Em las últimas horas el gobierno ha obedecido como buen lacayo a Trump y la OTAN, y ha incrementado el gasto en Defensa hasta llegar al 2% del PIB. !0,000 millones de euros que, o tenían escondidos en el colchón o saldrán de partidas imprescindibles para mantener el renqueante espacio público. Al poco de anunciar tamaño dispendio hubo otra noticia: la compra de balas a una empresa de capital israelí, y que para más inri, la munición estaba avalada con el demoledor argumento de que había sido probada en combate. Ni más ni menos.
Que Sumar y sus componentes asumieran esto significaba -y ellos lo sabían- el bajón definitivo en las expectativas de voto (y eso, recordemos, es lo único que los motiva), pero vivir el presente les puede más. Por eso, Movimiento Sumar, Más Madrid y Comuns, se asustaron con la posibilidad de tener que abandonar las poltronas y dijeron que eso de salirse del gobierno no iba con ellos. Están acostumbrados a tragar con lo que sea y este tema de las balas no iba a cambiar su posición genuflexa con el PSOE. Son parte de la misma familia, y ellos y el resto, sabemos que muchos y muchas de sus portavoces seguirán haciendo política e intentando vivir de ella dentro del hermano mayor socialdemócrata. Izquierda Unida sí amenazó (¿farol)) con que su ministra podría salir del ejecutivo. La movida interna o fue de envergadura o una pieza de teatro perfectamente diseñada.
Que este gobierno mantengan relaciones diplomáticas con Israel, tal y como lo haría uno de PPVox, que no se apoye a la resistencia palestina (por el contrario, la tildan de «terroristas») sí es el tema mayor, el importante, el que IU también está dispuesta a aceptar (ya son muchos meses de genocidio en Gaza y se conforman con alguna declaración, rueda de prensa o ir a una manifestación para que no se les note en exceso que forman parte de un ejecutivo que no se atreve a decirle a Israel ni pío), y que de propina, y para rematar una política exterior a todas luces reaccionaria, apoya a la dictadura de Marruecos en detrimento del pueblo saharaui, o apoya al fascista Zelenski en Ucrania.
La llamadas líneas «rojas» de las organizaciones del gobierno que no son (aún) PSOE, son desde hace tiempo rosas, pero en los últimos días se han descolorido aún más hasta convertirse en transparentes. Lo insólito será comprobar que cuando lleguen elecciones pedirán el voto de las gentes de izquierda. O juegan con la desmemoria o perdieron la vergüenza y no la acaban de encontrar.