México: No a las presas, libertad a los ríos veracruzanos / Encuentro de organizaciones mexicanas rumbo a Río + 20
Veracruz es uno de los estados que capta más agua de lluvia en el país. Eso que pudiera ser una gran riqueza para sus habitantes hoy es un factor de riesgo contra sus vidas, sus comunidades, sus ríos y territorio. En 2010 comenzó una serie de movilizaciones que exigían información clara sobre proyectos para construir presas hidroeléctricas en ríos como el Bobos, el Los Pescados- La Antigua y el río Blanco. Después de enfrentar cada grupo la opacidad proverbial del gobierno veracruzano y las delegaciones del gobierno federal respectivas, se supo que están proyectadas para el estado 112 presas hidroeléctricas.
A un año de todo eso, las piezas en el tablero se han movido. Después del cambio de estafeta en el poder, el gobierno entrante destapó sus cartas y anunció las inversiones de capital brasileño en la construcción de presas hidroeléctricas, producción de etanol y en petroquímica, con el proyecto Etileno XXI. Además, la empresa canadiense GoldGroup Mining  se obstina en extraer oro mediante una mina a cielo abierto, dentro del perímetro de seguridad y a sólo tres kilómetros de la nucleoeléctrica de Laguna Verde.
Por su parte, las comunidades afectadas por los proyectos hidroeléctricos no han dejado de movilizarse: En el río Alseseca lograron detener la construcción de una cortina; en el río Bobos, en Jalacingo, las comunidades lograron que la Suprema Corte de Justicia de la Nación suspendiera la construcción de una presa porque los inversionistas no publicaron su Manifestación de Impacto Ambiental en el plazo de ley; por otra parte, la Comisión Nacional del Agua anunció la suspensión de otros proyectos por no cumplir algunos requisitos técnicos. Incluso respecto a la mina Caballo Blanco, peligrosamente cercana a Laguna Verde, el proceso está momentáneamente detenido por idénticos motivos, en tanto que diversos grupos ambientalistas han interpuesto documentos pidiendo una audiencia pública para discutir el riesgo que implica el proyecto.
Estas piedras en el camino de los proyectos no son resultado de la diligencia de los operadores gubernamentales, sino un logro de las movilizaciones, en Tlapacoyan, mediante el uso de todos los recursos legales pare denunciar las irregularidades del proyecto; en Jalcomulco y comunidades vecinas como Barranca Grande (donde ya hay los primeros desplazados, llevados a casas de tablarroca y sin tierras para cultivo), mediante movilizaciones a la capital del estado, sorteando el acoso represivo; y en Zongolica y municipios del centro del estado como Amatlán de los Reyes, mediante foros, cartas públicas, caravanas a las comunidades afectadas, que van desde Zongolica, donde la presa tiene más de 50% de avance en su construcción, con el despojo y daños socioambientales que esto causa, hasta La Patrona, una de las comunidades afectadas por el proyecto El Naranjal, donde las comunidades vecinas han parado la maquinaria.
Precisamente en Amatlán de los Reyes, el balneario Agua Alegre será la sede, el 3 de diciembre, del tercer foro estatal de afectados por presas hidroeléctricas en Veracruz (los anteriores fueron en Xalapa y Zongolica), donde se reunirán las luchas y resistencias locales y regionales para evaluar sus logros, retos y sumar fuerzas para que estas presas no sean meramente suspendidas, sino definitivamente canceladas, y los ríos y territorios de las comunidades y pueblos sean respetados.
En Xalapa ha nacido un proyecto de comunicación que será una herramienta de estas resistencias. Puede consultarse en  www.rioslibres.info