Persona maltratada
Desgraciadamente en mi corta y mediana vida, he vivido dos situaciones de violencia de género, o de entre géneros sería más correcto decir.
En el primero de los casos, un tal Albert “anti-racista”, mandó a la que era su pareja al hospital de una paliza. Los amigos de ambos, todos muy comprometidos y tal, quisieron permanecer equidistantes, pues eran amigos de ambos. Al final consiguió rehacer su vida, no sin ciertos sacrificios cambiando incluso de amistades, y él, volvió a coger presa a otra chica comprometida con el anarquismo y tal. Con esta nueva chica la cosa cambió, los amigos que continuaron con el maltratador ya no estaban dispuestos a seguir tolerándole, y quizás por suerte para ella nos cruzamos por el camino de la vida y le dimos la fuerza necesaria para que aquella relación no llegara a más y, tras unas denuncias y unas palizas extraoficiales, ella consiguió escapar de aquella relación.
El otro día paseando por la calle volví a encontrarme a este supuesto anti-racista con una nueva pareja. Si no tuviese suficiente con mis propios problemas le hubiese pegado un buen collejón o le hubiese contado a la nueva presa el pasado de semejante elemento, pero creo que el mundo no necesita de mis favores.
El segundo caso es totalmente personal. Después de casi 10 años de absoluta fidelidad (al menos por mi parte), he vivido situaciones que me han desbordado: he recibido broncas por parte de la que ha sido mi pareja porque, al airear mi melena al viento como ni el mismísimo Pablo Iglesias sabe hacer, dos compañeras de clase que compartíamos me dijeron que estaba más guapo con el pelo suelto y como si yo fuese responsable de lo que digan o hagan otras personas; me han hecho cribas de números de teléfono y sólo me dejó el de hombres y mujeres de mi familia; me han acusado de hablar con una mujer amiga de amigos comunes, que era “una zorra que quería ligar conmigo”, y que siguió siendo zorra zorra hasta que se echó novio y de repente pareció convertirse en una de sus mejores amigas; e incluso he recibido broncas simplemente por querer comer con mi madre… La situación ha sido tal, que he tenido auténtico miedo de meterme a estudiar o encontrar algún trabajo porque, si me tocaban compañeras mujeres de menos de 100 kg, tendría problemas en casa todos los días hasta que terminase lo que me llevó allí.
Tanto miedo me estaba dando, que aquello no podía ser normal, así que decidí buscar información sobre relaciones amorosas conflictivas, los escalones de la violencia de género, etc. Leyendo, he de confesar, que no tengo las manos totalmente limpias, pues muchas de las actitudes que inician una situación de maltrato psicológico también las he llevado a cabo.
Intenté cambiarlo, que nos reeducáramos, que eliminásemos las cargas negativas y potenciáramos las positivas, que dejásemos a un lado las hostilidades y fuésemos más flexibles entre nosotros si queríamos salvar nuestra relación.
Finalmente tuve que poner fin a esa relación tan destructiva para ambos, porque sin ella dar su brazo a torcer, a mí sólo me quedaban de alternativas soportar sus malos tratos psicológicos; ser un cabrón y saltarle a la mínima para que así no le quedasen ganas de discutir; o imponer físicamente unas razones que su lógica le impedían aceptar sin convertir en una lucha a muerte por ser un ataque a sus ideas (como comer con mi madre si se me apetece, o darle dinero para que arregle el coche, cosa que tardó un día en agradecerme). Me niego aceptar cualquiera de esas alternativas, yo soy mucho más simple que eso y mucho más fácil de contentar como para que mi relación amorosa sea una lucha constante a muerte.
Tras la ruptura, frases y situaciones comunes que viví de la mano de las presas del anti-racista y de los textos en los que durante meses me sumergí para encontrar respuestas a lo que me estaba pasando: “es que el que tiene la culpa eres tú por permitir eso”, “es que yo soy amigo de los dos”… estas cosas no cambian si la persona maltratada es una mujer o un hombre.
Después de casi diez años me queda una pena tan grande que intenté salvar aunque sólo fueran las formas para que pudiéramos coincidir en alguna reunión ya que compartimos amistades, le dejé cosas mías que necesitaba, y le pedí que no me hiciera lo mismo que en una ruptura anterior y que no me aislase de mis amigos. Pero no, la persona que maltrata nunca aceptará que su presa pueda tener vida propia después de haber cortado.
Con el chantaje de tener amigas que están buenas para mis amigos solteros, tres casas en la playa, una en la montaña, varios pisos sin padres repartidos por toda la ciudad, y hasta una casa en Marruecos si se tercia, ¿qué hombre soltero se va a negar a esos planes? Joder… lo digo en voz alta y hasta yo mismo me pienso en unirme al coro de voces que critican mi persona por poner fin a los malos tratos, es más, como tantas víctimas de violencia de género que dicen basta y después se encuentran con la soledad, hasta incluso me planteo el pedirle que volvamos. Pero si lo hiciéramos ya no habría planes de fiesta a diario, no habría amigas de buen ver, y volveríamos a la rutina del aislamiento para ver películas y no para follar que al menos lo justificaría, o peor aún, me enfrentaría contra su familia, la cual, tras la ruptura, dijeron algo tan desagradable que yo, prolífico en insultos en mis textos, no me atrevo a decir en público.
Decía Pablo Hasel que echaba mucho en falta solidaridad desde el mundo del hip hop ante la represión que él y otros mc están sufriendo. Yo echo en falta el apoyo de quienes dicen ser mis amigos, y de quienes en algún momento se hicieron llamar camaradas.
Después de soltar una frase hecha en la violencia de género que termina culpabilizando a la víctima, la hipocresía llega a su grado máximo cuando después nos solidarizamos cuando tenemos un cadáver presente para comentar. Quizás haya quien se lleve las manos a la cabeza y se pregunte “¿pero cómo pudo volver con su agresor?” ¿Acaso no preferiste juntarte con él “porque la situación no esta tan grave como decía” o simplemente hiciste caso omiso a las llamadas de auxilio que la victima lanzaba antes de volver a su condena?
Quizás haya alguna barbijaputa que venga a decirme que la violencia de género sólo es cuando es la mujer la que lo sufre, y que el otro caso es violencia familiar. Quizás haya agrupaciones machistas de hombres que cojan estas realidades y las tergiversen a su favor. Quizás. Pero yo no veo diferencias entre los entornos sociales de la pareja en conflicto sea hombre o mujer el blanco de los maltratos psicológicos. Quizás otros hagan discursos con vistas a cambiar leyes, a mí simplemente me vale con que te acuerdes de mí para tomar una cerveza y no me dejes en mi absoluta soledad, que es algo que te agradeceremos todas las víctimas que pasamos por estas desgraciadas situaciones.