Plan «Honduras» 2 en marcha
La invasión de escuálidos que actualmente se lleva a cabo en toda la administració n pública, no es solamente producto de una inmensa negligencia de la revolución, sino un plan de la oposición perfectamente calculado, cuyo propósito es retomar subrepticiamente el control del Estado (hasta ahora, más perdido por ellos que ganado por la revolución) mediante la penetración sistemática de todas las instancias de decisión de los organismos y empresas del gobierno, ya ni siquiera disfrazándose de «rojos rojitos», sino de manera abierta y desvergonzada.
El eje medular de dicho plan es hacerles creer a los chavistas, a los ministros y al presidente mismo, que la revolución está avanzando en cada dependencia a través de nuevas estructuras creadas con tal finalidad (Oficinas de Atención al Soberano, Direcciones de Desarrollo Social, Gerencias de Trabajo Comunitario, Vicepresidencias de Producción Social, etc., todas generalmente deficitarias de personal y de recursos financieros) en las cuales recluyen (¡encierran!) a los chavistas verdaderos de cada organismo mientras ellos (los escuálidos) se hacen del control absoluto de las operaciones y muy especialmente de los grandes negocios que desde ahí amasan.
Todo eso sucede frente a nuestros ojos y bajo la cínica burla de ellos hacia los chavistas, sin que nadie le ponga atención a este grave percance, que va mucho más allá del desbordado gesto de generosidad de permitirles trabajar, porque lo que subyace en toda esta operación es precisamente acabar con el proceso, desde adentro mismo de la revolución, mediante el control y el sabotaje sistemático de la gestión de gobierno.
Es mucha le gente cansada ya de denunciar esto ante el PSUV y ante el gobierno, por prensa, radio y hasta por televisión y nadie se da por enterado. La frecuente rabieta de uno que otro «super revolucionario» en los portales del proceso, denunciando infiltrados a diestra y siniestra (generalmente sin fundamento alguno) por la marca de reloj o de pantalones que estos usen, no es la respuesta más ortodoxa al problema. Por el contrario, pudiera distraer la atención del verdadero problema, favoreciendo así el propósito del perverso plan opositor. 
Muchos ministros y directivos de organismos públicos parecieran mirar sólo hacia arriba, como buscando en todo momento aparecer o evitar que Chávez los regañe en el Aló Presidente, mientras que hacia abajo, hacia lo interno de las organizaciones, hay siempre mirando un escuálido, encumbrado a esa posición por las absurdas complacencias del proceso, con el avieso y único objetivo de meter a los suyos. 
«Nadie gobierna con sus enemigos», decía Luis Herrera. Y al parecer tenía toda la razón. 
El «Plan Honduras 2«, con el que se pretende sacar a Chávez del poder, tiene como fase inicial hacer llegar a los opositores a la Asamblea Nacional, mediante el voto castigo del pueblo ante el fracaso de la gestión de gobierno  que estos quinta columna generan desde sus posiciones de privilegio. 
¿Cómo es eso de que, después de tantos y tan importantes avances de la revolución en términos de inclusión y de elevación de la calidad de vida de la población, mediante complejos programas de atención social que nunca antes habían existido; en términos de logros económicos sin precedentes; y en rescate de soberanía como nunca antes se había alcanzado, de repente aparecemos presentando tal cúmulo de deficiencias y de errores en todas las áreas de servicios públicos?
Alguien tendrá que explicar esto desde un punto de vista un poco más científico que lo que se ha hecho hasta ahora, para ver si así lo entendemos. El «Plan Honduras 2» seguramente terminará siendo parte importante de esa explicación.