No sirve huir (quienes pueden pagar) de una Sanidad Pública devastada para refugiarse en la privada

La Sanidad Pública vive uno de sus peores momentos. Lo vemos diariamente. Observamos el sufrimiento de la gente. Pacientes y profesionales sanitarios/as. Y a su vez, el de las familias y el entorno de pacientes y personal de salud. Quienes forman parte del circuito de la asistencia sanitaria, quienes padecen cada golpe que intenta su aniquilamiento, entienden que la salud de la población está en serio riesgo.

El personal sanitario (insuficiente para atender las necesidades de la población) realiza jornadas extenuantes y en condiciones altamente precarias. Una vez que han podido atender a los pacientes, éstos inician un doloroso proceso para lograr citas con un especialista para estudios de diagnóstico o una cirugía. Procesos que demorarán meses. Muchos meses.

Las autoridades vienen demostrando que no tienen intención de aportar soluciones. Son muchos los intereses en juego. Ninguno que beneficie a las personas. Se limitan a realizan cambios insustanciales, “fórmulas mágicas” que realizan movidas para que todo quede como está. O empeore. Llevan años aplicando las mismas recetas… que aceleran el desmantelamiento del sistema. Hace pocas semanas asistimos al anuncio de apertura de nuevo centro de atención médica… pero sin médicos/as!!

Mientras tanto prosigue el saqueo del SNS y los beneficios para las empresas privadas, amparado por leyes en su momento cuestionadas por Plataformas o entidades valientes y avaladas por entidades cómplices.

Cómo con brillante lucidez ya advertía en una publicación del año 2016 la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad de Madrid:

Se cumplen tres décadas de la aprobación de la Ley General de Sanidad y determinados sectores de población siguen recibiendo asistencia sanitaria en centros privados a cargo de fondos públicos; lo que es curioso, ya que es indudable que los centros de la “red estatal”(1) además de asumir todo tipo de problemas, tienen mejores resultados de calidad, mientras que los centros privados se especializan en lo rentable, eludiendo tratar lo complejo o caro.

La privatización emprendida hace décadas, sigue avanzando y ya ha implicado mayores costos de atención médica. Los proveedores sanitarios privados cobran tarifas más altas por sus servicios, lo que ha incrementado exponencialmente los costos para las personas y familias.

El deterioro de la Sanidad Pública, implica una inevitable reducción del acceso a la atención médica. Las empresas de salud médica privada priorizan exclusivamente las ganancias sobre la atención del paciente y nunca van a cubrir a aquellos que no puedan pagarse una póliza. No es casual que la tercerización de servicios emprendida por los sucesivos gobiernos de todas las comunidades, siempre resguarda los beneficios de los prestadores privados, derivando a éstos las patologías más simples y dejando para la Sanidad Pública los casos más complejos y costosos.

La calidad de la atención se resiente. Las empresas de medicina privada tienen como objetivo único el lucro. Esto implica que nunca llegarán a invertir en equipos, personal y capacitación, al mismo nivel que lo ha venido haciendo la Sanidad Pública.

Quiebre de la equidad. La privatización conduce irremediablemente a un sistema de atención médica de dos niveles, en el que aquellos que pueden pagar reciben una atención médica más rápida (esto últimanente se ha visto modificado, ver apartado “listas de espera”) que aquellos que dependen del sistema público. Esto conduce a desigualdades en el acceso y los resultados de la atención médica.

La pérdida de control. Cuando se inicia un proceso de privatización sobre parte de los servicios de salud, el Estado pierde el control de manera completa sobre la prestación de estos servicios, esto puede hacer inviable la regulación y la obligación de garantizar la cobertura de las necesidades sanitarias de la población.

Hay cuestiones puntuales que implican mayores desafíos y por lo tanto se necesitan más recursos para enfrentarlos

El envejecimiento de la población en el Estado español: La cantidad de personas mayores crece rápidamente, y esto ejerce una lógica presión sobre el sistema de salud. Tener en cuenta que esto implica un aumento en la prevalencia de enfermedades crónicas: enfermedades metabólicas, cardiovasculares y cánceres entre otras.

La escasez de profesionales sanitarios: La merma de determinados profesionales sanitarios, como médicos/as y enfermeras/os, son el resultado de las politicas públicas implementadas en el ámbito sanitario. Salarios insuficientes, falta de personal y ninguna intención de reforzar las plantillas, sobrecarga en la atención de pacientes por parte de personal médico que ya se encuentra al límite de sus fuerzas. Definitivamente no es posible atender las necesidades reales con estos recursos.

La alta necesidad de atender el ámbito de la salud mental: Los problemas psicológicos, psiquiátricos, incluidos la ansiedad y la depresión, se han agudizado y se van a ir incrementando como resultado del tipo de sociedad capitalista que aísla y exprime a las personas. Y frente a este problema creciente, ya ni siquiera se atienden, desde la psiquiatría más tradicional (soñar con tratamientos no farmacológicos es una utopía), en tiempos adecuados estas patologías.

¿Listas de espera en la sanidad privada?

Las listas de espera en la sanidad privada son menores que las de la sanidad pública, pero existen y van aumentando, resultado de la huida de las clases medias hacia los seguros privados.
La ecuación es clara: a mayor deterioro del sistema público, mayor oportunidad de negocio.
El crecimiento en estos últimos años ha sido exponencial. Pese a que las empresas siempre están dispuestas a aprovechar los negocios, resulta evidente que no se encontraban preparadas para asumir semejante cantidad de pacientes. Esto no obsta para que sigan promocionando sus servicios y asegurando gente prometiendo las máximas maravillas (inexistentes) en la atención médica que recibirán. Esto se ve reflejado en la demoras que empiezan a registrarse en sus centros. Numerosas notas de prensa se han hecho eco de estas esperas. En uno de los casos, con un título más que elocuente: “El colapso de la sanidad pública arrastra a la privada: listas de espera de hasta mes y medio para una resonancia”. Efectivamente, ya se registran en algunas comunidades espera de meses para ver un especialista o para estudios de diagnóstico. A no ser que pagues directamente cada acto médico, lo que solo se puede permitir un sector muy minoritario de la población.
Incluso los trabajadores y trabajadoras han denunciado las condiciones laborales precarias en el sector de la sanidad privada. Salarios bajos y malas condiciones de trabajo. Los únicos que ganan son los dueños de estos “emporios sanitarios” cuyas ganancias no dejan de crecer.

Entidades de defensa de derecho de consumidor reclaman que las compañías de asistencia sanitaria necesitan ser más transparentes y entienden que deben publicar los datos sobre la espera real que sufren sus clientes a la hora de recibir algún servicio.

Hay algo que es claro y definitivo: La cobertura del servicio de la sanidad pública es muy superior al de cualquier aseguradora y que estas compañías juegan con sus propias normas: suben las primas, aplican exclusiones y no admiten nuevos asegurados mayores.

Conclusión

No hay manera de luchar contra la embestida privatizadora de la sanidad si no se implica la población en general. Esta es una lucha colectiva, y al decir de un grupo de vecinas que apoyaban el encierro de personal médico en la Consejería de Salud de Madrid, “Nos va la vida en ello”.

La fantasía de huir hacia adelante contratando (quienes pueden) un seguro de salud, va haciendo agua. Una Sanidad Pública devastada, implica salida masiva de pacientes hacia una sanidad privada no preparada para asumir la atención de tal cantidad de personas, pero además no preparada para atender con excelencia y recursos, las patologías más complejas.

¿Puede ser que una vez más caigan en el vacío estas palabras y exhortaciones? Es probable, pero siempre habrá alguien que lo lea y medite acerca de esto riesgos, para decidir incorporarse a la lucha por la defensa de la Sanidad Pública y el personal de salud que lo sustenta.

 

Imagen de portada: Marcha por la Sanidad “Porque los recortes nos están matando”- Madrid- Año 2014 – Flickr | Detalles de la licencia

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