Los pueblos necesitan algo mas.
La frase ha dado la vuelta al mundo en unas horas. «¿Por que no te callas?» encierra un actuar impulsivo, quizás con precedentes que no se han hecho públicos. Se ha convertido en algo mas que un chiste, una moda, una especie de «frase del momento» que roba protagonismo a la recién concluida cumbre. La mayoría de los noticiarios aun reflejan sus ecos que parecen no tener fin. Sin embargo, no en la misma medida fueron divulgados los acuerdos firmados. En Cuba se ha hecho mutis alrededor de su firma y contenido. Por motivos en el fondo desconocidos para los cubanos se ha pasado por alto, como si no hubiera mas que hablar del asunto, se enfoca mas hacia la forma intespestuosa en que se sucedieron los hechos o las razones que pudo tener el presidente venezolano para actuar de la manera que lo hizo. Los cubanos se preguntarán: ¿A que fue el vicepresidente Carlos Lage? ¿A firmar que?
Seria inocente creer que una reunión de este nivel tiene lugar por el mero interés de reunirse a discutir temas «generales», o establecer algún tipo de dialogo, sea Sur-Sur o Norte-Sur. La participación de jefes de estado esta en esencia limitada exclusivamente a la firma de documentos ya estudiados y discutidos, consensuados a nivel de funcionarios de menor nivel. No nos engañemos. Por encima de cualquier presentación publica siempre hay intereses de por medio jugando exactamente su papel y por tanto tensiones sobre la base de los mismos. Las cumbres, como cualquier reunión de Jefes de Estado no son meras platicas, ni reuniones familiares, ni citas sociales. Son un punto de encuentro de intereses, son la expresión publica de muchas negociaciones anteriores. Esta no es la excepción. Tuve en algún momento la impresión de estar frente a un nido de aves en que los pichones esperan hambrientos “a pico descompuesto” mientras los padres condicionan la comida que luego se protesta.
En fin, mas allá de símiles informales, reflexionando un poco mas seriamente alrededor del tema central de esta cumbre: la cohesión Social, pasan por mi memoria los sucesos explosivos y acciones de los movimientos sociales que han provocado la salida de varios gobiernos del poder, Argentina, Perú, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, los estudiantes en Chile. Esta claro que la orientación de la cumbre obedece al poder real demostrado por estos movimientos que resumen en si años de discriminación y marginación. Aumento de la pobreza, conflictos crecientes; falta de atención social y años de neoliberalismo profundizaron aun mas las diferencias, por tanto, la brecha y las contradicciones entre sectores de población con intereses propios. Resulta sintomático el accionar en torno a la cohesión, que no es exactamente altruista, sino preventivo. El actuar intenta subsanar las causas objetivas que motivan estos desordenes sociales que terminan en cambios de orientación política, como es el caso de Venezuela, Bolivia, Nicaragua o Ecuador.
Bueno, al menos la realidad lleva, aunque indirectamente, a una toma de conciencia de las necesidades de las masas, a sentir como requerimiento impostergable el definir paliativos al grado de marginación real o a frenar la discriminación. Siento de que el presidente español fue bastante honesto y cortes, mas allá de la historia, que por cierto, no puede ser cambiada, me parece importante el hecho de que haya hecho un llamado a dejar de buscar chivos expiatorios para los problemas propios de los gobiernos, dejar de acusar a otros de nuestras desgracias; dejar a un lado ese fatalismo histórico que nos ha caracterizado pues  por ese camino no se va a ninguna parte mas que al muro de las lamentaciones. Me parece apropiado el llamado a un compromiso real con las decisiones que se tomen, a actuar en pos de escalar en el nivel de vida de las naciones. Cada país tiene su historia, su coyuntura social, su sistema, sus ingresos económicos, sus particularidades. Los puntos de vista del presidente obviamente están marcados por la realidad y la experiencia española que no necesariamente es la del resto de Latinoamérica.
Que unos concuerden o no con tal modo de pensar, correcto; pero mas importante que esto es el llamado a rechazar los dogmatismos y las posiciones cerradas. Es obvio que los gobiernos tienen responsabilidades para con cada una de sus naciones, asumirlas de por si es una necesidad y un reto posible. Tal como que el mundo de hoy es pura mezcla de razas a pesar del racismo, el siglo XXI puede llegar a ser quizás el siglo de las sociedades mixtas, ni exactamente socialistas ni capitalistas. Las relaciones de producción, distribución y participación no tienen que llegar a ser totalmente antagónicas, sino que pueden ser manejadas por cada gobierno. Cierto que los dogmatismos siempre han demostrado terminar en fracasos, si no que se lo digan a Europa del Este; por otro lado, si algo ha permitido subsistir y desarrollarse al capitalismo, por encima de sus pregonados problemas apocalípticos, es su capacidad de adaptación a las realidades de cada época. El presidente, como otros, quizás en pos del protocolo, se extendió demasiado en los ejemplos.
Nadie va a venir a resolver nuestros problemas, es cierto también. Elevar de tono las criticas o los reclamos no será solución,  mas que para desviar la atención. Obviamente el imperio no asumirá tal actitud, tal como no asume otros compromisos. Continuar centrados en los reclamos parece un dialogo de sordos totalmente improductivo. No se puede negar la influencia de los factores externos, pero externos al fin limitan el margen de acción sobre ellos. Únicamente sirve identificarlos para adaptar estrategias, esto puede aportar fortaleza, pero no debe convertirse en el centro del debate. La meta es el acercamiento, de otro modo para qué reunirse. La unidad es siempre lo esencial. América necesita abandonar la tendencia al sálvese quien pueda, unos mirando a un lado, otros mirando al otro, apostando al mejor postor. Carácter latino o no, los individualismos llevan al divisionismo y debilitan cualquier posición negociadora.
No por reiterado resulto escuchado tampoco el llamado del Presidente Ortega hacia mayor unidad formal dentro de una Organización de Estados Ibero-Americanos que ocupara un protagonismo real en pos de intereses propios, en lugar de la desmeritada OEA, hoy con poco significado en términos de unidad latinoamericana.
Al final, la avalancha mediática silencia estas propuestas. Tratar el tema de la juventud precisamente en el Salvador es en ciertamente un eufemismo que mueve un tanto a risa, pero aun así puede tomarse como un nuevo compromiso, no un nuevo argumento de ataque hacia el país. Se tiene un año para trabajar, llevar resultados y nuevas propuestas al próximo foro. En particular, mas allá de un nuevo tema cada año, de sistemas o posiciones políticas, las cifras muestran que los pueblos necesitan apenas comer, vestirse, recibir atención medica, mayor respeto a la libertad de expresión o de elección. Hacia esto debieran enfocarse acciones. Hacer comunes los programas, puede ser un verdadero reto; pero no hay otra forma de participar con fuerza en el mundo de hoy. A fin de cuentas, los intereses son conciliables siempre que se tenga compromiso.
Que se de un paso adelante. Sálgase de las criticas y los reclamos y váyase a acciones concretas. Resultados es lo que se necesita, no listas de cifras que aburren y que pueden interpretarse de diferentes formas lejos de la realidad. Sean Colombianos o Cubanos, las necesidades son similares y eso se sabe bien. Por encima de los incidentes personales están los pueblos. Cuando se habla de hambrientos, que importa si son socialistas, neoliberales o fascistas? Son hambrientos. Cuando se habla de falta de opciones de trabajo que importa si se es árabe o sionista? Si se habla de niños, toda discriminación carece de sentido. ¿Que puede tener mayor pureza que la inocencia de un niño? No parece ser prudente andar con la historia a cuestas para sacar los trapos sucios, la historia es necesaria para no repetir errores, nada mas.
Lúchese por América, lúchese por los pueblos, lúchese por la comunión de intereses, un mismo idioma no es el único elemento común. No se utilice la historia para atizar las diferencias, defínanse preferencias, no diferencias. Hora es de acabar la idea de  naciones-fincas, que cada día que pasa tienen menos sentido pues significan reducir las posibilidades de los pueblos. Unidad de decisión, programas concretos, acuerdos alcanzables, compromiso real. En términos de política puede bien hacerse un llamado al respeto mutuo. Lo que importa no es la forma, sino el contenido. Si se asiste, se necesita saltar sobre ciertas pequeñeces, compítase si, por los resultados sociales, no por quien llega primero, no por las ganancias, no en quien da la bofetada mayor o quien queda mejor ante la opinión publica. Hágase realidad el trabajo hacia la unidad con equidad, que es en fin el lema que precedía esta cita. El resto son nimiedades. Los pueblos esperan mas, los pueblos realmente necesitan mucho mas.