Dedicado a Rosa Aguilar
“No me fío de aguas mansas”
Isabel Ruiz Carrasco
 
Intentáste vivir en aguas vivas,
en esas de corrientes lacerosas
marcadas por el gen de la fatiga,
limpias y relucientes como la hoja
de la hoz que reparte las espigas.
Lo intentaste, por pasión, en tu inocencia,
lo intentaste, por razón, y parecías
de esas rosas encarnadas que valientes
al propio estercolero desafían.
Pero el tiempo con sus dientes de derechas
te comió tu juventud y tu honradía,
comenzaste a aunar placeres en despachos,
te creías ser más lista cada día,
le comiste el culo al guarro más borracho
para ser invitada a su homilía
y así fuiste trajinando la traición
con los mismos perros que antes te mordían,
que mordieron todos los principios,
que mordieron a toda tu familia.
Te vendiste de la forma más rastrera
por veinte minutillos de saliva
en la onda más falaz, más embustera,
la emisora más parcial y más fanquista.
Hoy, floreces ya por fin entre el dinero,
las cámaras, por fin, en tí confían,
estás embelesada, estás solemne,
aíta de venenos y de espinas,
conforme, plena, realizada
en la cumbre de tu hedionda cofradía
y es que la rata, porque es rata siempre vuelve
a su más confortable alcantarilla.