Premisas educativas
Una buena enseñanza nos ayudará a sobrevivir en el mundo; una gran educación nos impulsará a mejorarlo.
Cuatro premisas educativas bien conocidas por el profesorado y que, quizá, puedan contribuir a guiar mejor la acción de las familias.
1ª Buenos ejemplos. No se transmiten conocimientos mediante consejos de nuestras cabezas a sus mentes; sólo se trasladan entusiasmos y voluntades mediante ejemplos vitales desde nuestros corazones a sus almas.
2ª Saber compartido. La educación es un bien extensible, que compartiéndolo se amplía, que se propaga sin menguar y que prende en las personas como el fuego que se comunica sin apagarse. Una vela no pierde su luz por compartirla con otra. Metáfora de cómo diferenciar átomos (materia) y bits (conocimiento). No hay mejor enriquecimiento que compartir el conocimiento.
3ª Efecto Pigmalión. Cabe esperarlo todo de cada alumna y de cada alumno. Hemos de actuar como si estuviésemos ante un caso único y excepcional en todas las ocasiones, porque exactamente es así. «Los sueños están hechos de nada… La realidad comienza con nada…».
4ª Crear líderes. No debemos preparar a los más jóvenes para sobrellevar el mundo actual, ni para aprovecharse de esta atribulada y agridulce realidad. Educamos para recoger lo válido del pasado y preservarlo, para detectar lo inacabado del presente y concluirlo, y para perfeccionar la sociedad y la época que nos ha tocado vivir.
La vida es tan corta y el arte de vivir tan difícil que, cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse. La única solución es la transmisión del conocimiento a través de la educación. La educación nos hace ser como somos y como seremos. El esfuerzo por mejorarse es lo más significativo de una persona. Al fin y al cabo, sólo somos lo que hacemos por cambiar lo que somos.
Mikel Agirregabiria Agirre. Educador
kideak.blogspot.com
Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2006/premisas.htm