
Poder y Capital
La riqueza y la pobreza no se pueden mantener sino hay previamente un Poder que las consolide. Todo queda a merced de una Autoridad basada en la voluntad de poder (Gobierno o Estado, en última instancia) que perpetue las condiciones sociales entre poseedores y desposeidos y que dicte las reglas de juego entre los trabajadores asalariados y patronos.
El fin práctico del dominado o explotado no es (o debería ser) la lucha para conseguir más migajas de pan o mejores condiciones con el dominador o explotador, sino más bien la ruptura total con éste, de manera que mediante la desobediencia se pueda librar del dominador y del explotador, y emanciparse como individuo autónomo.
La revolución industrial y tecnológica no es un proceso que responde a una autonomía social, sino un proceso impuesto por el Estado moderno que junto con el Capital sirvió para consolidar el sistema de dominación. El progreso como modernización de las sociedades responde a un proceso de acumulación de Capital a partir de las crisis sistémica, guerras, desastres ecológicos que provoca el sistema. Y que concentra cada vez más riqueza en pocas manos y mas pobreza y miseria en la mayoría de la sociedad. Una sociedad capitalista nunca podrá ser una sociedad igualitaria y por lo tanto libre.
El poder corrompe porque su fin es el dominio, no libera al dominador, al contrario, depende del dominado para ser dominador, se ata al dominado para darle sentido a su existencia al carecer de auto-estima y por lo tanto de amor. Donde hay poder no hay amor.
En definitiva, el sistema de dominación pese a quien pese premia a los más adaptados y culpabiliza, criminaliza, anula y aniquila a los menos adaptados.