No hay más Estado de Derecho; el poder de muerte es la ley: Rita Segato

Por Renata Bessi

La escritora argentina y antropóloga feminista, Rita Segato, hizo un análisis contundente de la actualidad, durante diálogo con mujeres en México, Oaxaca, para repensar las estructuras de la violencia contra las mujeres en el presente global, afirmando que no hay más Estado de Derecho, referiéndose no solamente a México sino al mundo.

“Gaza no es solamente un caso de guerra, de destrucción, de holocausto, de genocidio. Es una declaración del fin del Estado de Derecho global. No hay ley. Es una declaración – y ustedes aquí en México ya la conocen [con los feminicidios, las fosas comunes, las desapariciones forzadas] – de que el poder de muerte es la ley”. Además, el término “derechos humanos”, ampliamente utilizado, se volvió una “palabra vacía”, sostuvo.

Rita Segato durante diálogo en Oaxaca.

Delante de este escenario catastrófico que domina la condición humana en la actualidad, “yo he optado por declararme ex humana, no soy más ser humano. No quiero ser parte de eso. Desprecio profundamente la especie a la cual pertenezco”, compartió ante decenas de mujeres.

Tras iniciar su charla dibujando este escenario y posicionándose frente a él, Rita retó a la audiencia: “Si pueden contradecirme, decirme que estoy equivocada, voy a ser la persona mas feliz del mundo; es difícil, yo misma busco la contradicción a eso que acabo de decir, y no la encuentro”. No hubo ni una solo voz contraria.

A pesar de la falta de confianza en el Estado y en el propio ser humano, Rita no pierde el humor para no caer en el pesimismo, al tiempo que invita a cuestionar cómo “salir de esta penuria, hacer con que esta especie vuelva a ser apreciable, vuelva a ser confiable”.

La antropóloga feminista apunta posibles caminos a seguir. “Estamos obligadas a pensar algo nuevo. Pensar con nuevas palabras. Imaginar lo que no existe, las palabras que no fueron pronunciadas, las consignas que nunca fueron dichas, los proyectos que jamás imaginamos, futuros nunca imaginados, pero futuros inmediatos, no futuros utópicos. Se debe pensar con los pies en la tierra, en el lodo, cara a cara, cuerpo a cuerpo, con cada gesto cotidiano”, dice.

La colectividad, para ella, es fundamental en este proceso y puntualiza que nadie puede hacer nada solo o sola. “Es un trabajo mancomunado, colectivo, eso de repensar la política, las palabras, las soluciones posibles, ante prácticamente un fin de mundo”.

Para ella, el cambio de rumbo de la historia es totalmente una cuestión dentro de los márgenes de lo político, y no de la política o politiquería, en la cotidianidad, por eso la necesidad de compreender la masculinidad, que es la base de otros poderes en nuestra sociedad que se despliegan en todas las otras formas de poder.

“Comprender la masculinidad es absolutamente central para liberar a las mujeres y también a los hombres. Nosotras estamos ayudando a los hombres a que salgan de la trampa en la que metieron el pie, que cada vez los encarcela, los aprisiona más. Entonces es un movimiento por la humanidad, es un movimiento por la sociedad, por el mundo. No es un movimiento por una minoría”.

Rita, que posee una reconocida trayectoria en investigaciones relacionadas a violencia de género en los pueblos indígenas y comunidades de América Latina, vinculando a cuestiones de racismo y colonialidad, nos deja reflexiones importantes sobre las relaciones de poder, masculinidad y el papel que los movimientos feministas podrían asumir en el sentido de contribuir para los cambios necesarios.

A continuación, retomamos algunas de sus reflexiones.

Existe la política y lo político. Mi campo es lo político, no la política. La política va a jugar siempre a la conflictividad por poder. Es una lucha por el poder y por el control del Estado, partidos, movimientos sociales. El gran maestro, Aníbal Quijano, decía así, que no se trata de movimientos sociales, se trata del movimiento de la sociedad. A veces los movimientos sociales también acaban siendo parte de la política, la lucha por el poder. Y ¿qué es lo político? Todo. Absolutamente todo. La vida misma, la vida cotidiana.

¿Qué pensamos en lo político?, no es como atrapar la rienda del control, es otra cosa. Pensamos como reencaminar el rumbo de la historia hacia otro destino. Yo lo defino así. Debe ser siempre un camino anfibio, si no hay un camino en lo político, también la política no camina y retrocede todo el tiempo. El camino es por dentro y por fuera del Estado. Si no hay un camino simultáneo por fuera del Estado, el del Estado acaba traicionándonos siempre al final.

Nos han enseñado que lo doméstico no es político, que es íntimo y que es privado. La vida doméstica no es ni íntima, ni es privada. A partir de la conquista y de la colonización, se suprime de forma gradual el orden comunal, donde la reciprocidad y formas de lo político dominan, entonces se nucleariza la familia. Ahí morimos, los niños son abusados, golpeados, las mujeres también. Ahí, en esta familia privatizada y transformada en íntima.

El feminismo nos ha enseñado ya hace mucho tiempo que lo privado es político. Esta privatización de lo doméstico ha causado enormes daños no solamente a las mujeres y a los niños, sino a la historia de la humanidad. Entonces hay que recomunalizar.

Integrantes del Colectivo Madres en Resistencia realizan la búsqueda de sus familiares desaparecidos en un contexto de omisión e impunidad por parte de las instituciones estatales en Chiapas y a nivel federal.

En el mundo comunal, el espacio doméstico no es pequeño, no es privado, no transcurre entre cuatro muros, como en nuestras casas en las grandes ciudades. Es abierto y atravesado. Por eso el feminicidio es moderno. Eso que llamamos feminicidio, la absoluta crueldad sobre los cuerpos de las mujeres, solo puede ocurrir cuando no hay comunalidad, porque en el mundo realmente comunal, hay muchos ojos, la conducta de las personas está bajo observación de la comunidad.

A medida que se nucleariza la familia y el individuo acaba siendo la figura de la sociedad, cuando el individualismo avanza en las sociedades, ahí la posición indefensa de las mujeres crece.

La gran cuestión es salir de esta penuria, hacer con que esta especie vuelva a ser apreciable, vuelva a ser confiable. Es encaminar el rumbo de la historia hacia otro horizonte, que sea más digno, más compasivo y más feliz. El verdadero origen de la maldad y de la crueldad es la infelicidad personal, que luego se vuelve perversa. El resentimiento es el estado de ánimo de nuestro siglo. Y ¿por qué la humanidad está resentida de esta manera como para causar daños a los demás?

Se origina en muchas promesas no cumplidas. En promesas no cumplidas de la modernidad, de la colonial modernidad, porque no podría existir modernidad si no hubiera existido conquista y colonización.

Dentro del feminismo, es un error pensar en tomar el poder del patriarca. El poder es una mala palabra. El feminismo tiene que crear otras metas, que son metas de felicidad. No son las mismas metas del patriarca.

No basta tener el cuerpo de mujer. Hay mujeres que son mas patriarcales que los hombres. Si una mujer me dice que quiere influencia y control del movimiento, bajar línea y que la obedezca, como por ejemplo decir que las trans están fuera de aquí [del movimiento feminista], eso es querer poder.

Disidencias sexuales, participantes de la contramarcha “Con Genocidio, No Hay Orgullo” mientras se trasladan a la embajada de Israel en México. Julio, 2024. Foto: Max Negrete

Entonces sería necesario pensar en la idea de lo qué seria tener consciencia de género. En los movimientos anti racista y negro, por ejemplo, hay una categoría que es la consciencia racial.  Porque los que luchan contra el racismo saben que hay mucha gente de su misma raza que ejerce el papel del enemigo. En las favelas del Rio de Janeiro, por ejemplo, muchos niños y adolescentes negros son muertos en manos de policías negros, que están actuando para el Estado. Nosotras las mujeres tenemos que pensar ¿qué es una consciencia de género?

El principal compañero de un hombre es otro hombre. Es la fraternidad masculina. La estructura de esta fraternidad es corporativa. Cualquier corporación tiene dos características. Una es la lealtad, tienen más lealtad entre ellos, que lealtad a la familia, a la propiedad, a la riqueza, a la dignidad humana, a la vida. Policía, ejército, jueces, la universidad, la academia, son todas corporaciones que conocemos, pero la primera corporación es la masculinidad, antes que nada, el pertenecer al grupo de hombres. La segunda característica es la jerarquía. La masculinidad es jerárquica. A pesar de que ciertos feminismos quieren crear dentro del feminismo cierta jerarquía, eso no es parte de nuestra historia, ni de nuestra estructura como mujeres, ni de la acumulación de experiencia social a lo largo de milenios. Como mucho, la madre, que es una jerarquía de autoridad y no necesariamente de poder. Autoridad y poder no es lo mismo. Yo acepto esta diferencia.

El esfuerzo de toda mi vida fue entender el poder, que es entender la masculinidad como la primera forma, la base, la plataforma, que se replica en todos los otros poderes. Comprender la masculinidad es absolutamente central para liberar a las mujeres y también a los hombres. Nosotras estamos ayudando a los hombres a que salgan de la trampa en la que metieron el pie, que cada vez los encarcela, los aprisiona más. Entonces es un movimiento por la humanidad, es un movimiento por la sociedad, por el mundo. No es un movimiento por una minoría. Hemos caído en la trampa de la minoritización. No solamente nosotras, el movimiento indígena, el movimiento negro también. Los movimientos han caído en la trampa del multiculturalismo, que permitió nombrar la diferencia, todo bien, pero también nos entrampó en la minoritización. No hay minorías. Cada uno de los grupos humanos es universal.

Los excesos de la masculinidad del presente no podrían existir en el mundo colonial, porque había una vigilancia, las casas eran atravesadas por mucha gente, casas abiertas. Los excesos de la crueldad contemporánea no podían existir. Sin embargo, también había un patriarcado antes de la colonización. La colonización solo fue posible porque existía patriarcado en el orden pre colonial, pero con características de un patriarcado de menor intensidad o de bajo impacto, no es igual al patriarcado que va a imponerse después. Es la mirada del conquistador lo primero que aprende el hombre derrotado en la conquista. Aprende a mirar el cuerpo como cosa, a la vida como cosa, la cosificación de la vida. ¿Qué pasa en el presente? Esta situación se esta exacerbando más y más. Porque el hombre está emasculado por la concentración económica. Ocho hombres concentran una riqueza más grande que el 50% de la población mundial.

 

Fuente: Avispa Midia

* Imagen deportada: Disidencias sexuales, participantes de la contramarcha “Con Genocidio, No Hay Orgullo” mientras se trasladan a la embajada de Israel en México. Julio, 2024. Foto: Axel Hernández.

 

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