Noticias Uruguayas 10 abril 2020
URUGUAY: Abigail Puig (FUECYS): "No sabemos cómo será el día después pero sí sabemos que hoy miles la están pasando mal" // LA TENTACIÓN INSURGENTEpor Jorge Zabalza
URUGUAY
Olla popular en Villa Garcia,
Plataformas colaborativas: Dos sitios conectan información sobre ollas populares con sus eventuales donantes
9 de abril de 2020 | En casa | Foto: Mariana Greif – LA DIARIA
Desde el sector tecnológico, dos equipos de desarrolladores decidieron tomar de forma independiente la iniciativa de facilitar el acceso a las ollas populares que se van multiplicando por todo el país.
Con mayor o menor organización, estas comidas solidarias recurren a los medios de comunicación para que difundan su tarea, pero por medio de estas herramientas pueden sistematizar el trabajo.
“Encontramos una iniciativa muy buena por parte de #ParandoLaOlla, quienes crearon un mapa con la ubicación en todo Uruguay. Lo que queremos con ollaspopulares.com es potenciar esta idea”, explican tres emprendedores que prefieren mantener sus nombres al margen. “Vimos que tenían un mapa estático, donde te tenías que poner en contacto con el administrador. Nuestra intención fue dar acceso público al registro de ollas o centros que reciben donaciones y también a los que quieran gestionar directamente con ellos. O sea, queremos lograr que tengan independencia para ingresar los datos, de manera de hacer algo más colaborativo para obtener más visibilidad. El objetivo es dar una mano. Hicimos todo esto de forma anónima porque no nos interesa obtener ningún rédito; sólo queremos ayudar a organizar un poco mejor. Salimos con esto hace dos fines de semana: todo surgió un viernes de tarde, escuchando en la radio la lista de ollas, y en la noche, en el informativo, de nuevo, pero era todo con base en la buena fe. Entre sábado y domingo generamos la plataforma y la publicamos de madrugada”.
Dicen que lo ideal sería potenciar esfuerzos con otras plataformas del estilo. Desde que empezaron reciben entre cinco y diez correos semanales con solicitudes de apoyo o para saber cómo donar. Incluso les han ofrecido mano de obra y desarrollo de software para el sitio. El flujo es continuo, aseguran, y para Semana de Turismo se ubica por encima de lo esperado.
El proyecto es de alcance nacional, y por el momento tienen tres ollas registradas fuera de Montevideo: en Toledo (Canelones), una familia en Quebracho (Maldonado) y en Paysandú. En el sitio figura la opción de indicar los días y horarios de servicio que ofrecen.
Por el momento no han recibido notificaciones de bajas. En cambio, hubo agregados, como en el barrio Casavalle, donde un comedor se encargaba de servir la leche de tarde y este mes empezó a dar la cena. “Alguna gente que hace donaciones nos ha escrito para balancear y ser equitativos con lo que recibe cada olla”, cuentan.
Comercio electrónico modificado
Fabricio Álvarez, Fabián Delgado y Martín Pérez están “a full” con ollapopular.uy, que empezó a funcionar anteayer. Hace cuestión de cuatro días que estos ingenieros y analistas en informática venían armando el sitio con la idea de poner en valor alguna información que ya circulaba: “vimos algo en Twitter, el Ministerio de Desarrollo Social tenía algún Power Point y algunas intendencias se están organizando. A nosotros se nos ocurrió esto para facilitar las donaciones, pusimos la búsqueda por cercanía y le dimos formato web, no sólo de mapa”, indicó Álvarez.
Se presentan como “un sitio web responsivo y una plataforma modificada de ecommerce para poder sumarle donaciones”. Por eso la zona de precios de los productos está en cero.
“Lo que estaba pasando con las ollas populares es que dicen las cosas que precisan, en la tele, en los diarios, pero después quedan medio solos. La idea era facilitarles otro canal, donde pusimos los productos que se pueden precisar para que puedan elegirlos y que termine en una interconexión. Hace poco me llamó una muchacha de Rivera que quería donar y no sabía qué ollas había en su departamento. Falta eso, el nexo. La idea es que vos elijas los ingredientes, veas a qué olla popular querés que vayan y les mandes un mensaje de texto (para eso nos dan los teléfonos)”.
Como es imposible que la plataforma resuelva la logística, donante y receptor deben coordinar la forma de entrega. “La mayoría de las ollas populares hacen comidas similares, y ahora sumamos productos que también precisan, como alcohol en gel. Queremos tener feedback de ellos. Los que más comúnmente se dona son cosas accesibles, como fideos, y conseguir carne es lo más complicado. Si no, terminan haciendo la olla con lo que pueden o, como anoche, que miraba el informativo y en algunas partes había filas de gente esperando, no tenían con qué hacerla y se iban llorando para la casa”.
Entre interesados en registrar sus ollas y comedores con ganas de recibir donaciones, les están llegando pedidos desde Fray Bentos hasta Montevideo, sumando unos 170 contactos que todavía trabajan para cargar en la página.
Alberti: «Hay gente con hambre»
Martes, 31 Marzo 2020 13:13 – PORTAL PIT-CNT
Y un día el planeta volvió a crujir y las personas se encerraron en sus casas y millones por todas partes se quedaron sin saber qué hacer ni qué decir. El miedo muchas veces paraliza.
Las rutinas cambiaron, casi todo fue distante, remoto o virtual y hasta los abrazos se quedaron solos.
En nuestro país, decenas de miles -por ahora o vaya saber hasta cuándo- se quedaron sin trabajo. Sin un plato de comida para sus familias. Así de crudo es el tiempo presente para los que viven de su trabajo, casi siempre al día, con facturas impagas que se acumulan porque los vencimientos no saben de empatía.
Inmediatamente que la realidad impactó de lleno en la clase trabajadora, el movimiento sindical hizo lo que hace siempre, ni más ni menos. Y así comenzó a desplegar su tejido solidario a partir del compromiso histórico de sindicatos, federaciones, militantes anónimos, veteranos y veteranas de otros tiempos y otras batallas, en las que la solidaridad -tal como ahora- se ocupó de multiplicar la esperanza.
Cada madrugada, en la sede del PIT-CNT, militantes sindicales, y voluntarios que se ofrecen para dar una mano, ordenan y clasifican los alimentos que se acopian a la espera de ser trasladados a ollas populares, a comedores y distintos puntos en los que la palabra hambre no repara en colores, ni divisas, ni nada.
«No es como en otras crisis, porque por ejemplo allá por el 2002, los militantes sindicales, sociales, nos amontonábamos para dar una mano, éramos miles por todas partes tratando de hacer algo por los que estaban peor, pero ahora estamos viviendo una pandemia y eso nos requiere otros cuidados, y debemos ajustarnos a las recomendaciones sanitarias para cuidar la salud de la población». Así lo explicó al Portal del PIT-CNT, la responsable de organización de la central sindical, Laura Alberti.
De acuerdo a las pautas internacionales y recomendaciones de la OMS, la distancia social es clave para prevenir el avance del coronavirus COVID-19.
Por ello, desde la Secretaría de Organización del PIT-CNT se tomaron los recaudos necesarios para respetar las indicaciones y cuidar la salud de las personas. «En este contexto de pandemia, organizar la solidaridad es mucho más complejo de lo que se puede imaginar», explicó Alberti.
«Aquí estamos»
La solidaridad ha sido una constante a lo largo de la rica historia del movimiento sindical, como así también de las organizaciones sociales que hoy día se nuclean en la Intersocial.
A la sede de la central, llegan camiones cargados de alimentos donados por sindicatos, cooperativas, pequeños y medianos emprendimientos que hacen sus aportes de manera anónima, pero también llegan familias, vecinas y vecinos, con lo que pueden. «Hay quienes vienen con un paquete de fideos y nos dicen ‘esto es lo que puedo donar, compañeros, perdón que no tengo más para ayudar’ y eso es impresionante, ver cómo hasta la gente que no tiene casi nada y que seguramente la está pasando mal, viene y da algo para ayudar a otro que también la está pasando mal».
Alberti aseguró que jamás se imaginó algo como lo que estamos viviendo a nivel mundial. «Si bien sabíamos que la realidad que nos esperaba a las trabajadoras y trabajadores en nuestro país iba a ser difícil, con escenarios complejos en los Consejos de Salarios, nunca pensamos en esto que está pasando».
La frialdad de las cifras no suele traducir la cruda realidad. «Hay gente que tiene hambre y tenemos que asistirla porque eso el mercado no lo soluciona, ahí tenemos que estar los trabajadores y las trabajadoras organizados».
Odio y veneno puntocom
Tal como lo ha denunciado el presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira, el movimiento sindical ha sido objeto de ataques informáticos, algunos dirigentes han sido amenazados de muerte y desde cuentas generalmente anónimas en redes sociales, se ha desplegado una campaña sistemática cargada de odio. Uno de los adjetivos más utilizados es «mugrientos». Pero también se apela a «muertos de hambre», entre decenas de epítetos.
Según contó Alberti al Portal, son innumerables las muestras de solidaridad de gente que llega durante todo el día a la sede de la central para ofrecer una mano. «Es como dice el Turco (Marcelo Abdala) que la gente no da lo que le sobra sino que lo que le falta, en este sentido es emocionante la respuesta solidaria de la inmensa mayoría. Pero también hay unos pocos, que pasan en auto y te gritan un insulto. Vienen familias caminando de lejos, para traer un paquete de arroz o de fideos, que es todo lo que pueden dar, se ofrecen como voluntarios para ayudar y por otra parte, hay unos poquitos que pasan y gritan un insulto y se ríen». Lejos de amedrentar, Alberti dice que son cosas que tonifican. «Como dice el dicho, hasta una patada te empuja hacia adelante. Nos emociona y nos compromete cada día más, cada gesto solidario por pequeño que sea, pero también nos hace más fuertes cuando nos atacan y nos pretenden callar. Nos enorgullecemos de ser trabajadoras y trabajadores, de ser militantes sindicales».
Abigail Puig (FUECYS): «No sabemos cómo será el día después pero sí sabemos que hoy miles la están pasando mal»
Martes, 07 Abril 2020 19:31 – PORTAL PIT-CNT
Foto: Carlos Lebrato
Y un día la vida cambió en cuestión de horas. El silencio invadió los shoppings, las grandes tiendas quedaron sin gente, los estadios vacíos, las canchas sin gritos, y ya no hubo razón para los cánticos, ni las banderas, ni los carros con hamburguesas, choripanes o refrescos.
En Uruguay, como en tantas otras partes del mundo, el coronavirus impactó de lleno en el comercio y ya se cuentan por decenas de miles las personas que vieron afectada su fuente de ingreso desde que el COVID-19 fue oficialmente diagnosticado en nuestro país. Desde entonces y en muy pocos días, la fragilidad de muchos vínculos laborales, el informalismo, la precarización del trabajo, la tercerización incluso hasta en el propio Estado, que ya habían sido denunciados por el movimiento sindical en los últimos años, ahora han quedado aún más expuestos como cara brutal del sistema que suele apelar a eufemismos para intentar suavizan lo escabroso.
En este contexto, hay sectores del comercio que se encuentran en situación crítica, sin saber cómo afrontar el día a día, al tiempo que otros han visto incrementadas sus ventas, como notoriamente ha sido el caso de los supermercados, y sus trabajadores han comenzado a tener que enfrentar otro tipo de problemáticas vinculadas a los riesgos sanitarios, exposición a posibles contagios ante la falta de cumplimiento de las normas pactadas para el ingreso y permanencia dentro de los locales, así como también, las dificultades inherentes a la reducción de las frecuencias del transporte colectivo, con sus derivaciones directas en materia de inseguridad y la demora de hasta tres horas para llegar de retorno a casa.
Según informó al Portal del PIT-CNT la integrante del Secretariado Ejecutivo, Abigail Puig, en la actual coyuntura, es imprescindible que las empresas cumplan lo acordado y controlen el ingreso y permanencia del público dentro de los supermercados. «Estamos en una semana especial en la que históricamente los supermercados se llenan de gente». Puig, quien además es secretaria de organización de la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios (FUECYS) explicó que en muchos casos al día de hoy las empresas no están realizando los controles de ingreso y tampoco se respeta que haya una persona del núcleo familiar por carro. Esto sucede porque la empresas alegan que no quieren tener enfrentamientos ni rispideces con las familias. «Hay cadenas que publicitan en TV sus comerciales con recomendaciones pero luego no controlan sus puertas», enfatizó.
Otra de las particularidades que FUECYS cuestiona es que dentro de los locales se puede ver a muchas familias asistir con niños, niñas y bebes. «Es un problema de actitud de la gente, claramente, pero también es importante que todos los supermercados controlen el ingreso».
Si bien algunas empresas ya disponen de protocolos de ingreso y permanencia, la seguridad laboral y las medidas preventivas para evitar la propagación del virus terminan quedando a consideración y voluntad de cada establecimiento.
En relación a la reducción de las frecuencias de distintas líneas de trasporte, Puig mencionó que algunas empresas aceptaron reducir la carga horaria de su personal para facilitar el retorno a sus hogares. «Hay quienes tardan dos o tres horas más de lo habitual en llegar a sus casas, especialmente la gente que tiene que tomar los ómnibus interdepartamentales. Hay cadenas que redujeron una hora e incluso dos el horario de atención al público pero el problema es que al haber muy poca gente en la calle, las trabajadoras y trabajadores del comercio quedan expuestos a la soledad de la calle y eso implica un mayor riesgo ante la inseguridad». En este aspecto, FUECYS elevó un planteo para que se considere la reducción del horario de funcionamiento de los supermercados, estableciendo como tope de funcionamiento las 19 horas. En este sentido, desde el sector empresarial se rechazó cualquier alternativa que implicara la reducción del horario de atención, así como también, la reducción del horario laboral sin pérdida salarial.
Ancho y ajeno
El mundo laboral que abarca FUECYS supone un universo de realidades disímiles. En la actualidad, las cortinas de hierro han bajado de manera intempestiva en vastos sectores del comercio y los servicios, tales como peluquerías, free shops de frontera, vendedores ambulantes, cuidacoches, pancheros, talleres, tiendas, shoppings, servicios tercerizados de limpieza, el área vinculada a los deportes y los espectáculos deportivos y eventos. En ese amplio abanico del mundo del trabajo del comercio y los servicios, decenas de miles de trabajadoras y trabajadores o bien han sido enviados al seguro de paro -en los casos que eso era posible- o directamente se quedaron sin nada.
Puig informó al Portal que hay empresas por ejemplo del sector informático y call center, que han mutado su realidad y la han adaptado al teletrabajo como forma de seguir adelante y mantener a sus trabajadores en sus casas. Según explicó la secretaria de organización de la Federación, desde la organización sindical se peleó por el reconocimiento de las nuevas condiciones laborales para que quienes ejercen ahora el teletrabajo no se vean perjudicados por los gastos extra de Internet, luz y agua de sus hogares.
«Hasta el momento, una empresa de call center aseguró una partida extra para que sus trabajadores afronten esos gastos, habrá que seguir insistiendo para que otras también lo entiendan».
De todos modos, Puig dijo que muchas de las problemáticas que se están planteando surgen como parte de un fenómeno nuevo, y que hay que analizar los escenarios actuales y futuros. «Todo indica que esto va a ser un proceso largo, que llevará meses, y deberemos comprender eso para analizar qué va a pasar después. Si estos trabajadores van a volver a sus lugares físicos de trabajo anteriores o si seguirán desarrollando el teletrabajo».
Para FUECYS, son muchas las interrogantes y menos las certezas de cómo se saldrá de esta pandemia y emergencia sanitaria, y cuáles serán las consecuencias del impacto en el mundo del trabajo.
«No sabemos cómo será ese día después, lo que sí sabemos es que hoy hay muchos trabajadores y trabajadoras sin poder cubrir sus necesidades básicas elementales, o en seguro de paro, o en condiciones muy precarias. Eso sí lo sabemos y de eso nos tenemos que ocupar como sociedad y como movimiento sindical». En este sentido, mencionó que las empresa deben asegurar el complemento económico salarial para sus trabajadores y trabajadoras enviados al seguro de paro. «Especialmente las grandes tiendas de ropa que en estos últimos quince años se han desarrollado de manera notoria dentro y fuera del país», acotó.
Por último, Puig destacó el rol de quienes desempeñan tareas de atención para la población. «Las compañeras y compañeros de la salud están en la primera línea y la sociedad debe seguir destacando su desempeño cotidiano. En otra línea, hay mucha gente que atiende a la población y que son muy necesarios, en los supermercados, en la alimentación, en el reparto del gas, en muchísimas áreas que no siempre tienen visibilidad y son realmente básicas para la gente».
A Juan Siola y Alvear Leal
LA TENTACIÓN INSURGENTE
por Jorge Zabalza
Hollywood y Netflix lo venían anticipando: a la vuelta de la esquina acechaba el apocalipsis de las pandemias. Ahora, cuando los augurios se volvieron hechos reales, la parafernalia mediática convirtió el COVID-19 en motor de la histeria colectiva, otro hecho real. El susto es el combustible que impulsa una nueva concentración y centralización del capital, instrumento de la recomposición de la reproducción ampliada. COVID-19 ocupa el lugar del cuco que dejó vacío Bin Laden.
Como no puede crecer y desarrollarse sin crear sus propios sepultureros, el capitalismo dio origen a condiciones que ampararon la pandemia. Una vez instalada la peste, se disparó la crisis que se venía cocinado hace rato. El COVID-19 es consecuencia del capitalismo siglo XXI, no es la causa ni el responsable de la recesión y el desastre financiero.
Aun propulsando la campaña del miedo, las clases dominantes debieron encender una luz de esperanza: de la crisis se sale “salvando la cadena de pagos”, consigna que debe leerse “salvar la cadena de acreedores”, pues el objetivo indirecto del salvataje son los bancos y los prestamistas de la deuda externa, la aristocracia financiera, en una palabra. La ensalada la aderezaron con amenazas truculentas: si se deja de pagar desaparece la humanidad o se cae en el caos o, lo que es peor aún, en manos de la anarquía y el marxismo.
Esta guerra la ganaremos entre todas y todos dice la propaganda, unidos los pobres con los ricos, los explotados y los explotadores, frenteamplistas y fascistas, una reedición de la fracasada “concertación nacional” de 1985. El carácter patriótico justifica la “economía de guerra” donde todas y todos se sacrifican para salvar el sistema que los jode. Es la bandera de la “salvación nacional”, la que arrastró pueblos enteros a morir en las trincheras de la primera guerra mundial. Sin embargo, mientras sea capitalista la patria no podrá ser ni para todos ni para todas, pero el anzuelo brilla en el agua y los peces quedan enganchados.
Mientras muchos imaginábamos el recurso a la mano dura, pero, sorpresivamente, el gobierno del Uruguay apela a la consciencia y a exhortar como método. Una línea bien diferente a las de Macri y Bolsonaro. Los dirigentes frenteamplistas contemplan, azorados, como Lacalle Pou se apropia del melifluo poema político mujiquista/astorista. En definitiva, las medidas que se han tomado para enfrentar la pandemia no difieren demasiado de las que podría haber implementado un gobierno del Frente Amplio en las mismas circunstancias. El asistencialismo social marcaba la diferencia entre el neoliberalismo del trío Tabaré-Mujica-Astori y el más crudo y explícito que propone la coalición multi reaccionaria. El nuevo discurso de Lacalle dejó muy mal parados a los dirigentes frenteamplistas, cada vez es más difícil encontrar las siete diferencias. Ser “oposición responsable” equivale a organizar el repliegue.
El gobierno aprovechó los sentimientos generalizados de solidaridad despertados por la pandemia y expropió por la fuerza a los funcionarios públicos con mayor nivel de ingresos. La creación del fondo coronavirus ha conquistado las simpatías de la población que no confía en los empleados estatales. La medida instala en la sociedad el concepto de que, con determinados fines y en determinadas circunstancias, se justifica la “solidaridad forzosa”. Este hecho entraña cierto peligro, puede ser mal entendido, permite imaginar otras expropiaciones forzosas y otras formas de cubrir las necesidades de los pobres.
Como su aparato estatal y partidario hiper centralizado ha sido exitoso, el ejemplo de China se esgrime para justificar cuarentenas obligatorias, distanciamientos sociales y detenciones de los transgresores. Los gobiernos liberales de occidente han sacado policías y soldados a la calle y a las carreteras, para recomendar el encierro es cierto, pero también para vigilar y castigar a los transgresores y la gente se va acostumbrando…
Viktor Orban, presidente de extrema derecha de Hungría, se ha hecho otorgar poderes casi ilimitados para combatir al coronavirus. Históricamente los períodos de recomposición del capital condujeron a regímenes autoritarios y dictaduras como las de los años 70. Nadie puede afirmar cómo será el mundo que dejará la pandemia, pero, sin embargo, no es descabellado sospechar que florecerán formas e instituciones de control policial e informático … ¡con consentimiento de la población asustada por su seguridad sanitaria!
¿Dejaremos que la aristocracia financiera nos siga arrastrando hacia nuevas catástrofes, llámense pandemias, guerras al por mayor o desastres ambientales? ¿Permitiremos que se nos impongan regímenes autoritarios de toda laya? Hay formas muy diferentes al orden burgués y patriarcal, ¿no será momento de pensar en desarticular lo que ha fracasado y transformarlo en otro orden, en uno para redimir a las víctimas del capitalismo?
Un orden con mujeres y hombres iguales entre sí, portadores de sentimientos e ideas de responsabilidad social, solidaridad y altruismo; que hayan desechado el paradigma de la competencia y el escalar a cualquier precio; que sean capaces de construir formas de producir basadas en la cooperación y la propiedad social.
Un orden con relaciones políticas basadas en el respeto entre iguales; que asegure la participación de todas y todos en las decisiones que atañen al conjunto de la sociedad, donde el pueblo ejerza directamente su poder.
¿No está suficientemente claro que la democracia liberal no está hecha para transformar la sociedad sino para perpetuar el reinado del capital? ¿No habrá que escapar del Palacio Legislativo para dar la batalla de ideas luchando en la calle, por Verdad y Justicia, por la igualdad de género, por el respeto a la naturaleza? ¿No habrá que salirse del marco de un Estado de Derecho que creó la burguesía para someter y dominar las fuerzas populares? ¿No será momento de la insurgencia en las ideas? ¿No habrá que comenzar a entender mejor los mensajes de Ernesto Guevara y Raúl Sendic Antonaccio?
Jorge Zabalza