¿Qué es, en realidad, Frente Obrero?

 

La irrupción del Frente Obrero en algunas barriadas obreras y populares, en universidades y espacios sociales y culturales, ha dado mucho que hablar entre jóvenes y activistas de izquierda. Su dedicación principal, basada en organizar desfiles de estética paramilitar en las manifestaciones, de hacer escraches a diputad@s de Podemos al grito de “fuera vendeobreros” o de colgar pancartas muy provocadoras (como las pancartas contra la Ley Trans o contra Irene Montero) han molestado a much@s, pero hay también un sector de la juventud de los barrios, hartos de la izquierda institucional, que ve en la fraseología “radical” del FO una vía de lucha contra el capitalismo. Pero, ¿qué es el Frente Obrero?

Desde el punto de vista programático, Frente Obrero es una organización que expresa al estalinismo más reaccionario, específicamente orientada a implantarse entre la juventud de las barriadas populares. Aunque con un lenguaje y estética mucho más “obrera”, “radical” y “roja”, Frente Obrero comparte importantes similitudes con el programa de VOX, la extrema derecha oficial española. Veámoslo:

El programa de Frente Obrero: ¿Un programa para la revolución o una adaptación del programa de VOX?

1/ La batalla encarnizada contra l@s trabajador@s inmigrantes, cuya presencia «excesiva» es la causa de la bajada de salarios y condiciones laborales españolas: “al no poder asimilar al grueso de inmigrantes que llega al país, la clase obrera sufre un empobrecimiento acelerado”.

FO empieza diciendo que “l@s inmigrantes no son los culpables” sino que son “víctimas”, que el culpable es “el sistema capitalista, que promueve este tipo de migración para explotarles y bajar los salarios en España” y que “la derecha más rancia usa la inmigración para generar odio y enfrentamiento social”, para acabar asumiendo después literalmente el programa de VOX: la defensa acérrima de los «flujos ordenados» y de un estricto control de la inmigración, incluyendo la expulsión inmediata de la inmigración “ilegal”:

Garantizar una inmigración legal, ordenada y adaptada a las necesidades y posibilidades de nuestro mercado laboral para asegurar el empleo de los españoles y de los inmigrantes que, llegando legalmente, aportan su esfuerzo y respetan nuestro modo de vida. Inmediata expulsión de todos los inmigrantes que accedan ilegalmente a nuestro país” (Programa de VOX).

FO, junto con VOX, exige la integración de inmigración “legal” en la «cultura española» y la criminalización y el castigo a las ONG humanitarias que eludan la Ley para ayudar a l@s migrantes a no morir en el Mediterráneo: “Sanción y puesta bajo el peso de la ley a aquellas organizaciones que promuevan acciones para evitar la legalidad al respecto”. (Programa del Frente Obrero)

Es escandaloso que un partido que se reivindica obrero y socialista oculte las razones que condenan a migrar, jugándose la vida, a millones de personas de países empobrecidos y expoliados por los países imperialistas, incluido el Estado español; que compre el discurso racista de la ultraderecha al servicio de la patronal y se pelee con la burguesía para ver quién hace una gestión más ordenada de la inmigración y las fronteras, en vez de atacar la cuestión de frente y apelar al internacionalismo proletario.

2/ Un antifeminismo rabioso, una lgtbifobia desatada y una verdadera histeria contra las personas trans. Frente Obrero aboga por la derogación de la Ley Trans (una Ley que, cuando el FO publicó su programa, aún NO había sido aprobada) en nombre de una supuesta defensa de l@s niñ@s y adolescentes frente al “adoctrinamiento queer, que solo crea y agrava problemas” (Programa del Frente Obrero). Asimismo, también defiende la derogación de todas las leyes que establezcan medidas para la igualdad de las mujeres, tildándolas, con una retórica muy parecida a la de VOX, de discriminatorias:

Eliminación de toda legislación de género que establezca diferencias laborales entre españoles atendiendo a su sexo, raza u orientación sexual, tales como cuotas, preferencia en la contratación o prevalencia en caso de empate en una oposición.” (Programa de VOX). “Derogación parcial o total de todas las leyes basadas en la discriminación positiva. Supresión de los cupos. La discriminación positiva sigue siendo discriminación” (Programa del Frente Obrero).

Frente Obrero aboga por fomentar la natalidad “adoptando las medidas necesarias para que la mujer no se vea perjudicada en el mundo laboral por el mero hecho de traer hijos a este mundo” mientras niega la existencia de una violencia y discriminación estructural dirigida hacia las mujeres por el mero hecho de ser mujeres. Resiguiendo el discurso de VOX afirma: “[…] el feminismo trata a la mujer como si fuera un ser de luz. A través de presiones, han conseguido dinamitar la presunción de inocencia. Si una mujer señala, se convierte en juez, jurado y verdugo. No existen los seres de luz, igual que existen hombres maltratadores y violentos también existen mujeres con las mismas características” (Programa del Frente Obrero). De este modo, equiparan de manera tramposa y a conciencia los casos aislados de violencia de mujeres hacia hombres con la violencia histórica, generalizada y desenfrenada que ejercen hombres e instituciones hacia las mujeres, niñas y el colectivo LGTBI, es decir, más de la mitad de la población mundial.

No es de extrañar que un partido que reivindica la sanguinaria figura de Stalin sea reaccionario ante la lucha contra el machismo y la LGTBIfobia; la degeneración estalinista de la URSS supuso el retroceso de las libertades democráticas que la revolución bolchevique de 1917 ganó para mujeres LGTBIs, como el derecho al aborto o la despenalización de la homosexualidad.

Las opresiones (el racismo, el machismo, la lgbtifobia, la opresión nacional, entre otras) son un elemento determinante que la burguesía y sus gobiernos usan para sobreexplotar a un sector de la población y dividir al mismo tiempo a la clase obrera. La lucha contra las opresiones es bandera y principio del marxismo revolucionario. Una organización que niega esta realidad y se opone política y programáticamente a combatirla no es digna de llamarse ni obrera ni socialista.

Por supuesto, combatir las opresiones no significa abrazar acríticamente la ideología y opiniones de corrientes político-teóricas como las distintas variantes del feminismo o el movimiento queer. Estas corrientes defienden una estrategia de «unión de todes les oprimides» afirmando que es la división entre hombres y mujeres, y entre blancos y negros, y no entre clases sociales, que es lo que define el antagonismo central en la sociedad o, en el caso de muchas corrientes queer, que cada individuo “deforme” su género/sexualidad normativa como práctica antisistema. Su principal estrategia política es el «separatismo» de género y la lucha de un sexo contra el otro para acabar con el patriarcado, al que definen como “un sistema de dominación” abogando por una revolución feminista. Defienden, asimismo, que el estilo de vida y las relaciones personales son las formas centrales de resistencia política, argumentando que «lo personal es político». El objetivo no es tanto el fin de la opresión sino crear espacios culturales donde los grupos oprimidos puedan vivir y expresarse libremente.

La tarea de los y las comunistas es intervenir en estos espacios de masas con una política independiente de clase, confrontarla con las direcciones reformistas y burguesas y ganar lo mejor de ese activismo para la causa revolucionaria, del mismo modo que intervenimos en los sindicatos u otros movimientos sociales. Una cosa está clara: sin un programa que enfrente directamente las opresiones y combata cualquier atisbo de desigualdad – dentro y fuera de nuestros partidos y organizaciones – no hay manera de unificar a la clase trabajadora para la lucha por el socialismo. Para los marxistas, la lucha contra toda forma de opresión, no es solo una cuestión fundamental de programa sino también un principio básico de la moral revolucionaria.

3/ Un nacionalismo españolista extremo que se apoya en la “defensa de la patria» y de su unidad “contra los separatistas reaccionarios» de las nacionalidades oprimidas como Cataluña que, de hecho, no considera una nación oprimida. Su supuesta defensa de la “unión voluntaria” está subordinada a la “derrota política y social de los movimientos separatistas”. Empiezan afirmando que la única solución frente a la cuestión “territorial” (que no nacional) es la unión voluntaria y la derrota política y social de los movimientos separatistas reaccionarios, en los que incluyen a todo movimiento independentista que se dé en el Estado español. Es pura palabrería defender la unión voluntaria y el derecho a la autodeterminación sin denunciar la represión que ejerce el régimen monárquico contra las nacionalidades oprimidas y si después no se va a respetar la decisión de cada pueblo, aunque esta implique la separación voluntaria.

El Frente Obrero confunde deliberadamente la dirección independentista con el movimiento en sí. Si aplicáramos esta regla del tres, todos los afiliados y afiliadas a CCOO y UGT serían tan reaccionarios como sus vendidos dirigentes. Por nuestra parte, desde Corriente Roja no nos hemos cansado de denunciar a la dirección burguesa y pequeño burguesa del movimiento independentista catalán por su inconsecuencia y por sus traiciones, en particular cuando el 1-O. Pero no por ello nos hemos desvinculado de la legítima lucha por el derecho a decidir y contra la represión. Estamos hablando de la lucha democrática que más ha hecho tambalear al régimen monárquico y su unidad forzosa desde la Transición, heredero de los aparatos franquistas y la unidad forzosa. En los hechos, Frente Obrero denuncia el nacionalismo catalán, vasco y gallego mientras enarbola al mayor de los nacionalismos, al más opresivo y reaccionario: el nacionalismo español. 

En esta misma línea, y al igual que VOX y el PP, Frente Obrero hace una defensa del derecho irrestricto a ser educad@ en castellano “o en su lengua materna” en las autonomías con lengua propia al mismo tiempo que ve conveniente “que los alumnos conozcan la riqueza lingüística en nuestro país” y que se acabe “con el uso político de las lenguas por parte de nacionalistas de un bando u otro”. Aquí hay varios problemas. El primero es que no distingue entre lenguas impuestas y lenguas oprimidas y, con esta política, combate y boicotea la histórica lucha de las nacionalidades a usar su lengua propia. El segundo, es que no dicen que el catalán es la lengua histórica de Catalunya, igual que el euskera lo es de Euskal Herria y el galego de Galiza, y que el castellano es una lengua que se ha impuesto de forma consciente a lo largo de la historia, y especialmente durante los 40 años de dictadura franquista, para eliminar cualquier sentimiento y aspiración nacionalista contrario a la unidad forzada española.

Lo más bizarro del asunto es que (de nuevo, mano a mano con VOX y PP) se reclaman de la «Hispanidad»o, lo que es lo mismo, de la colonización española de América, con su secuela de genocidio, expolio y dominación, y de la actual presencia imperialista de las multinacionales españolas en Latinoamérica. Su supuesta posición antiimperialista (“Se está implantando en España una cultura decadente que busca destruir todo lo que somos— la Hispanidad, la patria o los idiomas, entre otros— para imponer lo peor de las modas norteamericanas y el cosmopolitismo, que no es otra cosa que la nueva manera de defender los intereses del imperialismo estadounidense”) y su defensa a ultranza de los valores de la Hispanidad y del orgullo patriótico esconden en realidad su verdadera esencia: la nostalgia del pasado imperialista del Estado español que se construyó sobre la explotación de l@s trabajador@s de las metrópolis y el expolio de las colonias, y que ya no volverá. Hispanidad es genocidio.

Sumisión a la Monarquía y los aparatos estatales, negacionismo climático y respeto a los intereses patronales

4/ En Enseñanza defienden la «reducción de las subvenciones a la Escuela privada y concertada»; en vez de llamar a nacionalizar los recursos de la privada para crear una red de escuelas públicas única, gratuita y de calidad para todo el mundo. Limitarse a exigir la reducción de las subvenciones a la concertada significa seguir permitiendo las desigualdades entre centros, que la Iglesia se adueñe de una parte muy relevante de estos recursos y que la Educación siga siendo un negocio, en vez de un derecho universal. ¿Qué tiene esto de revolucionario?

5/ Aceptan el ejército profesional actual, heredero del ejército franquista, y los cuerpos policiales, todos ellos infestados de mandos de extrema derecha. No hacen ni una sola denuncia de la represión, maltratos, torturas y racismo de los cuerpos policiales, ni exige la disolución de los cuerpos especiales de represión. Tampoco dice nada del aparato judicial, otra pesada herencia del franquismo, plagada de jueces reaccionarios cuya depuración es una necesidad democrática de primer orden.

6/ FO se suman al negacionismo climático y defienden como alternativa la energía nuclear. Es evidente que quienes niegan el cambio climático y el colapso ambiental o bien viven en otro planeta o tienen millonarios intereses que defender o están abducidos por la extrema derecha. Las tesis de FO, en verdad, ocultan que la emergencia climática y ambiental es una de las expresiones más brutales de la quiebra del capitalismo y que no tiene solución bajo el sistema capitalista, cuya continuidad pone en peligro la existencia misma de la civilización humana.

En cuanto a la energía nuclear, los accidentes de EE.UU (1979), Chernóbil (1986), Fukushima (2011) y Vandellós (1989), así como los graves incidentes que se han ido sucediendo y son ocultados a la opinión pública, mostraron lo inseguras que son las centrales nucleares, y el enorme peligro que conllevan. La energía nuclear produce residuos radioactivos y peligrosos durante miles de años que no tenemos capacidad para manejar. Incluso ignorando estos riesgos, la energía nuclear no es sostenible, puesto que depende para su construcción y explotación de los combustibles fósiles, porque los recursos minerales que necesita (como el uranio) están agotándose y porque tiene una baja rentabilidad (sólo sostenida por ingentes subvenciones públicas). La solución no viene de la nuclear sino de una reorganización general de la economía y una reducción drástica de las emisiones que el capitalismo no puede ni quiere llevar a cabo.

7/ Donde mantienen una posición formalmente más radical es en su reclamación, en nombre de la «soberanía nacional española», de salir de la Unión Europea, una posición que las diferentes extremas derechas europeas han defendido en una primera fase, para abandonarla una vez se le presentaban opciones de gobierno. Pero la salida de la UE, imprescindible e inevitable si atacamos los pilares del capitalismo, solo tiene pleno sentido no como una salida autárquica nacionalista sino si forma parte de la lucha internacionalista por unos Estados Unidos Socialistas de Europa, algo que está muy lejos de las coordenadas de FO.

También hablan, en nombre de la «soberanía nacional», de salir de la OTAN y critican las bases militares extranjeras, aunque solo mencionan expresamente el enclave británico de Gibraltar, sin siquiera mencionar las bases yanquis de Rota y Morón (Cádiz).

Un programa dirigido a trabajador@s y jóvenes blancos, cis, heteros y “españoles”  

A pesar de autoproclamarse como “el único movimiento que representa a l@s trabajador@s en nuestro país”, Frente Obrero y su programa no representa en absoluto a los intereses de la clase trabajadora. En el mejor de los casos, sólo a una pequeña parte de la clase trabajadora, el que es acomodada blanca, cis, hetero y españolista, pero nuestra clase es mucho más diversa que esa caricatura que se hace de ella.

Su programa no alienta la organización autónoma de la clase obrera y sus sectores aliados, ni pretende organizar una revolución socialista, un gobierno de l@s trabajador@s y el pueblo y abrir camino a la transformación socialista de la sociedad. Por el contrario, su programa se basa en medidas “mínimas” que no enfrentan a quienes realmente ostentan el poder: la burguesía, los dueños de las multinacionales y la Banca. En cambio, Frente Obrero dedica páginas y páginas a condenar a quienes considera los enemigos de la clase obrera: el movimiento que lucha por los derechos de las mujeres, por los derechos del colectivo LGBTI, contra el racismo o el movimiento en defensa del planeta. Es así como este programa no hace avanzar la conciencia de la clase trabajadora para pasar de clase en sí clase para sí, es un programa que fomenta la división de la clase trabajadora y, en última instancia, le hace el juego a la extrema derecha y le allana el camino entre las filas obreras.

Frente Obrero es enemigo declarado de tod@s l@s luchador@s que no estén organizad@s con ell@s o que no compartan ideológicamente sus ideas, a quienes no tienen reparo de agredir violentamente. De esta manera, su programa y actuación pierde la perspectiva de clase porque, a la hora de luchar, rompe cualquier auspicio de unidad de la clase, que hay que construirla, en la disputa por el poder. Diferencian entre migrantes con papeles y sin papeles y se enfrentan a las organizaciones obreras y populares.  ¿Con quiénes pretenden hacer la revolución, pues?

Un partido sectario dirigido por un caudillo misógino

Frente Obrero se erige sobre el ego de Roberto Vaquero, un caudillo que dirige el partido con mano dura y lo gestiona como una secta en su práctica militante. La actividad cotidiana de Vaquero se parece más a la de un youtuber con mucho tiempo libre que aspira a ser mediático. Eso a lo que llama “Formación obrera” no es más que un canal de uso y disfrute de Vaquero para abordar toda clase de temas políticos en base a insultos, burlas y calumnias en lugar de una confrontación política seria y rigurosa.

Son much@s l@s testigos de exmilitantes que han denunciado situaciones de abuso, misoginia encubierta y caudillismo en el entorno del Frente Obrero. Aunque Vaquero sea firme defensor en sus artículos del partido “de tipo leninista” con un régimen “centralista democrático”, en realidad, la estructura del Frente Obrero es una organización centralista burocrática de matriz estalinista, el clásico “ordeno y mando”, con un carácter fuertemente marcado por el caudillismo y el endiosamiento de todo lo que hace y dice su líder. Vaquero se encarga, además, de dirigir campañas específicas de calumnias, acoso y amenazas a cualquier exmilitante que se atreva a de

 

 

Una última reflexión: qué programa necesitamos y para qué

Para nosotros y nosotras, un programa tiene que servir para trazar un puente entre las reivindicaciones actuales de la clase trabajadora y los sectores populares y la lucha por el socialismo. Partiendo de las condiciones actuales y la conciencia actual de las diferentes capas de la clase trabajadora, hasta una misma conciencia y una misma conclusión: la conquista del poder por el proletariado. Para el Frente Obrero y la socialdemocracia, no hay puente alguno. Se limitan a agitar algunas reformas insustanciales -si es que se pueden llamar así- dentro del marco burgués y prometen un porvenir socialista.

El programa revolucionario no tiene que pelearse con la burguesía para gestionar mejor la miseria del capitalismo, sino que debe tener como horizonte derribarlo y construir una sociedad nueva, una sociedad socialista, acorde con las necesidades de la mayoría y con la más amplia democracia obrera. Sin embargo, este objetivo es imposible si no damos respuesta a todas las reivindicaciones actuales, ya sean pequeñas o parciales. El programa debe responder a los derechos democráticos, pero bajo una perspectiva revolucionaria, siempre con el objetivo de elevar la conciencia y llevar esas luchas al plano revolucionario.

Llamamos a tod@s l@s jóvenes que aspiran a la transformación socialista de la sociedad y que hoy simpatizan o forman parte de Frente Obrero, a que rompan con esta organización. Engrosar las filas de Frente Obrero no es, de ninguna manera, engrosar las filas de la militancia socialista. Es, al contrario, contribuir a las filas machistas, racistas, lgtbifóbicas, españolistas y, en definitiva, alimentar el monstruo del régimen monárquico español y el status quo. Es contribuir a la división de la clase obrera y ahorrarle trabajo a la burguesía.

Un mundo nuevo no solo es posible, sino que es necesario, pero solo vendrá de la mano de una revolución obrera y socialista, y la condición indispensable para que esta lucha triunfe es el partido revolucionario. Los y las militantes de Corriente Roja, desde nuestra modestia, trabajamos incansablemente para este objetivo y construimos un partido internacional que es el resultado de la experiencia histórica de nuestra clase y todos los y las revolucionarias que nos han precedido. Desde luego, no lo vamos a levantar solos sino que será necesario contar con lo mejor del activismo social, por ello te invitamos a construir Corriente Roja y la Liga Internacional de los Trabajadores – IVª Internacional con nosotras. 

 

 

 

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