser tomados estos postulados como si fueran los defendidos por todos los musulmanes que en Europa, ni en el mundo todo, son. Francesc Torralba, se dedica a tratar sobre las difíciles relaciones entre diferentes religiones, incluyendo en el necesario diálogo a los no-creyentes en la onda de los postulados habermasianos. Yves Charles Zarka reivindica la filosofía como manera de encarar los problemas europeos y saca a relucir el concepto de inapropiabilidad como camino hacia una visión justa en el asunto que deje de lado la concepción estricta de apropiación, que marca las irresolubles diferencias, amén de poner en peligro el futuro de la Tierra, al no poner freno a los afanes de esquilmarla hasta el último grano. Concluye el volumen con una sabrosa entrevista, como es habitual, con Noam Chomsky , en la que con respecto a la llamada crisis de los refugiados, señala cómo los gobiernos europeos son muy rápidos y capaces de aplicar medidas salvajes de austeridad y sin embargo el tema de los refugiados lo presentan como irresoluble; se detiene en las tensas relaciones entre Europa y Turquía y el supuesto apoyo de este al terrorismo, llegando a la conclusión de que Erdogan es un verdadero chollo para Europa, en sus labores de contención de llegada de refugiados e inmigrantes. Tampoco queda fuera de sus análisis las medidas de asfixia que la burocracia de la UE ha impuesto a Grecia, subrayando el papel nefasto de la socialdemocracia tanto en este como en otros temas, etc., etc., etc.
Como sucede en todo jardín, hay hierbas que no hacen sino entorpecer el crecimiento de las lindas flores, en este jardín de artículos – reitero lo dicho- hay algunas intervenciones que bien pueden servir para dar que pensar y debatir, mientras que otras no hacen sino repetir la misma copla vacía y desentonada, aunque plegada milimétricamente a los sones dominantes de las desfondadas instituciones que no hacen sino seguir avanzando como una bola de nieve cuesta abajo o como un vehículo, con el motor averiado, que sigue cayendo por la inercia…y mientras tanto, a vivir que son dos días.