
Quien manda, manda
  Y no sólo del pepe, también de El Mundo, de Libertad Digital y del autodenominado filósofo Agapito Maestre que dice en esta última: «Cataluña vive de lo que mata. Es la comunidad parasitaria por excelencia de Europa; como el País Vasco y Navarra».
  El PP es mucho pepe. Se atreve a decir lo que nadie se atreve a decir por sentido común, por decoro o para no ser encerrado en un loquicomio. Su pericia consiste en ejercer oposición delirando. Y El Mundo, su mentor y musa, es mucho medio. Se atreve a escribir lo que ningún otro periódico del mundo por nada del mundo haría: insistir por quinto año consecutivo en que hay que practicar nuevas pruebas de los explosivos usados el 11M. Por lo que se refiere al autodenominado filósofo, es otra de las flatulencias del pepe, y  Libertad Digital, el soporte perfecto para los que, para no abandonar  la paranoia del partido, llaman filosofía a la inmundicia mental.
  Pero vamos a la cuestión de fondo: ¿es posible en democracia que los miembros de una fuerza política cometan delitos, y luego esos mismos acusen al poder judicial y al ejecutivo de haber delinquido a su vez porque han conocido los hechos por medios habituales policiacos? ¿También vale en democracia como método de defensa que el delincuente, por muy partido político que sea, ataque así a los policías que le persiguieron, a los jueces que le juzgan  haciendo de  ambas cautelas  responsable al gobierno?       
  Lo de menos es que sea una calumnia la acusación de esa congregación mafiosa, y que la Fiscalía no procese a los responsables. Lo peor es confirmar, una y otra vez, que en este país el poder de hecho tiene secuestrado al poder institucional. Es decir, que el PP, la Conferencia Episcopal, la Banca y la patronal son los dueños; no el PSOE y el gobierno que no sólo son lacayos del imperio, son también un juguete virtual en manos de todos ellos. Y es que el que manda, manda.