Memoria histórica y crimen organizado
Recordar lo que sucedió en Irak, Afganistán o en Libia, y viendo lo que ocurre ahora en Siria es ver seguir el guión repetitivo de desestabilizar un país y reducirlo a cenizas para luego reconstruir lo que interese, explotar recursos materiales y humanos con ventajas leoninas para el vencedor, someter a las nuevas autoridades a sus criterios e instalar bases militares para asegurar posiciones geoestratégicas y económicas como plataforma para las siguientes acciones según el guión expansión- dominación-explotación.
Acudiendo por un momento a la memoria histórica, antes que estos herederos políticos del general dictador la entierren, la guerra que siguió al levantamiento anticonstitucional, ilegal, criminal y sádico de Franco contra el pueblo español recuerda a la guerra anticonstitucional, ilegal y criminal de la OTAN contra el pueblo libio y la que se realiza contra el pueblo sirio. Detrás de cada guerra se ocultan los buitres que las instigan para sacar tajada.
El comportamiento de las potencias occidentales “democráticas”,y hasta de la URRSS, hacia la República española es una vergüenza histórica mundial. ¿Y sus consecuencias? Una masacre contra indefensos vencidos. Si las paredes de los cementerios y cunetas ocultas de viejas carreteras tuviesen voz, ya hace tiempo que el expulsado juez Garzón tendría una completa lista que podría haber hecho posible restituir la memoria y el buen nombre de muchos; y decir quién es quién en cada caso, pues muchos de los “desaparecidos” ni siquiera tenían idea de por qué fueron fusilados, mientras a muchos otros se les dictaron sentencias de muerte por tribunales militares; sentencias previamente firmadas antes del juicio. Por no hablar de la burla cruel y exenta de la mínima piedad de las conmutaciones de pena de muerte que llegaban calculadamente tarde a las familias tras haberse ejecutado la sentencia. Así que todos esos nombres deben ser rehabilitados públicamente lo mismo que lo fueron los del otro bando, expuestos en todas partes como” caídos ejemplares”… ¿Y los demás? Ahora es el turno de los demás, y -por qué no- el turno de los pueblos. No para revanchas, sino para hacerse oír y hacer valer la verdad histórica, y que las nuevas generaciones sepan qué paso y se expliquen así muchas cosas para evitar caer en el mismo cainismo.
Pero lo que sucedió en la guerra de España, ¿es tan distinto de lo que sucedió en Libia, por ejemplo? ¿Es tan diferente de lo que sucede ahora en Siria? La guerra es la guerra, y los buitres de la guerra son los buitres de la guerra, pues al fin y al cabo siempre se trata de lo mismo: “separa, ata, domina”, que es el método satánico, el “guión de trabajo” de los enemigos de Dios, que propone el respeto a la vida y el “une y sé”. Ser y dejar ser; vivir y dejar vivir, sin embargo, no es lo que quieren los señores de la guerra de todas partes, con la ONU o sin ella. La ONU es una simple coartada.
La guerra es la guerra: un crimen organizado
Diferentes asesinos uniformados, sus suministradores de dinero y armas, sus ideólogos intelectuales, sus instigadores políticos y hasta sus matones “incontrolados” –servidores todos ellos de parecidos ricos- dicen siempre defender una Causa (con mayúsculas) que creen les da derecho a eliminar a los defensores de las otras causas (estas con minúsculas, claro). Para ello divulgan hasta el aburrimiento llamativas ideas esperando les sirvan de protección: derechos humanos, patria, democracia, libertad, religión y tantas otras. Causas disfrazadas de nobles que así parecen justificar el empuñar el fusil contra un semejante o llevar a cabo un genocidio calculado contra inocentes.
Y cada guerra planta la semilla de la siguiente; porque si las guerras son malas, ¡qué decir de las post-guerras! Hambre, miserias miles, enfermedades, dolor del vencido, odio al vencedor, humillaciones sin cuento para familias enteras, la lucha por sobrevivir, y la represión del vencedor cuya espada se afana en cortar la cabeza durante mucho tiempo a aquellos que fueron señalados como insurgentes, aunque el verdadero insurgente fuese el ahora vencedor, que se dedicará a desfigurar la verdad histórica como le plazca y convertirla con sus medios de comunicación en materia informativa y con sus pedagogos en asignatura escolar. Pero la verdad difícilmente se olvida y el odio raramente se convierte en perdón como debiera.
ESCRIBAMOS LA PALABRA “FIN”
Ojalá que la guerra contra Siria sea el último capítulo del crimen organizado de las potencias occidentales y que nunca pueda llevarse a cabo lo que se pretende en Siria o tal vez en Irán o en la frontera ruso-europea; no porque el que esto escribe piense que los gobiernos implicados actúen movidos por la bondad – ¿existe alguno acaso? – sino porque cada país tiene que solventar sus problemas, lo mismo que cada familia los suyos, sin que vengan los vecinos a invadir, dividir, atar y dominar sobre unos y otros con al bajo y vil propósito de llevarse la despensa después de haber destrozado la casa y asesinados a sus moradores.
Sin duda es urgente un nuevo orden mundial, pero no lo que se pretende hacer pasar por tal, que no esa otra cosa que una nueva dictadura mundial en un bucle de siglos donde se repiten uno por uno los desmanes que la mente enfermiza de los ricos y poderosos conciben, y donde las víctimas siempre son los pobres, los incultos, los desorientados, los engañados, vestidos con uniformes distintos para matarse entre sí , para hacerles olvidar el hecho clave de que todos somos hermanos y herederos de la Tierra; que la Tierra nos pertenece por igual; que cada cosa de más que posea alguien es algo que se le quita a otro. Esto no solo son verdades sociales y económicas, sino verdades de conciencia y verdades del auténtico cristianismo, no del cristianismo de los papas y sus ministros, sino del cristianismo de Jesús de Nazaret del que todos ellos abominan.
Durante milenios ha sido el turno de los enemigos de los pueblos. Ya va siendo hora de que sea el turno de los pueblos, la hora de una nueva Era. Poco a poco siente crecer aquí y allá ese ascenso de la conciencia global de los pueblos en favor de la justicia y de la paz, que sin duda será imparable.