No beber Coca-Cola, no celebrar Sant Jordi o borrarse los tatuajes son indicadores de «radicalización islamista», según los Mossos
Las formaciones del programa PRODERAI han realizado, desde noviembre de 2016, a todos los equipos directivos de los centros educativos -públicos y concertados- de Cataluña. Como ya explicaba la Directa en un reportaje publicado en noviembre de 2017 -a través de testigos-, los indicadores que deberían activar las alarmas de un posible caso de radicalización islamista «estigmatizan y criminalizan» prácticas habituales de la comunidad musulmana . Este supuesto queda confirmado a través de las grabaciones inéditas que ahora damos a conocer.
Como consecuencia de la falta de transparencia e información sobre estas formaciones por parte del departamento de Interior de la Generalidad de Cataluña, hasta ahora sólo se había tenido acceso a los indicadores gracias a las notas y apuntes que tomaban durante las formaciones algunas miembros de los equipos directivos. Ahora, un año después, hemos tenido acceso a la grabación completa de una de estas formaciones -de cuatro horas de duración- donde se detallan estos indicadores y los perfiles que el profesorado debería vigilar, según los Mossos, como a «potenciales terroristas» dentro de las escuelas.
Aunque el representante de Educación remarca que el objetivo del programa es «detectar todo tipo de radicalización», esta formación sólo se centra en el «radicalismo islamista», y por tanto sólo se basa en el comportamiento de miembros de la comunidad musulmana
La formación, impartida por un «representante del Departamento de Educación» y una «representante» del Departamento de Interior (agente de los Mossos), comienza con una descripción del programa y la explicación sobre cuál debe ser el papel de la educación cuando se dan procesos de radicalización en las aulas, y también de cómo deben actuar los docentes. Aunque el representante de Educación remarca que el objetivo del programa es «detectar todo tipo de radicalización», esta formación sólo se centra en el «radicalismo islamista», y por tanto sólo se basa en el comportamiento de miembros de la comunidad musulmana.
Con el fin de introducir y contextualizar el protocolo, el agente de los Mossos empieza hablando del Islam, siempre remarcando la diferencia entre «ellos», en referencia a los musulmanes, y «nosotros», en referencia a personas de cultura cristiana. «El Islam es la religión que profesan los musulmanes. 1.500 millones de musulmanes en todo el mundo, y el islamismo es que el Islam imperio en todos los aspectos de las vidas de las personas, en el aspecto económico, cultural, ético, legal, jurídico … Es aquí cuando entra un poco en confrontación con nuestra sociedad. Nosotros tenemos unas leyes, tenemos una cultura, tenemos unos modelos de vivir … que es lo que choca con los modelos que tienen ellos, porque quieren que el Islam imperio en todos los aspectos. Que rija su vida. Entonces no tienen en cuenta que el Islam es una religión que viene del siglo VII,
Una vez hecha la introducción, el agente de la policía pasa a dar detalles sobre la supuesta sociedad que pretenden construir desde los movimientos islamistas, y reduce la DAUA -que es el ejercicio encomendado de propagar los mensajes del islam- a una tipo de estrategia de captación hacia una forma de entender el Islam que la misma agente califica de «radical».
«La DAUA son sus servicios sociales. Como ellos quieren vivir en una sociedad paralela a la nuestra, que es islamizada, es decir que el islamismo rige todos los aspectos. El aspecto social es uno, ellos lo quieren hacer a través de los donativos, conformar un modo de vida que no nos necesite nosotros. De esta manera conseguirán que el islamismo imperio a todos los aspectos de su vida. Entonces, si no nos necesitan, pensarán que sólo necesitan su DAUA , serán como autosuficientes. Es una manera de captar a musulmanes hacia el islamismo a través de la DAUA «.
Justo antes de hacer esta descripción, ubica el centro del radicalismo a las corrientes salafistas de todo el mundo, y explica lo que entienden por salafismo y su presencia en Cataluña: «Aquí en Cataluña, de los 286 oratorios que tenemos, 117 están bajo la influencia de actores islamistas, que no quiere decir que sean todos radicales. Pero sí están bajo la influencia de personas que quieren que el Islam esté a todos los aspectos de su vida. De 117 que están bajo influencia de actores islamistas, 75 oratorios son salafistas. Vale? ¿Qué significa «salaf»? Literalmente significa retornar a la época de Mahoma. Devolver a los orígenes. Entonces si pensamos que lo que quieren es volver a los orígenes, y volver al siglo VII, evidentemente hay una contraposición directa con la sociedad actual, que es lo que está pasando. El salafismo hace una concepción del Islam muy muy rigorista, y mucho literalista. Entonces lo que dice el Corán se llevará a cabo con todo detalle, sin tener en cuenta que estamos en una sociedad más avanzada «.
Después se introduce el término yihadista, reduciendo su polisemia a la yihad menor o yihad bélica, que, deja fuera otras formas de yihad diario -entendida como el esfuerzo cotidiano- y que tiende a malentendidos tal como vienen advirtiendo muchas comunidades de tradición musulmana. La representante del Departamento de Interior, leyendo textualmente de un documento, se dirige al profesorado con la definición de lo que considera «radicalización islamista violenta» y dice: «Transformación que sufre una persona o un colectivo que implica la asimilación de ideas políticas intransigentes vinculadas a los objetivos que persigue el islamismo, no el Islam, y la asunción de la voluntad de actuar de forma violenta para provocar cambios profundos en la sociedad «.
A continuación, comienza a definir los potenciales sujetos a vigilar por parte de los docentes: «Yo os daré unos indicadores y un método para detectar la parte visible de la radicalización. Depende mucho de la psique de la persona, depende de los valores arraigados que tenga, depende mucho de su identidad. Piense que son adolescentes que no se sienten ni de aquí ni de allí, porque son segundas generaciones, entonces en su país. Van a Marruecos o van a Túnez o van a Argelia. Ellos no se sienten identificados allí para que no hablan árabe, ni se sienten identificados aquí porque en casa tienen una cultura y cuando salen a la calle tienen otra. Entonces es un poco lo que aprovecha Daeix. La radicalización expreso depende de la persona, del entorno, puede venir desde diferentes lugares, desde el imán, el oratorio, el entorno de amigos, que los padres son salafistas.
La cifra de barrios «con 99% de población musulmana» aportada por el agente de los Mossos es falsa y no refleja la realidad de la población musulmana en Cataluña que, según datos oficiales -sumando personas con nacionalidad española y extranjeras-, no llegan al 7% de la población total, y en los municipios y barrios con mayor concentración en ningún caso se supera el 50%.
Y también los «espacios urbanos de riesgo» que podemos encontrar en Cataluña: «Aquí en Cataluña y en España el tema de los guetos, como tienen concepción a otros países, aunque no nos lo hemos encontrado. Sí que es verdad que hay poblaciones que tienen mucha más presencia y barrios de musulmanes que intentan vivir como en un país musulmán aquí. Si tú vas a Marruecos, hay determinados barrios aquí en Barcelona o en Santa Coloma o Badalona, Vilanova, Vilafranca, Viladecans que son barrios que son de ellos. O sea que ellos se sienten cómodos así. La gente autóctona ya no quiere entrar allí, por los motivos que sea, y ellos crean sus propios guetos. Guetos como la concepción que se tiene en el ámbito europeo aquí aún no se está hablando, pero sí que es verdad que hay barrios que el 99% de la población es musulmana.
Pero esta cifra de barrios «con 99% de población musulmana» aportada por el agente de los Mossos es falsa y no refleja la realidad de la población musulmana en Cataluña que, según datos oficiales -sumando personas con nacionalidad española y extranjeras- , no llegan al 7% de la población total, y en los municipios y barrios con mayor concentración en ningún caso se supera el 50%.
Después de una pausa, la formación continuó con la parte práctica de aplicación del protocolo, donde el representante del departamento de Educación comienza definiendo las competencias de los docentes y de la policía respectivamente, así como la necesaria colaboración entre las partes : «Este protocolo, como el resto de protocolos, está dividido en la parte preventiva y de detección, la parte de valoración y la parte de intervención. En este caso, en este protocolo, como centros educativos, la parte de valoración es la que no nos toca. Nosotros tendremos que trabajar preventivamente el fenómeno, tendremos detectores para poder detectar. Por lo tanto, prevención y detección. La parte de valoración del caso, no lo tenemos que hacer nosotros. Esto corresponde a la policía. Y a partir de ahí, la intervención educativa que sí corresponde al centro «.
Una vez explicadas las competencias, entra a definir más específicamente los factores de radicalización, considerando los procesos migratorios y la precariedad como factores clave en los casos de radicalización islamista: «Si pudiéramos resumir los factores más importantes en cualquier tipo de radicalización, serían: el sentimiento de pertenencia y arraigo en el territorio, esto es un factor clave que cuando falla puede provocar que estos alumnos se radicalicen, y la construcción identitaria. Jóvenes que quizás han vivido un proceso migratorio propio, no querido evidentemente, que ellos no deciden. Este proceso migratorio les ha producido una rotura de lo que es su vida. O a veces no han vivido este proceso migratorio porque ya han nacido aquí. Han sido sus padres que lo han vivido, pero en casa aún se vive con este duelo migratorio «.
A la hora de analizar la relación entre familias y escuela, en ningún momento se hace un relato estructural de la situación escolar en Cataluña y se pone de relieve la poca participación de las familias en las comunidades educativas, llegando a decir que puede ser una cuestión cultural el hecho de no sentirse cercanas a la escuela: «Factores de riesgo del ámbito familiar. Falta de expectativas propias y respecto a los hijos. Familias que llegan y ven que no es fácil y este pesimismo se puede transmitir a los hijos. Bajo seguimiento de las familias en el contexto escolar de los hijos. A veces se ven incapaces de hacer este acompañamiento. Ven como la escuela es algo que no va con ellos, o también puede ser cultural, que la escuela es el espacio donde se dejan los niños y ya está. «
Y a continuación, la representante del departamento de Interior define la tarea de prevención y detección que deben realizar los docentes, remarcando que «ningún indicador puede indicar por sí solo las líneas de un proceso de radicalización», y estableciendo los dos niveles de agravio, según el protocolo: «Los indicadores de nivel 1 puede que nos estén diciendo que la familia o el niño está entrando en una visión del Islam algo más fundamentalista o politizada o dijéramos islamizada. Es decir, esto no representa una amenaza contra la seguridad pública, como podría ser el segundo nivel, que es el yihadismo, pero sí representa una amenaza para la cohesión en el centro y las libertades individuales y colectivas. Si esta familia quiere llevar a cabo esta islamización, chocarán con nuestra sociedad. Entonces nosotros, nuestras libertades individuales y colectivas del resto de compañeros se verán mermadas. Son indicadores que te dicen que esta familia está sufriendo un proceso de islamización, antes no comía halal en la escuela, ahora quiero que mi niño coma halal. Y el segundo nivel serían indicadores para detectar un apoyo activo o pasivo a yihadismo. Este es el que ya nos debe preocupar. Nos deben preocupar a los dos, pero este es el que ya haría que, o bien el niño o bien su entorno entrara en un proceso activo. Está sufriendo un proceso de radicalización pero con una finalidad terrorista, yihadista, de atentar, o de hacer daño, o de hacer alguna acción violenta para con sus compañeros, a la sociedad o quien tenga a su alrededor. Tenemos una amenaza para la cohesión a las libertades públicas ya la seguridad pública en general «.
El agente que imparte la formación señala como elementos de sospecha prácticas propias de la adolescencia en general, tales como jugar muchas horas a ciertos videojuegos violentos, como Call of Duty o Assassins Creed
Según el agente de la policía catalana, los indicadores de nivel 1 -que según el departamento de Interior amenazan «la cohesión del centro y las libertades individuales y colectivas» y que deben ser detectados y reportados por los docentes en el aula-, son, en su mayoría, prácticas culturales y religiosas propias de la comunidad musulmana. O bien, prácticas propias de la adolescencia en edad escolar, que si no estuvieran filtrados por la práctica religiosa de las comunidades de tradición musulmana, dejarían de ser elementos de sospecha de la radicalización: «El tema del velo, de no depilarse las cejas, quitarse o no llevar piercings en caso de que llevara, quererse borrar los tatuajes, todo lo que representa Occidente o que representa a una sociedad no más avanzada pero más moderna, que choca con su concepción del islam, una sociedad más tradicional, más retrograda. No maquillarse, ni siquiera el maquillajehalal , quieren un aspecto físico más retrógrado, no pintarse las uñas, chicos que se dejan la barba larga, bigote corto o afeitado, que tienen un callo en la frente para rezar o que llevan la vestimenta tradicional islámica con los pantalones anchos y arremangados . El tema de la alimentación. El hecho de no utilizar bebidas occidentales -como la Pepsi o la Coca-cola-. Menores que se niegan a asistir a las clases de gimnasia o de música, no querer celebrar fiestas que no sean musulmanas como la Navidad o San Jorge «. «No atender a la autoridad de los profesores en el aula, sobre todo las mujeres, no quiso que se cuelguen fotografías de animales en la clase, no ver canales de televisión occidentales en casa, muñecas sin ojos o tapar cara de las muñecas, menores que juegan muchas horas a videojuegos de guerra como Call of Duty oAssassins Creed , están jugando en su mente a que se trasladan a Siria y se trasladan al combate, el rechazo a las discotecas o locales de ocio, no participar en fiestas populares, porque se escucha música o se ve alcohol, realizar artes marciales o entrenamientos militares o hacer dibujos donde aparecen armas «.
Y el segundo nivel de radicalización, que según Interior atenta contra «las libertades públicas» y podría tratarse de un joven «con una finalidad terrorista», serían: «visitar páginas web vinculadas a Daeix, utilización de códigos ocultos para navegar por internet o la exclusión de las amistades no musulmanas y los musulmanes que tienen una visión no islamista de la religión «.
La formación termina con la intervención del miembro del departamento de Educación, que explica a los docentes lo que tienen que hacer una vez recogida la información: «Cualquier persona de la comunidad educativa que vea o que detecte algo lo comunicará. Una vez tenemos recogida la información, y tenemos confirmación de que puede haber algo, lo comunicamos a Inspección, que en teoría son los responsables, que asesoran con el tema convivencial. Si consideramos que tal vez se está dando una radicalización, esta información debemos comunicar a la oficina de relación con la comunidad, los Mossos que tenemos en el territorio. Hemos detectado una serie de cosas, debemos decir lo que estamos viendo. Una vez que haya pasado la información de un alumno que puede hacer pensar que hay una radicalización, los Mossos de territorio va a unas estructuras que el Departamento de Interior sabe, policía de proximidad y unidades de Información. Y cuando determinan si hay caso, a esta información le dan un nivel de relevancia en el caso, que puede ser 0, 1, 2, 3 … «. Dependiendo del nivel de relevancia del caso, se puede traducir en «nada», en una «intervención educativa», en «la derivación del caso a los servicios sociales y DGAIA» o «a la Fiscalía si hay un delito». Sin embargo, según la misma experiencia de denuncias de casos en estos dos años de funcionamiento del protocolo, el mismo miembro del departamento de Educación reconoce que «los casos que van llegando la mayoría se van cerrando y no hay nada». en una «intervención educativa», en «la derivación del caso a los servicios sociales y DGAIA» o «a la Fiscalía si hay un delito». Sin embargo, según la misma experiencia de denuncias de casos en estos dos años de funcionamiento del protocolo, el mismo miembro del departamento de Educación reconoce que «los casos que van llegando la mayoría se van cerrando y no hay nada». en una «intervención educativa», en «la derivación del caso a los servicios sociales y DGAIA» o «a la Fiscalía si hay un delito». Sin embargo, según la misma experiencia de denuncias de casos en estos dos años de funcionamiento del protocolo, el mismo miembro del departamento de Educación reconoce que «los casos que van llegando la mayoría se van cerrando y no hay nada».
Un protocolo estigmatizador
En el conjunto de la formación se detecta un uso intensivo de la palabra islamista como elemento de sospecha, y por tanto de vigilancia. El paradigma preventivo del protocolo reinterpreta este concepto, criminaliza y pone a las comunidades musulmanas que quieren vivir de acuerdo con su tradición espiritual, en medio de una estrategia de cuidados intensivos. Sorprende el uso reduccionista de conceptos tan complejos como Islam, islamismo, salaf , yihad, sharia, dua , y otros conceptos islámicos empleados en la formación policial a docentes. Tal y como explica Luz Gómez en el libro Entre la Yihad y la Sharia. Una historia intelectual sobre el islamismo, los ulemas hace siglos que discuten sobre estos temas sin nunca haber llegado a consensos entre pensadores islámicos. Las simplificaciones denotan un conocimiento poco riguroso, en un contexto social donde las posibilidades de discriminación y criminalización son elevadas. Juicios de valor como cuando llaman las «sociedades del Islam» como «sociedades retrógradas», muestran una visión al menos etnocentrista.
El islam está presente en casi todos los países del mundo y por lo tanto adopta millones de formas en su pensamiento y expresión. Según el ACNUR, cerca de 50 países tienen mayoría musulmana y entre ellos encontramos países también laicos. Edward Said profundizó en la obra Orientalismo en cómo el relato histórico según el cual las sociedades musulmanas son de una determinada manera ha contribuido a consolidar una concepción islamófoba del mundo. De hecho, antes de morir expresó que «la invasión y destrucción de Irak en 2003 no hubiera sido posible sin la visión que Occidente tiene los» otros y concretamente de los musulmanes «. Arun Kundnani, profesor de Medios, Cultura y Comunicación en la Universidad de Nueva York, alerta de que «la radicalización se ha convertido en la lente a través de la cual las sociedades occidentales ven la población musulmana y contribuye a la justificación del desarrollo de una estrategia global de control y vigilancia, bajo el velo de la prevención «.
No beure Coca-Cola, no celebrar Sant Jordi o esborrar-se els tatuatges són indicadors de «radicalització islamista», segons els Mossos
La ‘Directa’ ha tingut accés a l’enregistrament d’una formació a docents d’escoles de l’Àrea Metropolitana de Barcelona realitzada pels departaments d’Interior i Educació en el marc del protocol Prevenció, Detecció i Intervenció de Processos de Radicalització Islamista (PRODERAI) que és un cúmul d’elements estigmatitzadors de la comunitat musulmana
La Directa ha tingut accés a la gravació d’una sessió formativa del Protocol de Prevenció, Detecció i Intervenció de Processos de Radicalització Islamista (PRODERAI) dels Mossos d’Esquadra impartida davant d’un equip de docents de diversos centres escolars de l’Àrea Metropolitana de Barcelona. En aquesta formació, una agent de la policia catalana descriu com a possibles indicadors de radicalització islamista trets culturals i religiosos propis de la comunitat musulmana, com menjar de tradició halal, el fet de no maquillar-se, no celebrar el Nadal o portar tatuatges amb henna, un tint natural molt emprat als països àrabs.
Les formacions del programa PRODERAI s’han realitzat, des de novembre de 2016, a tots els equips directius dels centres educatius –públics i concertats– de Catalunya. Com ja explicava la Directa en un reportatge publicat el mes de novembre de 2017 –a través de testimonis–, els indicadors que haurien d’activar les alarmes d’un possible cas de radicalització islamista “estigmatitzen i criminalitzen” pràctiques habituals de la comunitat musulmana. Aquest supòsit queda confirmat a través de les gravacions inèdites que ara donem a conèixer.
Com a conseqüència de la falta de transparència i informació sobre aquestes formacions per part del departament d’Interior de la Generalitat de Catalunya, fins ara només s’havia tingut accés als indicadors gràcies a les notes i apunts que prenien durant les formacions algunes membres dels equips directius. Ara, un any després, hem tingut accés a la gravació completa d’una d’aquestes formacions –de quatre hores de durada– on es detallen aquests indicadors i els perfils que el professorat hauria de vigilar, segons els Mossos d’Esquadra, com a “potencials terroristes” dins les escoles.
Tot i que el representant d’Educació remarca que l’objectiu del programa és “detectar tota mena de radicalització”, aquesta formació només se centra en el “radicalisme islamista”, i per tant només es basa en el comportament de membres de la comunitat musulmana
La formació, impartida per un “representant del Departament d’Educació” i una “representant” del Departament d’Interior (agent dels Mossos d’Esquadra), comença amb una descripció del programa i l’explicació sobre quin ha de ser el paper de l’educació quan es donen processos de radicalització a les aules, i també de com han d’actuar els docents. Tot i que el representant d’Educació remarca que l’objectiu del programa és “detectar tota mena de radicalització”, aquesta formació només se centra en el “radicalisme islamista”, i per tant només es basa en el comportament de membres de la comunitat musulmana.
Per tal d’introduir i contextualitzar el protocol, l’agent dels Mossos d’Esquadra comença parlant de l’Islam, sempre remarcant la diferència entre “ells”, en referència als musulmans, i “nosaltres”, en referència a persones de cultura cristiana. “L’Islam és la religió que professen els musulmans. 1.500 milions de musulmans en tot el món,i l’islamisme és que l’Islam imperi en tots els aspectes de les vides de les persones, en l’aspecte econòmic, cultural, ètic, legal, jurídic… És aquí quan entra una mica en confrontació amb la nostra societat. Nosaltres tenim unes lleis, tenim una cultura, tenim uns models de viure… que és el que xoca amb els models que tenen ells, perquè volen que l’Islam imperi en tots els aspectes. Que regeixi la seva vida. Llavors no tenen en compte que l’Islam que és una religió que ve del segle VII, voler instaurar l’Islam en tots els aspectes de la vida és, a hores d’ara, en la nostra societat, un punt de confrontació bastant elevat”.
Un cop feta la introducció, l’agent de la policia passa a donar detalls sobre la suposada societat que pretenen construir des dels moviments islamistes, i redueix la daua –que és l’exercici encomanat de propagar els missatges de l’islam– a una mena d’estratègia de captació cap a una forma d’entendre l’Islam que la mateixa agent qualifica de “radical”.
“La daua són els seus serveis socials. Com que ells volen viure en una societat paral·lela a la nostra, que és islamitzada, és a dir que l’islamisme regeix tots els aspectes. L’aspecte social és un, ells ho volen fer a través dels donatius, conformar un mode de vida que no ens necessiti a nosaltres. D’aquesta manera aconseguiran que l’islamisme imperi a tots els aspectes de la seva vida. Aleshores, si no ens necessiten, pensaran que només necessiten la seva daua, seran com autosuficients. És una manera de captar a musulmans cap a l’islamisme a través de la daua”.
Just abans de fer aquesta descripció, ubica el centre del radicalisme als corrents salafistes d’arreu del món, i explica el que entenen per salafisme i la seva presència a Catalunya: “Aquí a Catalunya, dels 286 oratoris que tenim, 117 estan sota la influència d’actors islamistes, que no vol dir que siguin tots radicals. Però sí que estan sota la influència de persones que volen que l’Islam estigui a tots els aspectes de la seva vida. De 117 que estan sota influència d’actors islamistes, 75 oratoris són salafistes. Val? Què vol dir “salaf”? Literalment vol dir retornar a l’època de Mahoma. Retornar als orígens. Aleshores si pensem que el que volen és tornar als orígens, i tornar al segle VII, evidentment hi ha una contraposició directa amb la societat actual, que és el que està passant. El salafisme fa una concepció de l’Islam molt molt rigorista, i molt literalista. Aleshores el que diu l’Alcorà s’ha de portar a terme fil per randa, sense tenir en compte que estem en una societat més avançada”.
Després s’introdueix el terme gihadista, reduint la seva polisèmia a la gihad menor o gihad bèl·lica, que, deixa fora altres formes de gihad diari –entesa com l’esforç quotidià– i que tendeix a malentesos tal com venen advertint moltes comunitats de tradició musulmana. La representant del Departament d’Interior, llegint textualment d’un document, s’adreça al professorat amb la definició del que considera “radicalització islamista violenta” i diu: “Transformació que pateix una persona o un col·lectiu que implica l’assimilació d’idees polítiques intransigents vinculades als objectius que persegueix l’islamisme, no l’Islam, i l’assumpció de la voluntat d’actuar de forma violenta per tal de provocar canvis profunds en la societat”.
A continuació, comença a definir els potencials subjectes a vigilar per part dels docents: “Jo us donaré uns indicadors i un mètode per detectar la part visible de la radicalització. Depèn molt de la psique de la persona, depèn dels valors arrelats que tingui, depèn molt de la seva identitat. Penseu que són adolescents que no se senten ni d’aquí ni d’allà, perquè són segones generacions, llavors van al seu país. Van al Marroc o van a Tunísia o van a Algèria. Ells no se senten identificats allà perquè no parlen àrab, ni se senten identificats aquí perquè a casa tenen una cultura i quan surten al carrer tenen una altra. Llavors és una mica el que aprofita Daeix. La radicalització exprés depèn de la persona, de l’entorn, pot vindre des de diferents llocs, des de l’imam, l’oratori, l’entorn d’amics, que els pares són salafistes. Llavors el nivell de rapidesa de la radicalització depèn de molts factors”.
La xifra de barris “amb 99% de població musulmana” aportada per l’agent dels Mossos d’Esquadra és falsa i no reflecteix la realitat de la població musulmana a Catalunya que, segons dades oficials –sumant persones amb nacionalitat espanyola i estrangeres–, no arriben al 7% de la població total, i als municipis i barris amb major concentració en cap cas se supera el 50%.
I també els “espais urbans de risc” que podem trobar a Catalunya: “Aquí a Catalunya i a Espanya el tema dels guetos, com tenen concepció a altres països, encara no ens ho hem trobat. Sí que és veritat que hi ha poblacions que tenen molta més presència i barris de musulmans que intenten viure com en un país musulmà aquí. Si tu vas al Marroc, hi ha determinats barris aquí a Barcelona o a Santa Coloma o a Badalona, Vilanova, Vilafranca, Viladecans que són barris que són d’ells. O sigui que ells se senten còmodes així. La gent autòctona ja no vol entrar allà, pels motius que sigui, i ells creen els seus propis guetos. Guetos com la concepció que es té en l’àmbit europeu aquí encara no s’està parlant, però sí que és veritat que hi ha barris que el 99% de la població és musulmana. Aquest és un entorn radicalitzador en tant que el discurs que s’estigui fent en aquest barri, en aquest oratori, en aquest entorn, si és radical, arribarà a la gent que viu allà”.
Però aquesta xifra de barris “amb 99% de població musulmana” aportada per l’agent dels Mossos d’Esquadra és falsa i no reflecteix la realitat de la població musulmana a Catalunya que, segons dades oficials –sumant persones amb nacionalitat espanyola i estrangeres–, no arriben al 7% de la població total, i als municipis i barris amb major concentració en cap cas se supera el 50%.
Després d’una pausa, la formació va continuar amb la part pràctica d’aplicació del protocol, on el representant del departament d’Educació comença definint les competències dels docents i de la policia respectivament, així com la necessària col·laboració entre les parts: “Aquest protocol, com la resta de protocols, està dividit en la part preventiva i de detecció, la part de valoració i la part d’intervenció. En aquest cas, en aquest protocol, com a centres educatius, la part de valoració és la que no ens toca. Nosaltres haurem de treballar preventivament el fenomen, tindrem detectors per poder detectar. Per tant, prevenció i detecció. La part de valoració del cas, no l’hem de fer nosaltres. Això correspon a la policia. I a partir d’aquí, la intervenció educativa que sí que correspon al centre”.
Un cop explicades les competències, entra a definir més específicament els factors de radicalització, considerant els processos migratoris i la precarietat com a factors clau en els casos de radicalització islamista: “Si poguéssim resumir els factors més importants en qualsevol mena de radicalització, serien: el sentiment de pertinença i arrelament al territori, això és un factor clau que quan falla pot provocar que aquests alumnes es radicalitzin, i la construcció identitària. Joves que potser han viscut un procés migratori propi, no volgut evidentment, que ells no decideixen. Aquest procés migratori els ha produït un trencament del que és la seva vida. O de vegades no han viscut aquest procés migratori perquè ja han nascut aquí. Han estat els seus pares que l’han viscut, però a casa encara es viu amb aquest dol migratori”.
A l’hora d’analitzar la relació entre famílies i escola, en cap moment es fa un relat estructural de la situació escolar a Catalunya i es posa en relleu la poca participació de les famílies a les comunitats educatives, arribant a dir que pot ser una qüestió cultural el fet de no sentir-se properes a l’escola: “Factors de risc de l’àmbit familiar. Falta d’expectatives pròpies i respecte als fills. Famílies que arriben i veuen que no és fàcil i aquest pessimisme es pot transmetre als fills. Baix seguiment de les famílies en el context escolar dels fills. A vegades es veuen incapaços de fer aquest acompanyament. Veuen com l’escola és una cosa que no va amb ells, o també pot ser cultural, que l’escola és l’espai on es deixen els nens i ja està.”
I a continuació, la representant del departament d’Interior defineix la tasca de prevenció i detecció que han de realitzar els docents, remarcant que “cap indicador pot indicar per si sol les línies d’un procés de radicalització”, i establint els dos nivells de greuge, segons el protocol: “Els indicadors de nivell 1 pot ser que ens estiguin dient que la família o el nen està entrant en una visió de l’Islam una mica més fonamentalista o polititzada o diguéssim islamitzada. És a dir, això no representa una amenaça contra la seguretat pública, com podria ser el segon nivell, que és el gihadisme, però sí que representa una amenaça per la cohesió al centre i les llibertats individuals i col·lectives. Si aquesta família vol portar a terme aquesta islamització, xocaran amb la nostra societat. Llavors nosaltres, les nostres llibertats individuals i col·lectives de la resta de companys es veuran minvades. Són indicadors que et diuen que aquesta família està patint un procés d’islamització, abans no menjava halal a l’escola, ara vull que el meu nen mengi halal. I el segon nivell serien indicadors per detectar un suport actiu o passiu al gihadisme. Aquest és el que ja ens ha de preocupar. Ens han de preocupar els dos, però aquest és el que ja faria que, o bé el nen o bé el seu entorn entrés en un procés actiu. Està patint un procés de radicalització però amb una finalitat terrorista, gihadista, d’atemptar, o de fer mal, o de fer alguna acció violenta envers els seus companys, a la societat o qui tingui al seu voltant. Tenim una amenaça per la cohesió a les llibertats públiques i a la seguretat pública en general”.
L’agent que imparteix la formació assenyala com elements de sospita pràctiques pròpies de l’adolescència en general, com ara jugar moltes hores a certs videojocs violents, com Call of Duty o Assassins Creed
Segons l’agent de la policia catalana, els indicadors de nivell 1 –que segons el departament d’Interior amenacen “la cohesió del centre i les llibertats individuals i col·lectives” i que han de ser detectats i reportats pels docents a l’aula–, són, en la seva majoria, pràctiques culturals i religioses pròpies de la comunitat musulmana. O bé, pràctiques pròpies de l’adolescència en edat escolar, que si no estigueren filtrats per la pràctica religiosa de les comunitats de tradició musulmana, deixarien de ser elements de sospita de la radicalització: “El tema del vel, de no depilar-se les celles, treure’s o no portar pírcings en cas que en portés, voler-se esborrar els tatuatges, tot allò que representa Occident o que representa a una societat no més avançada però més moderna, que xoca amb la seva concepció de l’islam, una societat més tradicional, més retrograda. No maquillar-se, ni tan sols el maquillatge halal, volen un aspecte físic més retrògrad, no pintar-se les ungles, nois que es deixen la barba llarga, bigoti curt o afaitat, que tenen una durícia al front per resar o que porten la vestimenta tradicional islàmica amb els pantalons amples i arremangats. El tema de l’alimentació. El fet de no utilitzar begudes occidentals –com la Pepsi o la Coca-Cola–. Menors que es neguen a assistir a les classes de gimnàstica o de música, no voler celebrar festes que no siguin musulmanes com el Nadal o Sant Jordi”. “No atendre a l’autoritat dels professors a l’aula, sobretot les dones, no voler que es pengin fotografies d’animals a la classe, no veure canals de televisió occidentals a casa, nines sense ulls o tapar cara de les nines, menors que juguen moltes hores a videojocs de guerra com ara Call of Duty o Assassins Creed, estan jugant en la seva ment a què es traslladen a Síria i es traslladen al combat, el rebuig a les discoteques o locals d’oci, no participar en festes populars, perquè s’escolta música o es veu alcohol, realitzar arts marcials o entrenaments militars o fer dibuixos on apareixen armes”.
I el segon nivell de radicalització, que segons Interior atempta contra “les llibertats públiques” i podria tractar-se d’un jove “amb una finalitat terrorista”, serien: “visitar pàgines web vinculades a Daeix, utilització de codis ocults per navegar per internet o l’exclusió de les amistats no musulmanes i dels musulmans que tenen una visió no islamista de la religió”.
Segons l’agent, “fer una anàlisi en profunditat de cada cas, això ja ens correspon en l’àmbit policial. Vosaltres ens traspasseu tots els indicadors o el que esteu veient d’aquest canvi del nen o de la família, o inputs que us han arribat. D’ençà que hi ha un imam nou, les dones estan portant totes el vel. Els nens ja volen menjar halal. Una sèrie d’indicadors, no que estigui patint el nen, sinó que en el seu conjunt l’entorn de l’oratori o aquest barri està patint un procés de radicalització per inputs que poden venir de l’imam o de feligresos del mateix oratori o d’alguns pares. L’anàlisi en profunditat de cada cas ens correspon a nosaltres. Valorem tota la informació que vosaltres ens envieu i comencem a partir d’aquí l’acció policial”.
La formació acaba amb la intervenció del membre del departament d’Educació, que explica als docents el que han de fer un cop recollida la informació: “Qualsevol persona de la comunitat educativa que vegi o que detecti alguna cosa ho ha de comunicar. Un cop tenim recollida la informació, i tenim confirmació de què pot haver-hi alguna cosa, ho comuniquem a Inspecció, que en teoria són els responsables, que assessoren amb el tema convivencial. Si considerem que potser s’està donant una radicalització, aquesta informació ho hem de comunicar a l’oficina de relació amb la comunitat, els Mossos que tenim al territori. Hem detectat una sèrie de coses, hem de dir el que estem veient. Un cop heu passat la informació d’un alumne que pot fer pensar que hi ha una radicalització, dels Mossos de territori va a unes estructures que el Departament d’Interior sap, policia de proximitat i unitats d’Informació. I quan determinen si hi ha cas, a aquesta informació li donen un nivell de rellevància al cas, que pot ser 0, 1, 2, 3…”. Depenent del nivell de rellevància del cas, es pot traduir en “res”, en una “intervenció educativa”, en “la derivació del cas als serveis socials i DGAIA” o “a la Fiscalia si hi ha un delicte”. Tot i això, segons la mateixa experiència de denúncies de casos en aquests dos anys de funcionament del protocol, el mateix membre del departament d’Educació reconeix que “dels casos que van arribant la majoria es van tancant i no hi ha res”.
Un protocol estigmatitzador
En el conjunt de la formació es detecta un ús intensiu de la paraula islamista com a element de sospita, i per tant de vigilància. El paradigma preventiu del protocol reinterpreta aquest concepte, criminalitza i posa a les comunitats musulmanes que volen viure d’acord amb la seva tradició espiritual, enmig d’una estratègia de vigilància intensiva. Sorprèn l’ús reduccionista de conceptes tan complexos com islam, islamisme, salaf, gihad, xaria, dua, i altres conceptes islàmics emprats en la formació policial a docents. Tal i com explica Luz Gómez al llibre Entre la Yihad y la Sharia. Una historia intelectual sobre el islamismo, els ulemes fa segles que discuteixen sobre aquests temes sense mai haver arribat a consensos entre pensadors islàmics. Les simplificacions denoten un coneixement poc rigorós, en un context social on les possibilitats de discriminació i criminalització són elevades. Judicis de valor com quan anomenen les “societats de l’Islam” com a “societats retrògrades”, mostren una visió com a mínim etnocentrista.
L’islam està present en gairebé tots els països del món i per tant adopta milions de formes en el seu pensament i expressió. Segons l’ACNUR, prop de 50 països tenen majoria musulmana i entre ells trobem països també laics. Edward Said va aprofundir en l’obra Orientalismo en com el relat històric segons el qual les societats musulmanes són d’una determinada manera ha contribuït a consolidar una concepció islamòfoba del món. De fet, abans de morir va expressar que “la invasió i destrucció de l’Iraq l’any 2003 no hagués estat possible sense la visió que Occident té dels “altres i concretament dels musulmans”. Arun Kundnani, professor de Mitjans, Cultura i Comunicació a la Universitat de Nova York, alerta que “la radicalització s’ha convertit en la lent a través de la qual les societats occidentals veuen la població musulmana i contribueix a la justificació del desplegament d’una estratègia global de control i vigilància, sota el vel de la prevenció”.