Mario Benedetti: «La conciencia es la única religión»
Mario Benedetti: «La conciencia es la única religión»
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ISABEL LAGUNA /EFE
Como cada verano, Benedetti está en Madrid, una ciudad a la que llegó exiliado en 1977 y en la que ahora pasa cada año una temporada, compaginándola con Montevideo, donde siendo un niño empezó a escribir poesía. El autor dice que a él, por ser ateo, los dioses nunca le han regalado un verso, pero, a punto de cumplir 83 años, el escritor uruguayo no puede quejarse de falta de inspiración pues recientemente ha publicado dos libros y tiene en camino otros dos. «La conciencia es la única religión», asegura.
«Mi primer poema lo escribí en alemán
«Aunque parezca raro mi primer poema lo escribí en alemán. Yo iba al colegio alemán en Uruguay y hacía las tareas en verso y en alemán. Los profesores no se lo creían, tuvo que ir mi padre a decir que esos poemas los escribía yo», recuerda en una entrevista.
Benedetti tiene desde hace poco dos nuevos libros en las librerías, 'Inventario tres' – una recopilación de su poesía publicada entre 1995 y 2001, que es continuación de otros dos inventarios- y su último poemario 'Insomnios y duermevelas'. Además, publicará en septiembre un libro de relatos, 'El porvenir de mi pasado', y tiene a punto un nuevo poemario, 'Existir todavía'.
«Cuando se llega a mi edad hay que aprovechar, porque no queda mucho tiempo para escribir libros», dice tras asegurar que no se siente ahora más creativo que en otras épocas de su vida: «yo tengo más de 80 libros publicados en cinco o seis géneros, siempre he estado trabajando, por eso tengo casi tantos libros como años».
Obra más existencial y menos política o social
El autor de novelas tan destacadas como 'La tregua' o 'Gracias por el fuego' explica que ahora su obra es «más existencial, menos política y social», y aún así advierte que en su próximo poemario hay una pieza dedicada a George W. Bush, «que por supuesto no es nada amable».
Y es que este poeta dejó en los años 70 la política -fue dirigente del Movimiento 26 de Marzo- porque sufría mucho cuando tenía que defender en público cosas del partido con las que no estaba totalmente de acuerdo, y decidió que prefería hablar de los problemas políticos y sociales «desde el periodismo, incluso desde la literatura, porque ahí me sentía más libre».
Gran poeta del amor
Pero, además, el autor de poemarios como «El amor, las mujeres y la vida» es un gran poeta del amor. «Llevo 57 años casado con Luz, es un caso de amor sostenido», bromea para presumir de que casi todos sus libros de poemas -«el próximo también»- están dedicados a ella.
No es de los poetas que dicen que el primer verso se lo dan los dioses: «como soy ateo los dioses no me dan nada», apunta para explicar que a él «a veces» esa inspiración se la da la realidad y a veces «una idea que surge». Algo que funciona «para los géneros de ficción, porque la poesía es otra cosa, en ella está mucho más metida la vida del poeta».
Apoyo de los jóvenes
Sólo cuando le operaron por segunda vez del corazón sintió ganas de dejar la poesía: «pero el médico me dijo que por indicación suya tenía que seguir escribiendo, así que ese día me vino la inspiración», cuenta este hombre al que lo que más le satisface de su carrera es «el apoyo de los jóvenes; en cualquier sitio al que voy a dar un recital dos tercios de los asistentes son jóvenes».
Muchos de ellos saben sus versos, cosa que él es incapaz de aprender: «no sé de memoria ninguno de mis poemas, el único que sé es uno de Antonio Machado que dice «hoy es siempre todavía».
Acepta saber que se va acercando su muerte, pero dice que ésta no le preocupa tanto como la de la humanidad: «si sigue por este camino de globalización y de guerras la humanidad va hacia el suicidio».
En medio de su pesimismo, 'El aguafiestas', como le llama su biógrafo Mario Paleotti, se siente ahora optimista porque en Latinoamérica han surgido «dos gobernantes que parece que están bien inspirados y no tienen fama de corruptos», el brasileño Lula da Silva, y el argentino, Néstor Kirchner. «Creo que se puede abrir un camino de esperanza para Latinoamérica, y me parece que esto va a tener también un poder de contagio para otros gobernantes de otros países, cuantos más sean más fuerza van a tener, porque podrán trabajar más unidos». Aunque sabe que a los gobernantes «la poesía les importa tres pepinos», cree que ésta «si puede influir en los seres humanos, en los individuos, en los ciudadanos, empezando por los jóvenes, y eso puede al final tener alguna influencia hacia arriba».