¿Monumento a un agente del imperialismo yanqui?
El 10 de enero de 1984 Rolando Alberto Pérez Palomino se inmoló frente a la embajada norteamericana en Panamá, prendiéndose fuego. En el comunicado que publicara el MLN-29 el 17 de enero de 1984 y que Kaos reproduce
http://www.kaosenlared.net/noticia/homenaje-martir-rolando-perez-palom
se puede leer:
“1. El Movimiento de Liberación Nacional 29 de Noviembre surge en Panamá a raíz del golpe militar de octubre de 1968 cuando las organizaciones revolucionarias, Vanguardia de Acción Nacional (VAN) y Movimiento de Unidad Revolucionaria (MUR), unen sus fuerzas para enfrentar con las armas en las manos a los militares golpistas. Nuestro accionar guerrillero tuvo como escenario la Ciudad de Panamá, Arraiján, Chorrera, Cambutal, fundamentalmente. Bajo difíciles circunstancias el MLN-29 hizo resistencia armada por más de 7 años a los egresados de la Escuela de Las Américas, entregando la sangre generosa de sus militantes caídos en combate o bajo la tortura y el asesinato de la Guardia Nacional.Aún algunos se encuentran desaparecidos…
2. A más de 15 años del régimen contrainsurgente, demagógico, reformista burgués y represivo, el pueblo puede constatar su carácter antidemocrático, antipopular y proimperialista”.
¿Quién fue el principal creador de ese régimen demagógico, represivo y pro imperialista? Omar Torrijos Herrera. ¿Cómo llegó a ser dictador?
El 12 de mayo de 1968 se realizaron elecciones presidenciales bajo la administración de Marcos A. Robles (1964-1968), sucesor de Roberto F. Chiari. Robles había recurrido al fraude para ganar las elecciones presidenciales contra Arnulfo Arias Madrid en 1964. Robles era primo de Chiari y mereció la postulación del Partido Liberal porque gozaba de estrechos lazos con los norteamericanos y como Ministro de Gobierno de Chiari, había demostrado que podía controlar las protestas de estudiantes e izquierdistas. Tenía el apodo de ‘Marcos Rifle’.
Durante el gobierno de Robles aumentó la corrupción gubernamental. Robles le dio el espaldarazo para la postulación presidencial al Ing. David Samudio Ávila, quien había sido su Ministro de Hacienda y Tesoro. Pero al discrepar algunos dirigentes de los partidos tradicionales con esta postulación, abandonaron la candidatura oficialista. A inicios de la campaña electoral de 1968, diputados de estos partidos más el Partido Demócrata Cristiano y el Partido Panameñista -de Arnulfo Arias-, enjuiciaron al presidente Robles en la Asamblea Nacional por utilizar los recursos del Estado para promover la candidatura de Samudio. Pero la Guardia Nacional se opuso a la separación de Robles y su sustitución por el Vicepresidente Max Delvalle, del Partido Republicano. Robles continuó en la Presidencia.
Los tres candidatos en las elecciones presidenciales del 12 de mayo de 1968 fueron: el candidato oficialista, Ing. David Samudio A. (Alianza del Pueblo), el Dr. Arnulfo Arias Madrid (Unión Nacional) y el Dr. Antonio González Revilla, (Partido Demócrata Cristiano). Arias Madrid fue declarado vencedor por un margen de 41.545 votos.
Arias Madrid trató de consolidar su victoria al llegar a un acuerdo con el general Vallarino, a finales de septiembre, mediante el cual la Guardia Nacional reconocería su victoria y Vallarino se acogería a la jubilación. A cambio, el Presidente electo prometió respetar el escalafón de la Guardia en sus nuevos nombramientos en esa institución.
A pesar de ello, el 27 de septiembre de 1968, durante una reunión de los jefes de las zonas militares, se decidió derrocar al presidente electo Arnulfo Arias Madrid, porque se sabía que “iba a descabezar a la Guardia Nacional”, alegó el entonces subteniente Luis Carlos Müller.
El entonces mayor Boris Martínez aseveró que con el ascenso al poder de Arnulfo Arias Madrid el 1 de octubre de 1968, sus seguidores con “justos motivos de resentimiento” -por los dos sangrientos derrocamientos sufridos por Arias Madrid anteriormente- desbordaron su hostilidad hacia la Guardia Nacional. Boris Martínez dijo que Arias irrespetó el rango y el escalafón militar, además que no les comunicaba los cambios. Martínez hizo estas declaraciones al periodista Amílcar Santamaría en una entrevista concedida en Miami, en 1981. Santamaría, escritor y periodista de radio y televisión, fue director del diario La Prensa de Honduras. 
El presidente Arias Madrid cambió a la oficialidad de las trece regiones militares de Panamá. Haciendo caso omiso de su acuerdo con Vallarino, Arias Madrid ordenó la jubilación del teniente coronel José Ma. Pinilla, nombrando al teniente coronel Bolívar Urrutia como nuevo Comandante en Jefe de la Guardia Nacional.
El teniente coronel Omar Torrijos Herrera -se había destacado por sus atropellos durante las elecciones- fue nombrado agregado militar ante los gobiernos de El Salvador y Guatemala, y observador de la República de Panamá ante el Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA). En octubre de 1968, el entonces capitán Roberto Díaz Herrera –primo hermano de Torrijos-, fue al Cuartel Central de la Guardia Nacional a verlo. Torrijos tenía los ojos enrojecidos; le quedaba poco tiempo en el cargo. Omar Torrijos había sido durante los últimos 15 años el secretario ejecutivo del general de Brigada Bolívar ‘Lilo’ Vallarino, comandante en jefe de la Guardia Nacional.
Roberto Díaz Herrera –actualmente, coronel retirado y embajador en Perú-, relató que en la oficina se encontraba Pedro ‘Pellín’ Valdés, de la Seguridad del Estado, por lo que intuyó que Torrijos estaba siendo vigilado. Díaz Herrera se acercó a su primo hermano y le increpó: ¿“tú no vas a reaccionar, a sabiendas que hay muchos oficiales que te respaldan”? Omar Torrijos le lanzó una bocanada de humo en la cara y lo despidió con un “¿ya terminaste?” El golpe de Estado estaba en camino.
Lo primero que hizo el entonces mayor Boris Martínez -era jefe de la zona militar de las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro, limítrofes con Costa Rica-, fue buscar respaldo en su antigua tropa –los ‘Pumas’ de Tocumen- para controlar el aeropuerto. Después, sumó a la armería del Cuartel Central, con el apoyo del capitán Luis Jiménez. El 11 de octubre, temprano, regresó a su cuartel de Chiriquí y desde allí organizó la operación.
Boris Martínez pensaba llegar en camiones desde Chiriquí con sus tropas, pero cambió sus planes porque uno de sus hombres en la capital le avisó por teléfono que Omar Torrijos había intentado transar con los liberales para entregarles el poder. Entonces ordenó a Torrijos no tomar ninguna decisión en su ausencia; después, ocupó por la fuerza varios aviones comerciales, montó a sus hombres y desembarcó en el aeropuerto de Tocumen, en la capital.
Se trasladaron al Cuartel Central, donde estaban las armas, y lo tomaron pacíficamente. Desde el Cuartel llamó al jefe de la Guardia Presidencial, capitán Bolívar Rodríguez y le pidió que se entregara, “contra todo lo esperado este se negó.” “Le pedí evitar un baño de sangre, añadió, pero su posición no varió”. Después, convenció a un teniente para que ordenara a los policías que se rindieran. “Rodríguez fue el único militar que no se plegó al golpe, y merece todo mi respeto”, dijo Boris Martínez.
A las 7: 00 p.m. del 11 de octubre de 1968, el presidente Arnulfo Arias Madrid fue derrocado. La Guardia Nacional tomó la Presidencia de la República, las entidades de seguridad y los medios de comunicación. Carlos Peré – subteniente y encargado de armas del Cuartel Central-, expresó que a las 10:30 p.m., llegaron varios políticos con la esperanza de recibir la banda presidencial.
Aunque el teniente coronel Omar Torrijos Herrera estaba entre los complotados, no participó en los primeros momentos, ya que estaba ebrio, según afirmó el entonces subteniente Luis Carlos Müller, jefe del pelotón que asaltó el Palacio de las Garzas, donde radica la Presidencia de la República de Panamá, donde permaneció durante tres días.
Müller dijo que Omar Torrijos "no participó directamente" en el golpe. "Él, (Torrijos), si estaba complemente borracho y quienes dieron verdaderamente el golpe fue el mayor Ernesto Boris Martínez Salazar, jefe de la zona militar de Chiriquí y Bocas del Toro, y el mayor Federico ‘Fred’ Boyd, jefe de los temidos ‘Pumas’, en Tocumen”.
Después del golpe de Estado, Boris Martínez designó una junta de gobierno integrada por los coroneles José María Pinilla y Bolívar Urrutia, que según Boris no eran más que “dos mascarones de proa”. “No fue fácil integrar el Gabinete y las empresas autónomas, porque lo que más me interesaba era mantener alejados del gobierno a los políticos gastados y desacreditados”.
Después, ¡se dio cuenta que en la Guardia Nacional había corrupción! Boris Martínez dijo que rechazó muchas ofertas de soborno y propuestas de los propios oficiales para ganar dinero fácil.
La mayoría de las explicaciones del golpe de Estado aseveran que se dio para que la Guardia Nacional entrara a ocupar el vacío creado por la oligarquía al dividirse entre Samudio y Arias. Esa afirmación no se ajusta a la verdad. Es usual que diversos sectores de la oligarquía, disputándose el poder, se dividan en las elecciones presidenciales; lo estamos viviendo ahora, cuando faltan menos de 4 meses para las elecciones. Además, omite el papel que jugaron los individuos que precipitaron y ejecutaron el golpe, tales como el Dr. Arias Madrid y el mayor Boris Martínez. Tampoco considera el apoyo que recibió la Junta Provisional de Gobierno designada por los militares, inmediatamente después del Golpe, por parte del sector empresarial panameño, el Gobierno norteamericano y las naciones latinoamericanas que componían la Organización de Estados Americanos (OEA).
No podemos olvidar que la política exterior de la administración de Lyndon B. Johnson trataba de eliminar los movimientos revolucionarios. En Vietnam, el ejército de Estados Unidos estaba perdiendo la guerra. Para conjurar los movimientos guerrilleros en América Latina -inspirados en la Revolución Cubana-, Estados Unidos había promovido la ‘Alianza para el Progreso’, pero también el militarismo y las dictaduras.
En Panamá, a la vez que armaba a la Guardia Nacional, Estados Unidos entró en negociaciones con el gobierno de Robles para lograr la aprobación de nuevos tratados canaleros que evitaran masacres de la población panameña como la de enero de 1964, pero garantizando la presencia norteamericana en Panamá.
Aceptados los Tratados por Robles, fueron rechazados casi por aclamación popular en 1967, rechazo que apoyó Arnulfo Arias en su campaña electoral.A Estados Unidos le quedaban dos opciones: o persuadir a Arias que aceptara los tratados o deshacerse de él.
En la entrevista que le dio al periodista Amílcar Santamaría, Boris Martínez afirmó que a los pocos días de asumir el control del país recibió la visita del embajador de Estados Unidos en Panamá, Charles Adair, quien le propuso la renegociación de los Tratados del Canal de Panamá. Martínez le respondió que lideraba un gobierno de facto que sólo “duraría un año”, y que ese era un asunto de la competencia de un gobierno constitucional. Ese día, según Boris Martínez, cayó en desgracia con los yanquis.
A principios de febrero de 1969, Roberto Díaz Herrera visitó a Omar Torrijos en su casa de la calle 94, San Francisco. Delante de su esposa, Raquel Pauzner, Díaz Herrera le reprochó a su primo hermano: “Hasta yo me quiero ir con Boris, tú no mandas”. Tres semanas después, el 25 de febrero de 1969 Boris Martínez fue esposado, amordazado con una larga pieza de esparadrapo y trasladado en un avión DC-3, con destino a Miami, haciendo escala en Jamaica.
Tal parece que hubo intervención de Estados Unidos en la decisión sobre el destierro de Boris Martínez y su sustitución por Omar Torrijos Herrera.
El ex coronel Roberto Díaz Herrera -fue jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa durante la narcodictadura- admitió que la historia no puede relevar a Torrijos de culpa, porque cometió delitos por acción y omisión. “El tiene sus responsabilidades morales en todo lo que pasó, en parte por haber dejado que Boris Martínez mandara”.
Lo que es inexplicable, agregó el ex coronel, es que la Comisión de la Verdad sólo investigue a Torrijos y a Noriega y no a los demás oficiales involucrados en el golpe militar de 1968, a los procuradores, ministros, asesores y fiscales de aquella época. “Toda esta gente tiene culpa. Entonces ¿por qué no las investigan?”
El primo hermano de Omar Torrijos Herrera admitió que después del golpe de 1968 se cometieron muchas atrocidades. Las montañas se tiñeron de sangre. Para reprimir a los insurgentes, Torrijos comisionó a un capitán ambicioso, siniestro y sanguinario: Manuel Antonio Noriega. El régimen de terror apenas comenzaba.
En diciembre de 1969, mientras el dictador Omar Torrijos Herrera se encontraba de visita en México, un grupo de militares le prohíbe el regreso a Panamá. Pero a los pocos días el avión de Torrijos, con el apoyo de otros oficiales del cuerpo armado, entre los que se encontraba Manuel Antonio Noriega, logró regresar al país y destituir a los golpistas.
Acto seguido, Noriega fue nombrado jefe del Servicio de Inteligencia panameño, por su contribución a evitar el levantamiento. Desde joven, Manuel Antonio Noriega colaboraba con la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de la que recibía pagos regulares.
Conozcamos más sobre Omar Torrijos Herrera
Tanto Omar Torrijos Herrera como Manuel Antonio Noriega fueron unos fieles servidores del imperialismo yanqui, mientras decían que se oponían a él, utilizando la demagogia típica de muchos dictadores.
En abril de 1959, al poco tiempo del triunfo de la Revolución Cubana, se realizó un alzamiento guerrillero en Cerro Tute, inspirado en la epopeya de la Sierra Maestra. El entonces capitán Omar Torrijos Herrera trató de sofocarlo: murieron los jóvenes Domingo García (‘El Niño Mártir’), Rogelio Girón, Eduardo Santos Blancos (Secretario General de la Federación de Estudiantes de Panamá) y Rodrigo Pinzón. El capitán Omar Torrijos fue herido con perdigones en la zona donde la espalda pierde el nombre. Tal parece que lo hirieron cuando huía.
En 1962, Omar Torrijos Herrera era el jefe del cuartel de Puerto Armuelles, en Chiriquí. En ese cuartel, durante la primera gran huelga bananera, torturaron y asesinaron a Rodolfo Aguilar Delgado, dirigente sindical marxista.
Durante el 9, 10 y 11 de enero de 1964, la Policía de la Zona del Canal de Panamá y las fuerzas armadas de Estados Unidos agredieron al pueblo panameño, ocasionando 23 muertos y más de 500 heridos. Omar Torrijos Herrera, en vez de combatir la agresión imperialista, reprimió a los patriotas panameños que participaron en esa gesta nacionalista.
El presidente Roberto F. Chiari rompió las relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Sostuvo una conversación telefónica con el presidente Lyndon B. Johnson, donde puso bien en alto la dignidad de Panamá; me emociono cada vez que la escucho. Además, el presidente Chiari denunció la agresión yanqui ante la Organización de Estados Americanos y la Organización de las Naciones Unidas. Las relaciones fueron restablecidas después de la Declaración Conjunta Moreno-Bunker, de 3 de abril de 1964.
Con esta Declaración, Estados Unidos y Panamá se comprometieron a iniciar negociaciones con vistas a lograr un nuevo acuerdo que resolviera las causas del conflicto entre los dos países.
Durante la dictadura de Omar Torrijos Herrera (1968-1981) se registraron más muertos y desaparecidos que durante la dictadura de Manuel Antonio Noriega, entre ellos: el dirigente marxista Floyd Britton; los estudiantes militantes del FER-29 Jorge Camacho, Jorge Falconet y Marlene Mendizábal; el padre Héctor Gallegos, reconocido por su trabajo social en favor del campesinado de la provincia de Veraguas; el dirigente campesino Encarnación González; los dirigentes populares Narciso Cubas, Belisario Gante, Félix y Elías González Santizo, José del Carmen Tuñón y Tomás Palacios Salinas; y el izquierdista Heliodoro Portugal.
Los familiares de Heliodoro Portugal exigieron el esclarecimiento de la desaparición de Portugal hasta lograr que la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenara al régimen de Omar Torrijos Herrera, a quien responsabilizó con la desaparición de Portugal.
En la madrugada del 12 de octubre de 1968, el dirigente marxista Floyd Britton fue arrestado por los militares. Al momento de su arresto, Britton era profesor practicante de Filosofía e Historia en el Instituto Nacional. Después de permanecer un año en la Cárcel Modelo, fue enviado a la isla penal de Coiba, donde lo torturaron y asesinaron el 29 de noviembre de 1969. Su madre, Nellie de Britton, reclamó su cadáver el 8 de diciembre de ese año -Día de la Madre en Panamá- para darle sepultura, pero el dictador Omar Torrijos Herrera se negó a entregárselo. Los restos de Floyd Britton, como los de muchos otros revolucionarios panameños, se encuentran desaparecidos.
Floyd Britton fue elegido Presidente del Comité Organizador del V Congreso de la FEP en 1957; participó activamente en la organización del II Congreso de la Juventud.
Al producirse el levantamiento guerrillero de Cerro Tute, en abril de 1959, Floyd Britton participó en el desembarco de Santa Clara, que dirigían Roberto ‘Tito’ Arias y Rubén Miró. Allí se dio un enfrentamiento con la Guardia Nacional, donde Britton fue herido en un hombro y murió un cubano de apellido Vaquero.
Después, Floyd Britton viajó a Guatemala donde estuvo exilado durante dos meses. Al regresar a Panamá fue arrestado en Tocumen.
Floyd Britton participó en la ‘siembra de banderas’ en la Zona del Canal los días 3, 4 y 28 de noviembre de 1959. En 1960, rechazó públicamente una postulación a concejal por el Municipio de Panamá, ofrecida por el partido Movimiento de Liberación Nacional, pues no creía en la vía electoral como el camino más idóneo para llevar adelante una verdadera revolución.
En 1960, Floyd Britton ingresó al Partido del Pueblo (Comunista) y comenzó en la Universidad de Panamá (UP). Debido a sus actividades revolucionarias, fue suspendido de la UP, después de un enfrentamiento con estudiantes de derecha. La persecución que tendieron los cuerpos represivos sobre él, lo obligó a permanecer en la clandestinidad por más de un año.
En 1964, durante los días 9, 10 y 11 de enero, Britton participó en las luchas contra la soldadesca norteamericana acantonada en la Zona del Canal. Fue expulsado del Partido del Pueblo junto a otros miembros de la juventud de ese colectivo. Britton tuvo activa participación en el Congreso Nacional por la Defensa de la Soberanía y en el Congreso de la Juventud en Defensa de la Soberanía Nacional. En unión de varios disidentes del Partido del Pueblo y otros elementos izquierdistas, fundó la Unión Revolucionaria Panameña (URP). También fue fundador del Movimiento de Unidad Reformista (MUR), en la Universidad de Panamá, como organización estudiantil que lucharía por la reforma universitaria.
El 4 de julio de 1964, al frente del MUR y con la oposición del Partido del Pueblo y de la derecha, dirigió la primera manifestación de protesta por el viraje que dio el gobierno de Roberto F. Chiari en su política hacia Estados Unidos, pues se bajó la presión de las masas en las calles, que había estado beligerante tras los sucesos de enero de ese año. Britton fue arrestado en la Plaza 5 de Mayo. Fue liberado luego de realizar una huelga de hambre.
Posteriormente, Britton tuvo activa participación en una manifestación universitaria a la Presidencia de la República, para protestar por la Declaración Robles-Johnson sobre negociaciones canaleras. Britton dirigió la manifestación, para exigir que el informe del negociador Jorge Illueca a la Asamblea Nacional fuera público y no a puertas cerradas.
En 1965, Britton fue arrestado durante una huelga de maestros y profesores.
En 1966, asistió a la Conferencia Tricontinental celebrada en La Habana.
El FRP, movimiento a nivel nacional al cual pertenecía Britton, se dividió y, con Narciso ‘Chito’ Cubas, Britton fundó el Movimiento de Unidad Revolucionaria (MUR), de orientación marxista.
En 1967, Britton presidió la delegación panameña a la Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), celebrada en La Habana, donde denunció los llamados tratados ‘Tres en Uno’ sobre el Canal de Panamá, las bases militares y un canal a nivel, tratados que los gobiernos de Panamá y Estados Unidos mantenían en secreto. En Cuba fueron traducidos, publicados y dados a conocer a la prensa mundial.
En 1969, un delator le notificó a la Guardia Nacional la existencia de guerrilleros en Cerro Azul. “Con la ayuda de helicópteros del ejército norteamericano, la Guardia los atacó. Belisario Gante fue muerto en combate el 6 de agosto de 1969. Herbert Quintanar fue arrestado y asesinado en prisión. Encarnación González, de 69 años y padre de dos miembros del Movimiento de Unidad Revolucionaria (MUR), fue lanzado desde un avión”.
Narciso Cubas Pérez, otro dirigente del MUR, se escapó cuando era trasladado de Coiba a la capital; fue baleado el 15 de febrero de 1971. Terminó la acción guerrillera de los izquierdistas.
El 7 de septiembre de 1977 Omar Torrijos y el presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, firmaron en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Washington, los Tratados del Canal de Panamá -uno sobre la administración el Canal y otro sobre su defensa-, más conocidos como los Tratados Torrijos-Carter.
Aunque el presidente James Carter tenía información de que el dictador Omar Torrijos Herrera estaba involucrado en el narcotráfico, se hizo de la vista gorda y continuó con las negociaciones porque le interesaba que los tratados se aprobaran.
Cuando Estados Unidos invadió a Panamá el 20 de diciembre de 1989, el Secretario de Estado norteamericano, James Baker, dijo con relación a la base legal en la cual Estados Unidos se apoyó para perpetrar esa invasión, lo siguiente:
“Estados Unidos tiene tanto derecho -en lo que a esto respecta- como el deber de proteger y defender el Canal de conformidad con el Artículo IV del Tratado del Canal de Panamá, al cual el Gobierno de Panamá dio, por supuesto, su consentimiento” (New York Times, 21 de diciembre de 1989).
Ese Artículo IV dice:
“La República de Panamá y los Estados Unidos de América convienen en mantener el régimen de neutralidad establecido en el presente tratado, el cual será mantenido a efecto de que el Canal permanezca permanentemente neutral, no obstante la terminación de cualquiera otros tratados celebrados por las dos partes contratantes”.
A este Artículo IV se le adicionó la llamada Enmienda del Derecho Unilateral, que estipula:
“(…) Panamá y los Estados Unidos tienen la responsabilidad de asegurar que el Canal permanecerá seguro y abierto a las naves de todas las naciones. La interpretación de este principio es que cada uno de los dos países, de conformidad con sus respectivos procedimientos constitucionales, defenderá el Canal contra cualquier amenaza al régimen de neutralidad y por consiguiente tendrá derecho a actuar en caso de una agresión o amenaza dirigida contra el canal o contra el tránsito pacífico de navíos a través del canal. Esto no significa, ni deberá ser interpretado como un derecho de intervención de los Estados Unidos en los asuntos internos de Panamá. Cualquier acción de los Estados Unidos estará dirigida a asegurar que el Canal permanecerá abierto, seguro y accesible, y nunca estará dirigida contra la integridad territorial o independencia política de Panamá”.
En el comunicado que publicara el MLN-29 el 17 de enero de 1984 y que ahora reproduce Kaos, también se expresa:
“Los nefastos pactos canaleros comprometen la soberanía y la independencia nacional, al otorgarle facultades al imperialismo norteamericano para intervenir permanentemente en el país; el tratado de neutralidad y las enmiendas, igualmente, dan pie para que cualquier movimiento social o reivindicativo en el país sea blanco de la represión de las tropas yanqui, so pretexto de poner en ‘peligro’ el funcionamiento del canal, la llamada defensa conjunta de la ruta, implica un mayor sometimiento ideológico, técnico y militar de las Fuerzas de Defensa al ejército yanqui, y a la vez la convierte en una exagerada fuerza que pone en peligro la vida política interna de Panamá”.
El dictador Omar Torrijos Herrera cumplió cabalmente los dictados de Washington. Firmó los Tratados Torrijos–Carter, que son los primeros que legalizan la intervención norteamericana en Panamá. Según el desaparecido Carlos Iván Zúñiga, esos tratados son una espada de Damocles para Panamá.
La criminal invasión yanqui a Panamá realizada en 1989 es legal gracias a los Tratados Torrijos–Carter, o sea, gracias a que el dictador Omar Torrijos Herrera los firmó. Los norteamericanos pueden volver a invadir a Panamá en cualquier momento. Hasta después de muerto, Omar Torrijos Herrera sigue sirviendo al imperialismo yanqui.
En febrero de 1979, la Revolución Islámica llegó al poder en Teherán, capital de Irán, y provocó la huida del sha, monarca promotor de la ‘occidentalización’ de Irán y principal aliado de Estados Unidos en la región del Golfo Pérsico. El sha, después de intentar infructuosamente asilarse en Egipto, fue aceptado en Estados Unidos por poco tiempo. El dictador Omar Torrijos Herrera, fiel servidor del imperialismo yanqui, aceptó brindarle asilo en Panamá al sha, donde vivió aproximadamente un año en la isla Contadora hasta que regresó a Estados Unidos, donde el cáncer acabó con su vida.
En mayo de 1987, cuando ya se había confirmado que Manuel Antonio Noriega era un agente de la CIA, desplazó de la jefatura de las Fuerzas de Defensa al coronel Roberto Díaz Herrera –primo del fallecido dictador Torrijos y actual embajador en el Perú- y lo pasó a retiro. Roberto Díaz Herrera hizo declaraciones que confirmaron lo que era un secreto a voces:
1- El fraude electoral de 1984, que según dijo se había organizado en su casa con la participación del ‘Chicago boy’ Nicolás Ardito Barletta.
2- El plan de Noriega para asesinar al dictador Omar Torrijos Herrera.
3- La participación de las Fuerzas de Defensa en la decapitación del doctor Hugo Spadafora.
4- El tráfico de inmigrantes cubanos y la venta de visas.
5- Los doce millones de dólares que el dictador Omar Torrijos Herrera le cobró al sha de Irán por el asilo político, que fueron repartidos entre los miembros del Estado Mayor.
Durante su estadía en Panamá, el sha de Irán se hospedó en la casa de Gabriel Lewis Galindo, padre del actual vice presidente y canciller de Panamá, Samuel Lewis Navarro.
Para que se tenga una somera idea de la catadura moral del dictador Omar Torrijos Herrera, es necesario mencionar que además de su afición por la bebida, se caracterizó por sus amoríos, tanto a nivel nacional como internacional. Sus apologistas reconocen que frecuentemente, volaba a Colombia en un helicóptero del Estado panameño, para tener relaciones con Claudia.
El dictador Omar Torrijos Herrera desapareció el 31 de julio de 1981, cuando viajaba en su helicóptero en el área de cerro Marta, en la provincia de Coclé. El cuerpo sin vida de Torrijos, que contaba 52 años de edad, fue encontrado en una zona selvática en el centro de Panamá, a noventa kilómetros al oeste de la capital.
Este hecho nunca se ha investigado; algunos se lo atribuyen a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), con la complicidad del entonces teniente coronel Manuel Antonio Noriega, jefe de la Inteligencia Militar panameña.
Funcionarios de la administración de Ronald Reagan y de gobiernos anteriores reconocieron que se hicieron de la vista gorda acerca de las operaciones ilícitas de blanqueo de capitales y en el tráfico de drogas de Noriega, debido a su cooperación con los servicios de espionaje norteamericanos y su buena voluntad para permitir las amplias operaciones militares norteamericanas en Panamá.
Noriega, según afirmaron, ha sido una valiosa ayuda para Washington en sus operaciones de contrainsurgencia en Centroamérica y es ahora un agente que provee a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de importante información del régimen sandinista de Nicaragua.
Según un cable de la agencia de noticias Prensa Latina, fechado en La Habana el 5 de enero de 2009: “Un monumento en homenaje al ex presidente panameño, Omar Torrijos, fue develado hoy aquí en un acto al cual asistió su hijo, Martín Torrijos, mandatario de esa nación y actualmente en visita oficial a Cuba”.
Omar Torrijos Herrera nunca fue presidente; fue un despreciable dictador y agente del imperialismo yanqui.
Según un memorándum del Consejo de Seguridad de Estados Unidos, Omar Torrijos Herrera fue un asalariado del servicio de inteligencia militar norteamericano durante catorce (14) años. Le puedo enviar una copia a quien me la solicite.
Un documento interno de la Casa Blanca, preparado por orden de Zbigniew Brzezinski, asesor de Seguridad Nacional del presidente Jimmy Carter, confirma que Omar Torrijos Herrera se vendió a los yanquis por 25 dólares mensuales –dinero que le hacía falta para “licor y mujeres”, según el memorándum-, aumentada por regalitos de whisky, cigarros y artefactos eléctricos.
Omar Torrijos Herrera comenzó como agente yanqui en 1955 y renunció en 1969, después de autoascenderse al rango de general brigadier. La agencia que lo contrató fue el grupo militar 470 de inteligencia (Army’s 470th Military Intelligence Group).
Cuando Torrijos se salió de la nómina yanqui en 1969, hizo ver que renunciaba “para proteger su dignidad”, pero Seymour Hersh, periodista del New York Times, sugiere otra motivación que parece mucho más creíble: Torrijos comprendió que su nuevo poder brindaba fuentes de enriquecimiento mucho más productivas.
El documento revela que en 1969, después de su renuncia a la nómina yanqui, y ya con rango de general, Omar Torrijos Herrera exigió y recibió dos pagos adicionales, de $100 y $300. En julio del mismo año, Torrijos aceptó un aire acondicionado de los norteamericanos como “incentivo”.
Cuando llegué a Panamá el 10 de agosto de 2001, tenía la firme convicción de que Omar Torrijos y Manuel Antonio Noriega habían sido unos militares dignos que habían luchado contra el imperialismo. ¡Qué decepción sufrí!
¿Cómo es posible que a este infame personaje se le haya erigido un monumento en la Avenida de los Presidentes, la bella avenida habanera que va de Norte a Sur, desde el Malecón?