Puerto Rico. Dependencia al petróleo
No vale la pena invertir en gas
Por Cándida Cotto
Ya es tiempo de que la Isla se mueva de una vez por todas hacia la energía renovable. El tiempo de transición mediante el uso de combustibles fósiles ya no tiene sentido. Así lo expresaron varios consultados por CLARIDAD ante el anuncio del director ejecutivo de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), José Ortiz, de que se propone traer gas en barcazas para las plantas generatrices en el norte.
“Francamente he perdido la esperanza de que haya un debate racional, un debate inteligente, con una visión de futuro de lo que va a ser la AEE”, dijo Juan Rosario, exrepresentante de los consumidores en la Junta de Gobierno de la AEE, respecto al anuncio de Ortiz. En tono crítico el activista ambiental señaló que la cuestión del uso del gas natural es algo que se debe mirar en su contexto, ya que hubo un momento en donde el uso del gas natural pudo haber sido –si se hubiese hecho a tiempo– una transición que pudo haber ayudado al país. No obstante, considera que en estos momentos hay que sentarse a preguntar si todavía el uso de gas natural como combustible de transición tiene realmente sentido en un momento en que las tecnologías de almacenamiento de la energía renovable (ER) son su freno o factor limitante. Su rápida evolución obliga a pensar si vale la pena en estos momentos utilizar o invertir en gas natural, por lo que habría que sentarse a ver los números. Reconoció que no ve a ningún experto haciendo ese ejercicio.
“Yo me temo que se nos fue el barco, que ya realmente nosotros deberíamos estar pensando que aunque cueste momentáneamente un poco más, ir directo a [energía] renovable porque creo que no haya ninguna ganancia en hacer infraestructuras muy caras”. No obstante, cuestionó la idea de que el país pueda cambiar a ER en cinco, diez o 20 años, sino que lo más probable es que tome de 35 a 40 años.
Según declaraciones del mismo Director Ejecutivo de la AEE en reuniones con miembros del Congreso de EE. UU., la meta del gobernador es que en los próximos cinco años el 40% de la energía en la isla provenga de fuentes renovables.
Rosario reclamó que hay que tener una conversación seria, un esfuerzo genuino de la AEE, del gobierno y del resto de los sectores sociales de si se quiere continuar con la quema de petróleo o carbón. A preguntas de este medio, confirmó que en la junta de gobierno que participó se discutió el tema y fue cuando se propuso el puerto de gas de Aguirre. Eso se consideró como un proyecto de transición en un periodo breve de tiempo, con una fecha de entrada y salida, no para convertirlo en un combustible permanente. Este proyecto nunca progresó.
Respecto a la posibilidad de que la AEE opte además por la quema de carbón, Rosario expresó que a “estas alturas del siglo XXI no veo cómo haya alguien en su sano juicio, con la intención aviesa de traer más carbón a Puerto Rico”.
Mientras, el director ejecutivo de la organización Enlace Latino de Acción Climática El Puente (ELAC), David Ortíz, rechazó de manera categórica el uso del gas o de cualquier otro combustible fósil. “Creemos que Puerto Rico ya debe estar en el momento de transformar su sistema energético hacia la integración de energía renovable. Esto es un paso atrás”. Advirtió que invertir en plantas generadoras para la quema de gas es amararnos al uso de ese combustible por los próximos 30 a 40 años y reiteró que “ya estamos en el momento de movernos hacia la energía renovable”.
En tanto, el profesor Arturo Massol Deyá, portavoz de Casa Pueblo, entidad que lideró la resistencia contra el proyecto del llamado supertubo, que pretendía transportar gas por el centro de la isla hasta el área norte, también hizo declaraciones de rechazo al uso del gas. “Desconozco qué evidencia o indicador adicional se necesita para entender que la agenda externa es gasificar a Puerto Rico, que esa agenda avanza y que aquí están listos para impulsarla. Sobre las renovables, esgrimen la misma excusa de siempre, de que la red energética no está lista para manejar su integración y que siempre se necesitará alguna generación con fósiles”.
Massol Deyá trajo a la atención el que Puerto Rico ya tiene una capacidad instalada de generación eléctrica con combustibles fósiles (incluyendo un 25% con gas natural) que excede por mucho la demanda. “Tenemos un excedente de centrales energéticas; el problema no es la generación”.
Indicó que, por el contrario, lo que falta en la cartera energética del País son inversiones significativas en proyectos de energía renovable, que hagan innecesarias las plantas de petróleo, carbón y gas natural, por lo que invertir en gasificar significa compromisos a largo plazo que comprometerán con nueva deuda la capacidad de Puerto Rico de lograr autosuficiencia energética, además de que será perpetuar la colonia.
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La Autoridad de Energía Eléctrica busca reducir su dependencia al petróleo
Aunque la corporación pública luce inclinada a cambiar el crudo por gas natural, otras fuentes podrían integrarse al portafolio energético de la isla.
Con la publicación de una solicitud de propuestas (RFP, en inglés) para conseguir un suplidor de combustible para la central San Juan, la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE)presenta el gas natural como la alternativa principal para reducir su alta dependencia a los derivados de petróleo como fuentes de generación.
Si bien el RFP no ata a las compañías a someter propuestas exclusivamente de gas natural, lo cierto es que a lo largo del documento –de 30 páginas– no se hace referencia a ningún otro tipo de combustible. Sin especificar, el RFP establece que las propuestas pueden ser de gas natural o un “combustible alternativo”.
Efraín O’Neill, profesor e investigador de sistemas de energía en la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Mayagüez, explicó que el gas natural es “el menos contaminante” de los combustibles fósiles, que han dominado el sector eléctrico en el país.
Indicó que la ventaja de los combustibles fósiles es que, mientras se tengan suficientes abastos en un lugar, se puede generar energía de forma constante. La desventaja es que Puerto Rico no cuenta con reservas de ninguno de estos combustibles “con valor comercial significativo”, por lo que hay que importarlos por la vía marítima, lo que aumenta el costo de generación.
El gas natural, que actualmente se utiliza en la cogeneradora EcoEléctrica y la central Costa Sur, se trae en barcazas en forma líquida. Se almacena en tanques y se regasifica antes de quemarlo. Según O’Neill, todo ese manejo hace que las instalaciones de recibo, almacenamiento y regasificación sean costosas.
“El costo del recibo y manejo del gas natural hace inviable tener un puerto como este en cada planta de la AEE”, dijo O’Neill.
El RFP dispone que la compañía seleccionada no solo suplirá combustible a las unidades #5 y #6 de la central San Juan, sino que deberá hacerles las mejoras operacionales necesarias para que sean más eficientes. Además, deberá aprovechar la infraestructura portuaria existente en la planta para despachar el combustible.
O’Neill sostuvo que, “en ese camino o transición fuera de los derivados de petróleo” –como el diésel y búnker C que usa la AEE–, hay propuestas para usar gas propano como combustible.
Explicó que el gas propano “tiene la ventaja” de que es un combustible conocido, con varios suplidores en la isla y con emisiones menores a las de los derivados de petróleo. Las desventajas incluyen la incertidumbre en torno a los precios que los suplidores estarían dispuestos a negociar con la AEE, y que el riesgo de accidentes puede ser más alto.
El otro combustible fósil que se conoce en la isla es el carbón, ya que la cogeneradora AES Puerto Rico lo usa como fuente de generación. O’Neill dijo que el carbón tiene la ventaja de que es el combustible fósil más barato, pero sus desventajas incluyen las emisiones al aire y la disposición de las cenizas resultantes del proceso de generación.
«Más potencial»
De acuerdo con O’Neill, las fuentes renovables “son los únicos recursos con los que contamos localmente” para producir energía.
Un estudio de la UPR-Mayagüez, publicado en 2008, concluyó que los recursos renovables “con más potencial” en la isla son el sol, el viento y las olas del mar.
“El sol es el mejor recurso renovable local que tiene tecnologías disponibles a un costo asequible a todos los niveles: residencial, comercial, industrial y utility-scale”, dijo O’Neill, tras destacar que la política pública energética debe procurar un balance entre proyecto fotovoltaicos en techos de todo tipo y fincas solares.
“La alternativa en techos es una más distribuida, no tiene asociadas las pérdidas en transmisión y distribución, pues se usa en el mismo lugar que se produce la electricidad, y su costo ya es menor que el de la AEE. Además, los sistemas en techos proveen la oportunidad de aumentar la resiliencia local”, agregó.
En cuanto a la energía eólica, O’Neill señaló que Puerto Rico tiene “algunos lugares” en los que el viento es una alternativa viable, tanto a escala pequeña como grande. Una ventaja del viento es que está disponible de día y de noche. Su desventaja principal, sobre todo a gran escala, es la localización.
“Puerto Rico no cuenta con procesos de permisos que permitan que la localización de estos proyectos se haga de forma que realmente atienda las preocupaciones de los sectores afectados, comenzando por posibles impactos ambientales en terrenos sensitivos, pasando por el uso y valor de los terrenos, hasta preocupaciones por el valor estético del área”, resaltó O’Neill.
Sobre la energía de las olas del mar, dijo que “es excelente” en la costa norte de la isla, y tiene un “potencial grande” para integrarse al portafolio energético local. Su desventaja es que la tecnología “no está tan madura” como la solar y eólica. “Pero esto presenta una oportunidad de estudio y desarrollo local”, aseveró.
¿Desventajada?
O’Neill indicó que a las tecnologías renovables se les atribuye como desventaja su carácter variable. A su juicio, sin embargo, se trata de una desventaja desde el punto de vista de una infraestructura eléctrica pensada para una generación con combustibles fósiles (constante).
“Aquellos entrenados en la forma tradicional de diseñar, construir y operar redes eléctricas pretenden que las renovables se comporten como generadores convencionales fósiles. El reto hay que mirarlo desde otro prisma. Si en Puerto Rico contamos con excelentes recursos renovables, ¿cómo diseñamos, construimos y operamos una nueva red eléctrica que maximice el uso de esos recursos locales?”, planteó.
Según el Departamento de Energía federal, en los pasados 20 años, el 75% de las emisiones provino de la quema de combustibles fósiles. En opinión de O’Neill, dado que la isla no cuenta con ninguno de esos combustibles, la meta debe ser minimizar su quema “en todo lo que sea posible”.
“Cada vez que quemamos fósiles, casi literalmente estamos quemando dinero que bien pudiera invertirse en construir una nueva infraestructura eléctrica que maximice el uso de nuestros recursos locales”, reiteró.
Para O’Neill, la devastación causada por el huracán María representa “el momento ideal” para crear una nueva red eléctrica.
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