«Los viajes de Gulliver» (1726)
La más significativa obra del escritor irlandés
« De este libro, nuevo y profundo, la humanidad ha querido hacer un libro de lectura amena, un libro para niños. No en vano las páginas que hacen reír a los niños son, con frecuencia, las mismas que deberían hacer llorar a los mayores »
Giovanni Papini
« Los viajes de Gulliver es una sátira salida de madre y sigue siendo incomprensible que el primero y el segundo viajes, a la tierra de Liliput y a Brobdingnag, hayan perdurado como libros para niños »
Harold Bloom
« El genio de Swift ha hecho de un cuento de hadas una novela no comparable co ninguna otra por el arte del relato y el verdadero espíritu de su sátira »
Walter Scott
A lo largo de la historia los viajes han ido unidos al conocimiento del Otro, con sus diferencias; tampoco han faltado la búsqueda de Eldorados varios o de ejemplos de vida que sirviesen de modelo o de contra-modelo a los hábitos asentados en los lugares de los que partían los viajeros y exploradores; sin obviar los intereses económicos, claro está. Desde la Odisea, los viajes tanto los reales como los literarios no han cesado de producirse, implantándose de manera especial con el conocimiento de tierras hasta entonces ignotas, lo que supuso el hallazgo de materias primas, mano de obra barata ( por no decirlo más claramente: esclava) amén de ampliación de los conocimientos del arte de la navegación. Unidos a los viajes florecieron las utopías, que proponían sociedades perfectas o al menos más armoniosas que las conocidas: ahí están Tomás Moro o Campanella, por nombrar dos de los precursores, sin obviar en lo que hace al carácter viajero a su coetáneo Daniel Defoe…esta ola se extendería más tarde, en una búsqueda de otros lugares y costumbres que, en cierto sentido como señalase Montaigne fortaleciesen la imagen propia en contraste con las otras, espíritu viajero que haría furor en los tiempos ilustrados como lo dejan ver las obras de Diderot, Montesquieu, etc. en una exploración de la alteridad radical que hacía exclamar las más de las veces: « vaya costumbres más extrañas que tienen estas gentes…».
Podría afirmarse que heredero de este espíritu viajero son Los viajes de Gulliver de Swift, precisando, no obstante, que con él se deja de soñar en maravillosa utopías al proponer unas islas que vienen a ser utopías invertidas o si se quiere mero espejo de la sociedad propia, observada de manera poliédrica…de ahí la visita a diferentes islas en las que sobresalen diferentes aspectos de la estupidez de los humanos (Balnibarbi, Blefuscu, Brobdingnac, Glubbdubdrib, la tierra de los Houyhnhmas, Laputa, Liliput y Luggnagg; los nombro por orden alfabético).
Contaba Walter Scott que se contaba que el librero Motte recibió el manuscrito, que le fue arrojado desde un coche de alquiler, dentro de su negocio, el mes de agosto. No tardó mucho en publicar la obra, en noviembre , sometiéndola, eso sí, a ciertos cambios y recortes, cosa que provocaría un serio disgusto al autor que a partir de entonces hizo acompañar las futuras ediciones de una aclaratoria Carta de Gulliver a su primo Sympson. La obra causó atracción en lectores de todos los niveles sociales, provocando en algunos, está claro, un disgusto de calado.
En la obra Swift deja ver su espíritu satírico de polemista y panfletista, cuyo afilado humor le emparenta con Sterne o Rabelais. Como decía líneas más arriba en la obra se da un cruce entre el relato de viajes, el cuento filosófico y el panfleto, más absolutamente pegado al suelo y a los problemas que acuciaban a su país; Swift sitúa sus visitas como si el viajero, Gulliver, fuese la tabula rasa propia de los empiristas, sobre la que se iban a ir inscribiendo las novedades halladas. En los cuatro viajes de que consta el libro se van analizando aspectos de la vida en Inglaterra; más en concreto su primer viaje de Gulliver, médico de a bordo, llega a las isla de Liliput retrata la política inglesa, el parlamentarismo, las intrigas y privilegios de la corte; las luchas entre los partidos, los tramenksans y los slamecksans – torys y whigs – cebándose especialmente en estos últimos. Las situaciones jocosas no faltan comlas diferencias a la hora de cascar los huevos por la parte ancha o por la estreca, o en lo referente al uso de diferente tamaño de tacones en el calzado . Allá los seres minúsculos , alrededor de los quince centímetros ( seis pulgadas), combinan su pequeñez con la idea que de sí mismos, y de su modo de organización, tienen . No está de más señalar que las variaciones entre la visión microscópica y telescópica que adopta el escritor son deudoras de as reflexiones y descubrimientos explorados por aquella época por el filósofo Berkeley. [ Quisiera anotar que Michel Onfray en el libro que consta en la bibliografía, en las páginas finales ( 97-98) trae a colación al personaje de Swift: « todo el mundo conoce la historia del gigante Gulliver narrada por Swift: nadie ignora tampoco la existencia de los liliputienses. Si el gigante puede ser arrestado, reducido e inmovilizado en el suelo, no es por el poder macrológico de uno solo sino por la multiplicación micrológica de los pequeños lazos. La suma de pequeñas fuerzas constituye finalmente un formidable potencia. En caso de que haya revolución , no se hará más desde arriba, por medio de la violencia, con la sangre y el terror, impuesta por el brazo armado de una vanguardia sin fe ni ley…», en esta adopción ad hoc de las ideas de Deleuze y Guattari, acerca de la revolución molecular y rizomática, y de los postulados de la microfísica del poder de Foucault, el normando toma únicamente una de las caras del personaje de Swift, la más conocida , la del viaje a Liliput].
En el siguiente viaje, el segundo, Gulliver se sitúa al otro lado del telescopio; esta ivresión supone que Gulliver llegue a ver el rostro del rey como un paisaje lleno de cráteres…los actos de los habitantes de Brobdignac resultan deformados, desfigurados e inarmónicos… Allá viven los gigantes y Gulliver es un liliputense; el relato que hace el recién llegado al rey sobre el sistema de partidos de su país, origina estupefacción en el monarca; él representa el humanismo inglés que Swift ve encarnado en los tories , que representan una combinación de virtudes romanas, vida campestre y compromiso político con el bien común. En este lugar se desvela con fuerza la repugnancia hacia el cuerpo humano, sus sudores y otros fluidos, al modo de Hamlet, como el olor que despende las glándulas mamarias de una dama de honor de la reina. Gulliver está asqueado y detalla el repugnante modo en que pulgas gigantes hozan en las carnes de mendigos . Como efecto de una mirada surrealista, avant la lettre, inicia una peregrinación hacia las profundidades del mal, ateniéndose a un aparente realismo, dirigiéndose hacia la constatación de la perversión intrínseca de la naturaleza humana que culminará en el cuarto viaje.
En el tercero, el el que se desplaza a varios lugares ( Laputa / Balnibarbi, Luggnagg, Glubbdubdrib y Japón) se da una situación contradictoria y paradójica, criticando de forma sarcástica a los sabios, a los científicos y matemáticos, penando en la prestigiosa Royal Society de Londres que eran quien dominaban tal institución , dedicándose a proyectos absurdos: así, en la Academia visitada se estudia eliminar las diferencias políticas por medio de operaciones cerebrales, evitar conspiraciones analizando los excrementos de los políticos… El despelleje llega hasta hacer vislumbrar como un de sus objetos de crítica a Isaac Newton. Laputa es una isla que amenaza con hacer caer todo su peso sobre la dominada Balnibarbi, acción paralela a la que Inglaterra realiza con Irlanda. En su viaje a Glubbdubdrib conoce a los grandes héroes de la historia que en realidad han sido los mayores canallas que ha habido; en Luggnagg se topa con los struldbruggs, hombres inmortales y se desengaña de la inmortalidad, ya que el paso del tiempo no hace otra cosa que provocar demencia senil.
Si el tono de burla está presente en todos los retratos anteriores, el el cuarto, llega a los más altos límites, más explícitos y más desesperanzados. A lo largo del periplo lector, éste ha ido perdiendo las ganas de vacilar al verse enfrentado al horror de la condición humana, rechazando el escritor las teorías acerca de la bondad de los humanos, y presentando a los seres racionales y virtuosos con forma de caballo, los houyhnms, seres nobles e inocentes a los que les cuesta dios y ayuda entender las historias que les cuenta Gulliver sobre las guerras de sus país, las mentiras y la corrupción de los políticos, frente los yahoo, que son hombres como ejemplo logrado de perversión, pura bajeza y de carácter realmente repulsivo. El colmo es que en sus reflexiones Gulliver se ve a sí mismo como perteneciente a esa especie degenerada lo que le empuja al odio hacía sí mismo y a sumergirse en una honda misantropía. Planea sobre el discurso, el enfrentamiento entre Loche y Hobbes: los yahoos representando el estado animal y la guerra de todos contra todos, chapados bajo el prisma del cristaianismo, mientas que los houyhnms, autónomos, como seres capaces de vivir adaptándose a leyes racionales, en libertad sin necesidad de un príncipe, dándose entre sllos un estado en el que leyes cívicas y naturaleza coinciden. Si en el viaje parece adivinarse el paso del pesimismo del siglo XVII al optimismo del XVIII…al final lo que triunfa en la visión pesimista y desesperanzada
El libro avanza por acumulación, en un crescendo que nos va hundiendo en el abismo de la abominación de los humanos, no es descabellado así la opinión que vertía Papini: « el libro de Swoft no sube hacia la redención, ni concede nada al optimismo, sino que parece que la despiadada animosidad contra los miserables humanos va creciendo de capítulo en capítulo, hasta llegar a la suprema y máxima ofensa. A lo largo del camino, todo ha sido negado y deshojado: política, religión, costumbres, valor militar, ciencia, pensamientos, historia, civilización. Al final solo queda el pobre yahoo, desnudo y desenmascarado, que nos enseña cómo somos en realidad: monos salvajes, estúpidos y malos. Así termina ese maravilloso y doloroso desahogo de uno de los espíritus con menos prejuicios que ha sufrido el mundo».
Bibliografía utilizada
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