Las crisis energética y climática ponen contra las cuerdas el modelo agroindustrial

 

Deja que el amor de tu corazón se muestre en tus ojos

Deja que tu alma bondadosa llene los labios de sonrisas

Como el sol, llena la tierra con tu luz

Devuelve la esperanza a la vida de las personas

Reúne todas las piezas que faltan

Sé la canción que todos escuchan

Zuhura Seng’enge

Una crisis alimentaria mundial parece ser inevitable. Las previsiones son horribles: el Programa Mundial de Alimentos (PMA) espera el número de personas afectadas por el hambre aguda se duplique para fin de año—de 135 millones a alrededor de 270 millones de personas. (Y por cierto estamos hablando de estadios de hambre aguda) Hace pocos días se declaró “Nos vemos obligados a tomar la decisión desgarradora de reducir las raciones de alimentos para los refugiados que dependen de nosotros para su supervivencia”, dijo. David Beasley, Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

La situación actual ilustra la necesidad de un cambio de paradigma en la agricultura y para nuestro sistema alimentario mundial que garantice el derecho a la alimentación para todxs. En lugar de una sobreexplotación de la naturaleza, necesitamos agricultura diversificada y agroecológica. Sistemas que concilien los aspectos económicos, ambientales y sociales y estén enraizados en un enfoque basado en el territorio. Con la tarea común de iniciar una transformación seria de nuestro sistema agrícola y alimentario con el fin de acabar con el hambre. Y sobre todo desechar formulaciones contrastadas que sí hemos comprobado que son un error y generan más desarreglos en la seguridad alimentaria como el sistema y proyecto AGRA.

África se convierte en el tablero donde se va a desarrollar la guerra contra la hambruna que ya está aquí y solo si utilizamos un modelo lógico que este enmarcado en acabar con el hambre podremos ofrecer una oportunidad primero en la zona y después al resto del planeta. La hambruna se extenderá como una balsa de aceite, ya que es el modelo el que no se puede amoldar a la realidad climática y energética en la que ya estamos inmersos

AGRA fue iniciado en 2006 por Bill y Melinda Gates Foundation y la Fundación Rockefeller. Curiosamente cuando esta anunció que abandonaba sus inversiones en el sector petrolero dado que ya no era negocio Y en este momento Bill Gates se embarcó en la compra de tierras en EEUU convirtiéndose en el mayor terrateniente. El proyecto AGRA se desarrolla desde la mentalidad y desde las empresas que mantienen el monopolio del modelo agroindustrial con el objetivo de entregar el tipo de agricultura de alto rendimiento y uso intensivo de insumos en África. Si bien las tecnologías pueden haber evolucionado, el enfoque básico era el mismo: promover la adopción de nuevas variedades de semillas de alto rendimiento alimentadas con abono sintético y protegido con pesticidas.

AGRA y la Fundación Bill y Melinda Gates también tuvieron amplios vínculos, incluidos los financieros, con la agroindustria con empresas como Bayer (incluida Monsanto después de la fusión), BASF, Corteva Agriscience (una fusión entre Dow y DuPont), Grupo OCP (anteriormente Office Chérifien des Phosphates), Yara y Cargill

AGRA desarrolló un ambicioso conjunto de objetivos, en 2015 comprometiéndose duplicar la productividad y los ingresos de 30 millones de pequeños productores de alimentos, nueve millones directamente y 21 millones indirectamente, para 2020.

AGRA centró su trabajo en 18 países (posteriormente reducidos a 13). Al trabajar con los gobiernos, AGRA buscó acelerar el desarrollo de semillas comerciales de alto rendimiento y facilitar la entrega de semillas, fertilizantes sintéticos y pesticidas a los agricultores a través de una red de “agro-comerciantes”.  AGRA también apoya el desarrollo de políticas y estructuras de mercado que faciliten la adopción de tales tecnologías de la Revolución Verde.

Y fundamentalmente se dedicó a que los 13 países firmantes elaboraran una legislación que barriera con los fundamentos de la agricultura tradicional enfocada a la alimentación local y dejara como hegemónico, cuando no único,  al modelo agroindustrial que ellos propugnan, política ésta muy dada en todos los países donde se ha implantado la revolución verde, donde primero se habilita un margen del legislación que solo favorece a sus intereses y barre con la posibilidad de establecer modelos agrícolas alternativos.

AGRA recibió aportes de casi USD-$1 mil millones, AGRA otorgó subvenciones de más de USD-500 millones para promover su visión de una agricultura africana “modernizada”. Además, grandes desembolsos de los gobiernos africanos reforzaron la campaña en la forma de programas de subsidios a los insumos (FISP) a los agricultores para comprar las semillas en su mayoría híbridos y fertilizantes sintéticos.

El Marketing de AGRA da por hecho que garantiza “una seguridad alimentaria y un África próspera a través de cambios rápidos, inclusivos y sostenibles.

AGRA más bien sigue promoviendo lo unidimensional. Apostando por un sistema agrícola intensivo en insumos y recursos y cadenas de suministro globales que ya hicieron que muchos productores de alimentos a pequeña escala dependieran de suministros externos de semilla híbrida (en lugar de criar y multiplicar sus propios cultivares). Y sobre todo de fertilizantes y plaguicidas sintéticos que ahora mismo y debido a unos elevados precios que han venido para quedarse hacen imposible su utilización. Al no existir rentabilidad sobre todo en la mayoría de pequeños agricultores. Estos son los más expuestos a la quiebra que ha generado la utilización del modelo estructurado hacia el comercio global. Aunque lo más seguro es que la misma estructura de AGRA, acabe quedándose con las tierras de los agricultores arruinados.

Después de 14 años en funcionamiento, AGRA, a pesar de la enorme financiación y los recursos involucrados, no ha publicado una evaluación global del impacto de sus programas. No presenta estimaciones fiables del número de hogares productores de alimentos a pequeña escala que ha alcanzado, mejoras en sus rendimientos. Del mismo modo, la fundación Bill y Melinda Gates, que aportó más de la mitad de los fondos de AGRA, permanece en silencio. Esta falta de responsabilidad y supervisión es asombrosa para un programa que impulsó las políticas de desarrollo agrícola de la región con una inversión hasta ahora nunca antes vista y con su narrativa de métodos intensivos en insumos impulsados por la tecnología durante tanto tiempo.

Según un estudio en los 13 principales países objetivo de AGRA, se demostró que el modelo de Revolución Verde de AGRA está fallando. Los principales hallazgos son:

– Poca evidencia de aumentos significativos en los ingresos o la seguridad alimentaria de los pequeños productores de alimentos. Por el contrario, en los países en los que opera AGRA, ha habido un aumento del 30 por ciento en el número de personas padecen hambre, una condición que afecta a 130 millones personas en los 13 países de enfoque de AGRA;

– Poca evidencia de que la productividad haya aumentado en algo. Para los cultivos básicos en su conjunto, los productores de alimentos no se beneficiaron: la pobreza y el hambre se mantuvieron asombrosamente altos

– Mayor erosión de la seguridad alimentaria y la nutrición de los pobres. Los pequeños productores de alimentos donde se incentivaron cultivos prioritarios impulsaron el uso de la tierra hacia el maíz y lejos de cultivos tradicionales más nutritivos y resistentes al clima como el mijo y el sorgo. Las semillas para cultivos tradicionales antes eran fáciles y baratas para obtener a través del intercambio de agricultores, los agricultores ahora tienen que pagar por semillas de “cultivos prioritarios”;

– Fuerte evidencia de impactos ambientales negativos, incluyendo la acidificación de suelos bajo monocultivos con fertilizantes sintéticos basados en combustibles fósiles. Ambos aspectos afectan negativamente a la mitigación y adaptación al cambio climático.

El enfoque AGRA no sólo no logra los efectos deseados, sino que también empeora la situación de los pequeños productores de alimentos.

La dependencia del mercado del enfoque de AGRA destruyo a los productores de alimentos a pequeña escala. La dinámica que se propugna es la del endeudamiento llevando a éste a la mayoría de los agricultores  que después de la primera cosecha, ya no pueden pagar préstamos para fertilizantes y semillas. Los agricultores se ven obligados a utilizar fertilizantes sintéticos, que estaban fuertemente subvencionados, no pudiendo elegir el tipo de maíz ni la semilla que obtienen, ni qué fertilizantes o pesticidas. Esto pone en peligro los derechos de pequeños productores de alimentos a la autodeterminación y a la soberanía.

Además, el enfoque de AGRA se mueve entre pequeños productores de alimentos lejos del cultivo de comida tradicional hacia el cultivo específico, lo que ha llevado a una caída en los cultivos de bajo costo, bajo riesgo y sistemas de intercambio de semillas de los agricultores que funcionen bien.

La evidencia empírica debe hacer conscientes de las limitaciones de los insumos intensivos en los sistemas agrícolas, particularmente cuando se trata de para combatir o adaptarse al cambio climático. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU recientemente documentó el impacto de la agricultura industrial en el clima y pidió cambios profundos tanto para mitigar y ayudar a los agricultores a adaptarse a las perturbaciones climáticas. Y eso pasa por apostar por modelos alimentarios más resilientes y diversificados, en las antípodas del modelo que propugna AGRA

En su Evaluación Global sobre Biodiversidad y Ecosistemas Services, la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) es aún más explícita e identifica a la agricultura industrial como un motor principal de la destrucción de la naturaleza. En consecuencia, la intensificación de la agricultura está provocando una contaminación acelerada de los suelos y las aguas.

Viendo el fracaso del Modelo AGRA y sobre todo su dependencia a Insumos y poca resiliencia a los impactos climáticos que ya están aquí y que se van a agravar lo inteligente sería dejar de apostar por este modelo y crear programas que ayudan a la alimentación a pequeña escala, apoyar a productores particularmente mujeres y jóvenes, y desarrollar prácticas agrícolas ecológicamente sostenibles resistentes al clima como la agroecología. Esta es una práctica cada vez más reconocida y apoyada por el Comité de Protección Mundial Seguridad Alimentaria (CFS), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)

Retirarse de AGRA y otros Programas de la Revolución Verde, incluidos los insumos agrícolas de programas de subsidios, y la transición de su agricultura programas de desarrollo para apoyar más las políticas que satisfacen las necesidades expresadas por los pequeños productores de alimentos, hacer frente al hambre y la malnutrición, y ser resilientes a los impactos del cambio climático.

El enfoque de AGRA se queda muy corto. Teóricamente, ya se está produciendo suficiente comida para alimentar a todos y todas. Hay problemas de distribución, acceso y competencia por el uso (por ejemplo, agro combustibles y alimentos para animales versus comida primero), que tienen que ver principalmente con relaciones de poder desiguales y discriminación contra pequeños productores de alimentos. Al mismo tiempo, el modelo agrícola industrial por el alto uso de recursos intensivos en energía no es sostenible: no solo en los efectos sobre la biodiversidad y la fertilidad del, sino también en las altas emisiones de efecto invernadero y el uso de fertilizantes sintéticos. Todos ellos dependientes de las energías fósiles y que debido a su aumento de precios imposibilita su utilización. El proyecto AGRA además ha fracasado en sus objetivos, demostrando que no eran más que mero Marketing, la implantación del modelo revolución verde solo ha enriquecido a las industrias monopolistas del Agronegocio abriéndoles mayores cotas de mercado en África y ha generado una tendencia a la acumulación de tierras africanas donde los eslabones medios de esta cadena y los grandes tenedores de tierras sí pueden acaparar los subsidios, El modelo enfocado hacia el mercado global, no ha podido parar la evolución hacia el hambre, sino que lo aumentado, más que nada porque no era un modelo enfocado a acabar con el hambre, es un modelo dirigido a introducir al mercado africano dentro del mercado global y esto ha significado romper su estructura interna de carácter resiliente local

Notas: Los cambios porcentuales son entre el promedio de 3 años de 2004-06 y el promedio de 3 años de 2016-18; cálculo del autor.

Índice de productividad de cultivos básicos: suma de los aumentos de rendimiento ponderados por áreas relativas de maíz, mijo, sorgo y raíces/tubérculos. Para el total de AGRA, el índice de Etiopía, Nigeria y Tanzania es para cereales más raíces/tubérculos.

Muestra las dos medidas más reveladoras de productividad y bienestar. las barras azules representan el índice de rendimiento básico, con la línea azul en 100%, el objetivo de AGRA de duplicar productividad. Las barras rojas indican el progreso en la reducción del número de personas desnutrida, con reducciones porcentuales de la desnutrición por encima del eje x y aumentos por debajo. Para los países AGRA como grupo, el panorama es sombrío: pequeños aumentos de rendimiento para cultivos básicos (+18%) y crecientes niveles de hambre (+30%). Nueve de los 13 países de AGRA muestran aumento de los niveles de hambre. En Ruanda, la supuesta historia de éxito de AGRA, el número de hambrientos aumentó un 13% sobre mediocres aumentos de productividad del 24%.

AGRA siempre ha sido controvertido entre los agricultores de África. Muchos advirtieron sobre la imposición de tecnologías occidentales que no eran adecuadas para los suelos del continente, agricultores, y sistemas alimentarios. Preocupaciones adicionales incluyeron la pérdida de alimentos. soberanía y la capacidad de las comunidades y naciones para elegir libremente cómo querían alimentarse. Las políticas se han generado únicamente para que la Agricultura Africana fuera destinada al mercado global destruyendo los mercados locales y la agricultura de alimentación de cercanía.

Siempre fue polémico adoptar un determinado conjunto de tecnologías. Los críticos dijeron que el paquete de tecnología era insostenible, conduciría a una disminución a largo plazo en la fertilidad del suelo, agotaría y contaminaría los suministros de agua subterránea y empobrecería a muchos productores de alimentos a pequeña escala que no pudieran mantener el rendimiento de los cultivos o las ganancias frente a los costos más altos de las prácticas agrícolas intensivas en insumos. Esto ante un estadio donde la crisis energética todavía no se había hecho patente y donde los insumos todavía estaban a precios razonables, pero en la actualidad la carestía de éstos está marcando la pauta de cultivos en todo el planeta. Ya no se cosecha lo que quiere, se cosecha lo que se puede pagar, todo esto a la par de unos impactos climáticos que están mermando las cosechas en un orden de hasta un 30% de media global. Y donde el sistema que propugna la revolución verde es mucho más frágil para afrontarlo por su escasa fuerza ecológica y por su marcado carácter productivo que solo puede reproducirse en unos marcos climáticos concretos que ya están dejando de producirse.

Una breve historia de AGRA

El momento de la fundación de AGRA en 2006 no fue fortuito. Antes de que se lanzara AGRA, los precios de los alimentos se dispararon en los mercados internacionales, provocando disturbios por alimentos en más de 20 países de África.

AGRA cabildea para el desarrollo de políticas y estructuras de mercado que promuevan la adopción de la Revolución Verde. En esto sí que se puede decir que las políticas de AGRA han sido todo un éxito, ha logrado generar todo un entramado legislativo donde prácticamente se obliga a seguir los requisitos que favorecen al agro negocio, desterrando prácticamente a la ilegalidad las prácticas agrícolas enfocadas a la soberanía alimentaria y lo que es más peligroso a los modelos que sentaban las bases de la alimentación local

La Fundación Bill y Melinda Gates están, entre otras cosas, activamente comprometidos con la difusión de tecnologías genéticamente modificadas (GM).

AGRA está influyendo en las políticas nacionales y regionales de semillas para promover productores comerciales de semillas y el desplazamiento de la práctica de usar semillas guardadas o criadas en granjas por los productores de alimentos a pequeña escala.

Su estrategia actual impulsa activamente políticas que abren las puertas a los insumos de la Revolución Verde, incluidos los pesticidas, e impide enfoques alternativos como la agroecología de recibir apoyo. Su estrategia identifica tres principales prioridades de promoción:

– Políticas comerciales: El objetivo es aumentar los canales de mercado internacionales para integrar a los productores de alimentos a pequeña escala en el suministro mundial cadenas y facilitar el comercio transfronterizo de productos básicos, lo que puede crear nuevas vulnerabilidades para los pequeños productores de alimentos.

– Políticas de semillas— Tales políticas han sido generalmente las promovidas por la Organización Regional Africana de la Propiedad Intelectual (ARIPO) que se centró en ampliar los derechos de obtentores de cultivos comerciales para patentar y vender mientras se restringe el derecho del agricultor a ahorrar, intercambiar y vender semillas guardadas por los agricultores.

– Políticas de fertilizantes—Estos implican acelerar la concesión de licencias y la organización de redes de agro-distribuidores para dar a los agricultores un acceso más rápido a fertilizantes sintéticos, pesticidas y otros insumos haciéndolos depender del acceso a estos costosos insumos que tienen que ser comprados cada temporada de siembra.

AGRA también financió el establecimiento de una red africana de cabildeo de fertilizantes y agro negocios bajo el nombre Africana Sociedad de Fertilizantes y Agro negocios (AFAP) con USD-$25 millones. AFAP representa los intereses de la industria de fertilizantes frente a los gobiernos africanos y organizaciones donantes. Uno de los objetivos de AFAP es aumentar el uso de fertilizantes en un 100 por ciento. Los socios de AFAP incluyen a Louis Dreyfus, uno de los comerciantes de granos más grandes del mundo, e IRM, un importante comerciante de fertilizantes de EE.UU.

Lo verdaderamente preocupante, es que el Modelo AGRA se está convirtiendo en hegemónico en todo África transformando los modelos económicos existentes que aunque eran necesariamente mejorables, producían seguridad alimentaria zonal. El modelo que esta propugnando AGRA actualmente está sufriendo un alto fracaso de cosechas y ha puesto a la totalidad de los países donde se produce contra las cuerdas ante un aumento de dependencia en los mercados globales especulativos y sobre todo ante su propia falta de autonomía para poder generar un sistema alimentario que se enfrente a la escasez global y  tener herramientas para propugnar un sistema resiliente ante la crisis climática y energética. Que va a hundirles más si cabe en la pobreza y va a generar un desastre alimentario global. Nos encontramos ante varios problemas estructurales sistémicos que hacen una pinza de presión al modelo sistémico. La crisis climática y la energética, que imposibilitan la reproducción del mismo y corroen varios subsistemas principales muy dependientes de ellos:  El Transporte, el industrial, el alimentario, en realidad el 80% de la energía que sostiene el entramado complejo social global es conseguido de energías fósiles, ante el evidente descenso de disponibilidad de éste. Un entramado basado en ellas y en el transporte a grandes distancias, se corroe de forma terminal, choca contra los límites y en realidad es a eso a lo que estamos comenzando a asistir y veremos como se profundiza a la par del descenso de disponibilidad energético. Lo inteligente sería apostar por modelos relocalizados y diversos, no tan dependientes de energías menguantes, que, aunque no produzcan riqueza especulativa para unos pocos, ni venta de insumos contaminantes también dependientes de energías fósiles, a beneficio de unas pocas multinacionales, si podrían estar enfocados a alimentar a la población del planeta.

No hay evidencia a partir de datos a nivel nacional de que una gran parte de los pequeños agricultores esté directamente beneficiándose de AGRA. La evidencia sugeriría que los principales beneficiarios probablemente no sean los agricultores más pobres o con mayor inseguridad alimentaria, sino más bien un número creciente de agricultores de mediana escala que tienen acceso a más tierra y ya están integrados a las redes comerciales. Los agricultores son mucho más propensos a ser hombres, lo que también socava los impactos antipobreza previstos de AGRA dada la prevalencia de la pobreza entre las mujeres y su papel en asegurar la alimentación del hogar. La mayoría de los beneficiarios son nuevos inversionistas en agricultura de élites urbanas. El modelo AGRA está generando una disfunción en el modelo local, endeudando a los pequeños agricultores que son la mayoría e incluso a los estados que se están gastando ingentes cantidades en los programas de apoyo a los insumos del paquete tecnológico del ISFM, todo ello enfocado no hacia un modelo de producción local, si no exportador que beneficia a los grandes tenedores de tierra y nuevos especuladores, poniendo en la encrucijada al pequeño productor. Llevando la seguridad alimentaria más al límite. La realidad es que el modelo AGRA solo ha llegado a una pequeña minoría de propietarios, y que existe muy poca evidencia de que incluso donde ha habido adopción, gracias a los subsidios a los insumos, los rendimientos hayan logrado aumentar. Más bien los aumentos de rendimiento han sido pequeños, y para muchos agricultores los ingresos adicionales de las ventas no cubren los costos de los insumos. Aparte de que los incentivos para abandonar sistemas de cultivo más diversos pueden en realidad socavar su alimentación. Al disminuir la diversidad de la dieta y reducir la resiliencia climática. El hambre severa en los países que han adoptado el sistema AGRA ha aumentado un 30%. Los aumentos temporales en el rendimiento de Los insumos de la Revolución Verde tienden a disminuir con el tiempo a medida que la fertilidad del suelo disminuye bajo monocultivos alimentados con fertilizantes sintéticos. Los agricultores se vuelven dependientes de los subsidios a los insumos, que están disminuyendo l. Mientras tanto, corren el riesgo de endeudarse para pagar insumos más caros. Totalmente dependientes de la alta subida de precios de estos derivados de la escasez de materias primas energéticas y de la propia debilidad del modelo de monocultivos a los impactos climáticos y sobre todo a la exigencia de estos mismos ante la ruptura de las bases ecológicas de tener que introducir a los cultivos mayor cantidad de recursos a precios prohibitivos. Estos fracasos implican al modelo de la Revolución Verde como un camino insostenible e inasequible adelante para los pequeños agricultores africanos. La evidencia nos indica que el modelo AGRA fracasa en un principio por su propia formulación, pero sobre todo porque es un modelo totalmente dependiente de la utilización de energías fósiles que se encuentran en disponibilidad menguante, siendo evidente y ya imposible de ocultar que hemos empezado el proceso de declive y agotamiento de estas mismas, desde esta perspectiva seguir apostando por un modelo alimentario que depende totalmente de ellas es apostar por el desastre. Actualmente nos encontramos en un estadio global de anomia,  puesto que todas las estructuras están formuladas para una realidad que ha dejado de existir, el mundo tal y como lo conocemos ya no se puede seguir reproduciendo: Es urgente reformular los sistemas sobre todo en los sectores básicos que se amolden a una realidad de descenso de disponibilidad energética que se va a ir agudizando en el tiempo que ya está aquí.

No hay evidencia de duplicar los ingresos o reducir a la mitad la inseguridad alimentaria

No hay evidencia de que los países AGRA estén reduciendo la inseguridad alimentaria de manera generalizada. Los resultados son, de hecho, alarmantes. El número total de personas con desnutrición severa en AGRA países ha aumentado de 100,5 millones a 131,3 millones, un aumento del 30%, desde antes de AGRA Para el África subsahariana en su conjunto, el número de personas con desnutrición grave aumentó en más de 50 millones, a 230 millones de personas,

Resultados de AGRA: falta de rendimiento, poco beneficio para los pequeños agricultores

El auge del maíz y el arroz ha llegado a expensas de una agricultura a pequeña escala más nutritiva y diversa, y la Revolución Verde se ha impuesto con mano dura. Los datos muestran que, si bien los rendimientos del maíz aumentaron con los subsidios a los fertilizantes y las semillas, respaldados por medidas para hacer cumplir su uso, la mayor parte del crecimiento en la producción de maíz provino de un 146% aumento de la tierra sembrada con maíz. De manera similar, la producción de arroz se duplicó, pero los rendimientos en realidad disminuyeron. Se prohibió el cultivo en algunas zonas de sorgo, yuca, batata y otras raíces y tubérculos fueron cultivos alimenticios más importantes que el maíz antes de AGRA, proporcionando diversidad nutricional además a los beneficios para la tierra.

Este cambio en los patrones de cultivo fue en gran medida una intención de la Revolución Verde. Según reciente cuentas, impuso un estricto régimen en el que los agricultores eran multados si no plantar maíz y otros cultivos aprobados del programa. Este régimen de siembra obligatorio redujo drásticamente en las prácticas tradicionales de cultivos intercalados y de cultivo de una mayor diversidad de alimentos cultivos

La evidencia sugiere que AGRA está fallando en sus propios términos. Su modelo de agricultura de altos insumos no está llegando a un gran número de pequeños agricultores. Cuando llega a los agricultores, está fallando para aumentar significativamente su productividad, y los ingresos no están aumentando de una manera que puedan reducir la pobreza y la inseguridad alimentaria.

Fuentes consultadas:

Imagen de portada: PxHere | Detalles de la licencia

 

Por Jesús María Veci de la Fuente para Kaosenlared

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