Pedro Sánchez debería homenajear tambien a Churchill
Gracias al primer ministro británico, la dictadura de Franco no fue incluida dentro de los planes aliados de acabar con el fascismo en Europa. Esa dictadura, prolongada otros 40 años tras la muerte del dictador, sigue hoy viva en España y hace de Pedro Sánchez presidente de una falsa y postiza democracia.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se ha desplazado hasta Londres para rendir homenaje a Winston Churchill, gracias al cual, a su decisiva intervención de apoyo al legítimo gobierno francés y a su entonces representante Charles De Gaulle, Francia pudo salir de las garras del nazismo. La resistencia francesa no habría podido existir sin el decisivo apoyo que le proporcionó Inglaterra como nación no ocupada. Podría nuestro presidente electo, Pedro Sánchez, tener un poco de decencia, acudir él también a homenajear a Winston Churchill y agradecerle que, gracias a su intervención, España no fue nunca liberada de las garras del fascismo; además de haber tenido que sufrir una dictadura que dura hasta nuestros días y de la que su gobierno es una evidente continuación. La liberación de España, que se inició en el valle de Arán bajo el loable objetivo aliado de borrar el fascismo de Europa, no pudo llevarse a cabo a causa de la traición de Churchill, que se negó a apoyarla.
En esta traición de Churchill, no solamente contra España, sino contra el propósito final de todo el bloque aliado, tuvo un papel decisivo la admiración que el racista mandatario británico sentía hacia el rechoncho dictador de España: “Unió su país y reconstruyó su grandeza -dijo Churchill sobre Francisco Franco-. Además de ello, reconcilió el pasado con el presente y mejoró la vida de la clase trabajadora”.
Nuestro querido presidente, Pedro Sánchez, debería homenajear también a Churchill; en su caso cantando el “caralsol” frente a su estatua de Westminster, brazo en alto, el mismo saludo nazi que se llevaba en la España de Franco, la que tanto defendió Churchill, convirtiéndose en el cómplice internacional más valioso del sanguinario Caudillo. La dictadura de Franco puede ser considerada la más larga de la historia contemporánea de Europa: una guerra criminal contra una república indefensa y un exterminio masivo de disidentes, al estilo de los campos nazis, provocaron cerca de un millón de muertos; unos muertos que siguen reposando en cunetas y fosas anónimas y cuyos asesinos siguen gozando de impunidad ante los gobiernos “democráticos” de España. A otros cuarenta años más de la muerte del dictador, su régimen sigue aún vivo e imbatible… A Winston Churchill le habría encantado comprobar la vigencia de esta dictadura en la Europa del siglo XXI, lo que confirma lo que su admirado Franco decía: “Todo está atado y bien atado”.