La oposición al segundo período del programa de la izquierda oficial llamado cuarta Transformación, que encabezará doña Claudia Sheinbaum ha sido encendida con la fuerza e incluso la violencia que hemos presenciado en estos días, pues ocurre como reacción ante un hecho socialmente justo consistente en que la presidencia del Estado sea ocupada por quien la ganó. La derecha opositora discute la viabilidad de un sistema judicial basado en la elección directa de los jueces.
No obstante no se han enterado de que los funcionarios de la judicatura son elegidos en Estados Unidos. La derecha fascista lo sabe muy bien pero no se recata porque la reforma judicial que aporta la práctica electoral para el poder que fundó el primer presidente del México Independiente, Guadalupe Victoria, no es motivo de molestia ni de aspiración madurista.
Si esa derecha cree que va a debilitar las convicciones políticas de la presidente electa, pierde el tiempo. El temor a que el nuevo gobierno ponga en marcha medidas socialistas es un sueño guajiro. Pero lo más ridículo es que intente limitar el alcance de la praxis política del próximo Ejecutivo federal.
No olvidar que el crimen organizado fue establecido por el bloque derechista del PRI y el PAN.
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* Imagen: Montaje de una imagen de Claudia Sheinbaum con los colores de la bandera de México. Wikimedia Commons bajo licencia CC BY 2.0
