Queremos vivir en paz
  Horroriza escuchar las notícias, leer los periódicos, muerte, horror, miséria. Los grandes daminificados siempre los mismos, los pobres, los sencillos que pierden sus escasas pertenencias con los ataques de sus enemigos. Las bombas inteligentes acaban con todo lo que encuentran a su paso.
Horror que provoca odio entre hermanos, entre vecinos, entre parientes. Fobia que provoca rabia, que luego descargaran sobre no importa quién, que recelaran siempre más de sus parientes, de sus vecinos.
La historia les pedirá cuentas pero, de momento, la muerte e ignomínia conducen al caos a una población que no entiende lo que ocurre.
¿Quien saca ventaja de tales desaguisados?
Solo las grandes potencias que, en crisis, tienen opción al comercio de armas para nivelar sus balanzas.
Hace tiempo que preveíamos que la guerra podía ser la solución a sus momentos críticos. Los 3 mil millones de dólares-día   en armamento se multiplicaran de nuevo.
Este dinero podria saciar la hambruna que aqueja la Humanidad en el siglo de las grandes innovaciones, cuando la media  de vida  ha aumentado.
Todo apunta a que, para algunos, la solución al hambre puede ser el vulgar asesinato, la masacre de un pueblo. ¿Será que Hitler está vivo?
Y , los dirigentes, no entran en razón, ni siquiera aceptan treguas para el diálogo.
Solo la palabra, la discusión puede solucionar el conflicto.
¿Que hacen la Naciones Unidas justamente cuando se conmemoran los 60 años de la Proclamación de la Carta de los Derechos Humanos?
¿Porqué no actuan y obligan a la reflexión? Seamos consecuentes con lo que propugnamos, todos los seres humanos tenemos derecho a la vida, a la libertad.
Los ciudadanos de buena voluntad, las personas bien nacidas nos sentimos humilladas y ultrajadas por lo que está sucediendo en la franja de Daza, nos cuesta entender que no exista nadie capaz de llamar la atención a tanto desalmado que puede, en cualquier momento, hacer llegar sus iras no importa donde, ni contra quién.
Pueden actuar donde les apetezca porqué nadie tiene, por lo visto, poder suficiente para acallarles.
¿O es que saben perfectamente donde pueden actuar a su libre albedrio?
Sentimos verguenza de llamarnos ciudadanos  por permitir  tanto dolor, tanto homicidio  que afecta y  rompe famílias indefensas.
Movilizémonos, salgamos a la calle, clamemos por nuesros hermanos palestinos. Digamos no a la muerte, al horror al que estan sometidos tantos hermanos nuestros, hombres, mujeres, niños ancianos.
En estos días solemnes cuando todos hablamos de paz, de amor, de fraternidad, no se pueden permitir semejantes desatinos.
¿Donde está la Dignidad del ser humano humillado y vejado por los que todo lo pueden?