¿Quién es el enemigo?
El otro día acudí a la presentación de un libro en la que participaba Julio Anguita y, aunque no comparta su proyecto ni el de sus acompañantes, sí que me gustó una parte de su intervención en la que nos animaba a explicarle a la ciudadanía quién es el enemigo.
¿Es el PP nuestro enemigo? Si simplificamos demasiado nuestro mensaje para que sea más extensible, correremos el riesgo de acabar convenciendo al electorado de que vote al enemigo. Tanto tiempo diciendo que “el objetivo es echar al PP” (como si este partido fuese nuestro mayor enemigo), que ahora la derecha del PSOE le tiende la trampa a Podemos y la UP que defiende Alberto Garzón en un pacto con Ciudadanos, tirando por tierra toda la estrategia mediática que ambos universitarios televisivos venían desarrollando: “si no me elegís a mí como presidente, estaréis permitiendo un gobierno del PP”.
Entonces, ¿el enemigo es el PP, Ciudadanos y PSOE? ¿Entonces por qué seguir con ese empeño de querer pactar con el PSOE? Si ellos son nuestros enemigos, ¿qué hay de Obama y Merkel, no son enemigos nuestros por ser los presidentes de otro país? Desde luego, a la hora de delimitar quién es y quién no es nuestro enemigo la cosa se complica, y es por ello que utilizaremos una serie de hechos contrastables en un ejercicio crítico de ese “sentido común” tan de moda en nuestros días para saber quiénes son realmente nuestros verdaderos enemigos.
Hay una parte de la izquierda que, esforzándose en simplificar su mensaje, convierte en complicado aquello que resulta sencillo de explicar. Haciendo un poco de memoria, recordaremos que cuando las élites económicas mundiales acordaron que España estaba en crisis ya en 2010, los más grandes empresarios del país se reunieron con el que fuera nuestro presidente electo para decirle las reformas que debía emprender. Entre los asistentes, presidentes de bancos como BBVA, Santander, y de empresas energéticas como Repsol YPF y Endesa http://www.elmundo.es/mundodinero/2010/11/26/economia/1290801782.html.
Como pudimos observar en aquella reunión, nuestros verdaderos enemigos y quienes verdaderamente toman las decisiones, no participan en proceso electoral alguno. Son ellos, los capitalistas, los que agreden continuamente los intereses de miles de personas, siendo los partidos políticos un mero entretenimiento poblacional, un chivo expiatorio que cargue con las culpas de un expolio programado.
Haciendo una parada en el camino de desentrañar la verdadera cara de nuestros enemigos, debemos ser conscientes de la labor que desarrollan estas grandes empresas imagen de “la marca España” y verdaderos beneficiarios de la ganancia que se genera. Bien le haríamos a nuestro sentido común dejar de escuchar lo que nos dicen los profetas por televisión, y recordar cómo se generan sus beneficios. Por ejemplo, para nadie es un secreto el robo que nos realizan los bancos ni los desahucios que llevan a cabo http://www.elmundo.es/espana/2015/06/23/5588055fe2704e960b8b457a.html; es sabido que las empresas energéticas destruyen el mundo, poderoso lobby donde los haya, que fuerza a los gobiernos hasta el punto de regular los semáforos de nuestras calles para que nos pillen todos en rojo y gastemos más gasolina http://www.elmundo.es/elmundo/2007/07/25/solidaridad/1185358615.html; e incluso, y aunque no fuese uno de los asistentes al encuentro, tampoco es un secreto la explotación laboral a la que somete Amancio Ortega, y otros colegas de la industria textil, a sus trabajadores en fábricas donde acaban muriendo por inseguridad y donde se les amenaza con armas si no vuelven al trabajo http://www.eldiario.es/desalambre/indemnizado-victimas-derrumbamiento-Rana-Plaza_0_380412964.html.
Aquí me gustaría un inciso, ya que creo que en este punto hay consenso en toda la izquierda (incluso en la versión más apolítica que exista y la puedas definir), ya que no creo que la destrucción del planeta ni la explotación laboral infantil e incluso el asesinato de trabajadores por el putrefacto beneficio económico sean defendibles por nadie, salvo por quienes se lucran de ello. Para tener muy clara la respuesta a la pregunta que nos trae hoy aquí, no sólo basta con definir al núcleo duro de nuestros enemigos de clase, que podrán ser ciudadanos como tú, pero que tienen intereses vitales muy diferentes a los nuestros, sino que también deberemos señalizar el sistema en el que vivimos: capitalismo.
Mientras que en la Edad Media el poder emanaba de Dios y los reyes eran elegidos por su gracia divina, en el capitalismo el poder emana del dinero. Quizás haya quienes crean que el poder emana del pueblo si en su lugar de origen se realizan algún tipo de comicios electorales, pero en realidad el poder surge del dinero: a más dinero tengas, más poder tendrás, y no necesitarás ser candidato de ningún partido para llegar a la Moncloa y tomar las decisiones que debería tomar su morador.
Pero no nos centremos en los grandes capitales, pues el sistema tiene un gran ejército de emprendedores dispuestos a pisotearse los unos a los otros para llegar al nivel de los más grandes, y muchos carecen de reparos morales a la hora de explotarnos en los trabajos, arrancándonos la plusvalía, fuente real de sus ingresos.
Si avanzamos un poco más en la separación entre el poder económico y el poder político para dilucidar a nuestros enemigos, encontraremos que son ellos quienes realmente eligen a la persona que gobernará con pocas garantías democráticas. Son ellos los que controlan la información https://proyectgoliath.wordpress.com/2011/12/12/quien-controla-a-los-medios-de-comunicacion/, ellos financian a los partidos para que legislen a su favor http://www.elmundo.es/espana/2014/02/03/52ef6282ca4741633c8b456d.html, y cuando estos partidos dejan de respaldar sus intereses, buscan a otro paladín que nos entretenga para seguir con su expolio http://www.itespresso.es/anonymous-entra-en-la-campana-electoral-145883.html.
Una vez aclarados quienes son nuestros verdaderos enemigos y entendido que están dispuestos a reventar el mundo y al asesinato indiscriminado para conseguir beneficios, ¿de verdad sabemos el alcance de su poder y sus manipulaciones?
Partiremos de la base de que sus beneficios económicos se generan y conservan con el control de nuestra mente. Mientras que en los países occidentales se genera toda una falsa democracia burguesa –y toda la industria del entretenimiento- para mantenernos anestesiados intercalados con regímenes fascistas, en otros países recurrirán a capataces armados, y en otros al bombardeo indiscriminado. Según el grado de rechazo hacia sus planes. Planes que les debe durar toda la vida para asegurarse ese poder por el que llevan a cabo esas atrocidades, porque imagínate el cargo de conciencia que podríamos tener después de matar a miles de personas para ganar dinero y que al final de tus días acabes viviendo debajo de un puente… supongo que esas cargas emocionales son más llevaderas con una copa de mil euros en un sillón que vale más que mi vida.
Aún a riesgo de adentrarme en el terreno de la conspiración, y para poder hacernos una idea de los planes que pueden tener los amos económicos del mundo, he estado utilizando enlaces con cierta credibilidad mediática para el común de los mortales y con su reticencia crítica para el resto, porque explicar estas cosas buscándole el sentido bueno a nuestros enemigos de clase trae a engaños. Decíamos que estos dueños del mundo económico eran capaces de generar guerras, muertes, enfermedades y muerte para alcanzar sus beneficios, y que sus planes de dominación social e ideológica se intentan mantener al más alto nivel de las finanzas durante toda la vida (sin entrar a valorar el volumen capaz de desarrollar por las empresas). ¿Pero cuánto dura una vida? Si la vida fuese una cuenta atrás en el que cada 60 años entramos en una especie de reset quizás no nos preocuparíamos tanto, pero todos deseamos darle un mundo mejor a nuestros herederos salvo los que quieren legar grandes fortunas.
El legado ya es algo que se debe trabajar para las generaciones venideras y los grandes capitalistas hacen lo propio para con los de su clase. Y he aquí lo que nos debe preocupar, las planificaciones para años mil cuando desde el presente sólo se puede imaginar un futuro apocalíptico dentro del capitalismo, y peor aún, que estos planes milenarios los lleven a cabo el mismo grupo de personas, unas personas que vivirán eternamente para nuestro sometimiento http://www.abc.es/tecnologia/redes/20150311/abci-google-ventures-201503111859.html. ¿Vivir 500 años? Los medios de comunicación se dedican a santificar la tecnología capitalista sin alertarnos de las más que posibles consecuencias negativas para que estemos expectantes ante el nuevo modelo de móvil o coche en vez de cuestionarnos el alcance de cierta ciencia en manos de ciertas personas. En el futuro ninguna raza alienígena nos implantará un chip en la cabeza, seremos los ciudadanos consumidores los que nos hagamos la cirugía para tener el último móvil del momento con el que podremos grabar nuestros recuerdos y se almacenen en su correspondiente archivo en Windows o Appel tras aceptar unas condiciones de servicio que casi nadie suele leer.
Muchos dicen que la culpa es de los políticos por haber legislado a favor de crueles y codiciosos empresarios. Cierto es que alguno se ha vendido por unos trajes, otros han creado toda una trama de corrupción para que todos pillen su parte, otros han optado por reclamar un puesto en alguna de esas empresas por las que legislaron. Pero, ¿y el que no se vende? Si estás dispuesto a asesinas a miles de personas para ganar dinero y alguien se te opone o no se deja comprar, ¿qué le haces? ¿Cuál sería tu reacción si fueses tú su objetivo de corrupción y en el siguiente sobre que te hacen llegar aparecen fotografías de tus seres queridos y un mensaje de que o te vendes o los matas? Poner en la misma balanza a corruptor y corrompido es una gran herramienta para despistarnos de quiénes son nuestros verdaderos enemigos. Sin corruptor no hay corrompido, si el candidato actual no se vende lo cambian por otro.
Vuelvo a leer todo el texto y aclaro algo que no se ha dejado explícito, pues parece que de la forma en que he hablado, El Capitalismo, es un ente homogéneo sin contradicciones. Pudiera hacer pensar que cualquier capitalista está deseoso de explotar hasta la muerte a sus trabajadores como Amancio Ortega, o que gustan de beber sangre humana y abusar de menores como Carlos Fabra y su amigo Giuseppe en el bar España https://archivo.kaosenlared.net/fabra-y-las-redes-sado-pedofilas/. Pero la verdad es que la cultura única que nos inoculan para volvernos egoístas e individualistas, en la que cualquier persona pueda a llegar a convertirse en la mayor amenaza para la humanidad y muy querido para el capital, una gran parte importante de la población se resiste mentalmente a su ideología con mayor o menor éxito, una parte importante de la población, heterogénea, que serán los trabajadores cualificados o no, que serán líderes empresariales o espirituales o meros seguidores con sus capacidades. Y es por ello por lo que no debemos desalentar.
Nuestra tarea debe ser la de atacar esas contradicciones: desde el periodismo, desde la fábrica, desde el aula de estudios, desde el estadio,… Debemos incidir en ellas con un discurso propio para la contradicción y no centrarlo desde una perspectiva política centralista para poder adaptar al grupo militante al máximo para la lucha que deben ganar y con vocación a unirse al resto de causas. Es el momento de atacar, debemos hacerlo, pero desde el socialismo.
En estos momentos parece ser que la pata izquierda del sistema capitalista es la única izquierda que existe, los medios del capital ponen todo su empeño en ensalzarlos y en desacreditar la lucha revolucionaria. Nuestra tarea ahora debe ser atacar al capital con todas nuestras fuerzas y a todas esas contradicciones que, por muy alienada que esté una persona, tenemos a la clase obrera de nuestro lado aunque ahora no lo veamos. Pero ataquemos al capital y no a su para izquierda, ataquemos también esa contradicción presentando nuestro proyecto revolucionario a la clase obrera y obligando a la pata izquierda del sistema a mostrarse y derrumbarse como el liderazgo de Pablo Iglesias, fácil.
Es el momento de dar la talla, tomar las calles y dejar que las organizaciones estatales se hundan sin una militancia que estará ocupada en cambiar el mundo y no en unas estrategias que, con frecuencia, nos llegan a callejones sin salida. Apostemos por la fuerza del grupo frente a la debilidad del individuo porque, al fin y al cabo, las personas tenemos unas vidas que también debemos cuidar y trabajar.
Ahora ya tenemos más o menos definido al enemigo para no distraernos en sus espectáculos, prosigamos la epopeya.