La Relexión de un socialista
La reflexión de un socialista acerca de la renuncia de Roberto Ávila al PS
Guillermo Muñoz
Bloque por el Socialismo Revolucionario
Conocí a Roberto Ávila una noche en que despedimos a Jorge MacGinty. Hoy he leído su renuncia al PS y quiero reflexionar sobre ello.Roberto Ávila tiene el mérito de ser el primero, en mucho tiempo, en renunciar públicamente al partido. No se fue frustrado y silencioso a la casa como tantos en todos estos años. Las razones políticas sobre la derechización del partido; sobre su abandono del socialismo como ideología liberadora de los explotados; su práctica, junto al resto de la Concertación, de defender los intereses del capital monopólico nacional y extranjero que domina sin contrapeso la economía y mantiene, mediante la administración que han hecho del modelo de acumulación capitalista llamado neoliberal, a extensas capas de trabajadores en la marginalidad, en la sobre explotación por los salarios de hambre y en la ausencia de un lugar humano donde envejecer, enfermarse y morir debido a la “tercerización” del trabajo cada vez más precario.
Es cierto. Roberto Ávila sale asqueado de un partido que traicionó el legado de Allende y que ha traicionado durante los casi veinte años que duran los gobiernos concertacionistas los intereses de los trabajadores al defender este capitalismo salvaje.
También es cierto que Roberto Ávila denuncia la corrupción rampante del partido y declara abiertamente que “El PS está institucionalmente involucrado en la administración y usufructo del sistema neoliberal, sus miles de millones de pesos devueltos por el estado en compensación de sus bienes usurpados por la dictadura, no se han invertido en sedes, diarios o radios, sino en paquetes accionarios de empresas monopólicas que mes a mes abusan de sus clientes cautivos”.
Lo dicho por Roberto Ávila es digno de elogio y debe ser considerado cuidadosamente por los que quedan adentro y por los que estamos afuera hace mucho tiempo.
La pregunta del millón es como explicar que ciertas personas perciban un hecho evidente como es la degradación política de los socialistas con veinte años de retrazo?
La caída del régimen burocrático soviético, la reconstrucción del capitalismo en China, la hecatombe universal de los viejospartidos comunistas, la crisis generalizada de las izquierdas y las utopías son fenómenos viejos y de dominio público y parecen no haber influido en el raciocinio de estos socialistas que todas estas dos largas décadas no dijeron ni pío.
Conozco muy bien los cuerpos doctrinales del socialismo renovado que dominaron en el partido desde el congreso de unificación. No es acaso esta “renovación”, este abandono profundo del marxismo revolucionario, lo que ha impedido que el choclo se desgranara en fecha más temprana?Roberto Ávila afirma que lo que queda de socialismo es “unsector de cros. que defienden los valores históricos del socialismo ya casi todos en tercera edad, y para los cuales el PS es ya un modo de vida, un fetiche societal”.
Creo que buscar en estos viejos socialistas las banderas que nos permitan refundar el socialismo chileno es ambiguo e insuficiente. Aún a riesgo de ser simplista y reduccionista dado lo breve que debe ser un artículo, me atrevo a decir que desde su fundación hasta el Congreso de Chillán, el partido zigzagueó entre una búsqueda teórica del socialismo y una práctica reformista que lo llevó a la colaboración de clase con sectores de la burguesía en el Frente Popular, a apoyar el populismo burgués de Ibáñez (una parte del partido) y a rivalizar con el PC para controlar el movimiento sindical dentro de márgenes economicistas. La política de frente de trabajadores y la negación a renunciar por anticipado a la violencia en el problema del poder, fueron los instrumentos teóricos que permitieron a los socialistas imponer a Allende con un programa que aun sin ser completamente de tareas socialistas era un programa de reformas profundas que el auge del movimiento de masas hizo suyo y lo superó rápidamente durante la UP.
Con que pasado histórico del partido nos quedamos? El legado de Allende tiene varias lecturas. En el último congreso partidario había una lista que se llamaba “Mesa de izquierda, socialistas como Allende”. La ex diputado y conocida dirigente que encabezaba la lista era la derecha socialista de entonces, aquella de la “vía pacífica”, aquella que nos llamaba peyorativamente “cabezas calientes” ó “guatapiqueros”, seguramente por lo exiguo de nuestro armamento.
“Más igualdad para Chile”, la lista ganadora de los corrompidos caciques socialistas, los mismos que junto a los DC han situado a Chile entre los países más desiguales del mundo, nos impulsaría a felicitarlos por lo atinado o audaz del nombre elegido sino fuera tan trágico y doloroso el resultado para los pobres y explotados y tan repugnante la insolencia de vestirse con los ropajes del presidente mártir.
Roberto Ávila en su afán de informar lo que queda de rescatable en el partido señala “De otra parte un grupo de jóvenes, zonal cordillera y algunos parlamentarios, que no parecen percibir lo que se les avecina”.
Si poco queda de claro y combativo en las huestes históricas del partido, es de esperar que al menos en los jóvenes el compañero Ávila sea más asertivo. Sobre todo si son del zonal cordillera de Santiago donde parece que algunas semillas han brotado de un pasado combativo que contribuimos a formar.
En cuanto “a algunos parlamentarios, que no parecen percibir lo que se les avecina” no queda claro a que se refiere su preocupación. Tal vez la suerte de sus cupos parlamentarios? O que más temprano que el resto deberán responder por la forma en que legislaron?
Finalmente Roberto Ávila aventura una cifra: “Son algo más del 30% del partido real” Y nos preguntamos: votó ese 30% en el XXVIII Congreso? Estaban en la lista de Allende-Ominami y en la de Navarro?
Roberto mismo se pregunta: ¿Seguirán siendo comparsa de algo que dicen no compartir?¿Yo? No mas”.
Cuando pienso en la pregunta de si “seguirán siendo comparsa”no puedo eludir la experiencia histórica.
Cuando Stalin consolidó su dominio sobre la URSS y la Tercera Internacional, los revolucionarios quedaron no solo en minoría en esos enormes partidos, sino que adicionalmente fueron perseguidos, expulsados y muchos de ellos asesinados. En Chile se agruparon en la “Izquierda Comunista” que ingresó al PS en los años treinta. El partido entonces era, a pesar de su dirección socialmente perteneciente a la pequeña burguesía, un partido de amplia base obrera y popular.
Cuando los obreros y otras capas trabajadoras militan en partidos políticos, aun en partidos políticamente de ideología burguesa (como el justicialismo peronista por ejemplo) imprimen un sello imposible de ignorar. Y cuando la sociedad capitalista entra en crisis, los trabajadores que militan en los partidos obreros (comunistas, socialistas, miristas, anarquistas, etc.) sonlos primeros en radicalizarse. Los que militan en los partidos burgueses, debido a su conciencia alienada, demoran comparativamente un poco más, pero empujan a sus direcciones clasistas a hacer concesiones.
Sin mayores y sesudas explicaciones, lo que muevc a las masas es la experiencia directa de la explotación.
El PS actual no tiene ese componente obrero y popular mayoritario que tuvo en el pasado. La influencia relativa que el partido tiene sobre parte del movimiento sindical se debe a la legitimación relativa que ante las bases tienen algunos dirigentes obreros socialistas.
No hay una masa obrera que milite en el partido, no solo porque están desilusionados, sino porque orgánicamente el partido no existe, salvo asambleas manejadas por caciques. El “activo” del partido son sus numerosos funcionarios de todas las ramas del estadoy los “operadores” pagadosque acarrean electores o manejan listas de militantes que se convocan de acuerdo a las necesidades de la burocracia partidaria.
Los socialistas chilenos no han inventado nada nuevo. Ya lo hicieron y en grado superlativo el peronismo y el PRI mejicano.
La burocracia partidaria no tiene obreros militantes y pensantes a los que responder. Solo una base popular cautiva y en donde el partido actúa asistencialmente.
Yo creo que la ausencia de la clase explica en medida importante el que no haya presiones significativas para que estos socialistas- que serían según Ávila más del 30% del partido real- “continúen infinitamente en el tiempo siendo comparsas de algo que no comparten”.
Solo la pérdida del poder estatal, su elemento de cohesión más importante, podría desintegrar el partido.
Pero no hay que olvidar que este partido, aun sin obreros, no puede marchar indefinidamente en el limbo social.
Cuando escribimos estas notas en las ya frías noches de Valparaíso, los estudiantes secundarios y universitarios, los estibadores, los pescadores artesanales, los choferes de buses, los trabajadores culturales, los pobladores de los cerros, se preparan para un día de huelga y combate para mañana Jueves. Hay muchas más huelgas y movilizaciones en el horizonte de todo Chile. La quietud social está llegando a su fin y la Concertación, ese colchón amortiguador que amarró el imperialismo y la dictadura para mantener la dominación por consenso (ya que la dominación por la fuerza se había agotado) muestra ya sus gastados resortes, anunciadores de futuras derrotas del centrismo político a manos de la derecha política, pero, al fin, donde clase contra clase se enfrentarán, sin falsos padrinos que obnubilan la conciencia de millones de trabajadores, razón donde está su fuerza incontenible y su posibilidad histórica de vencer sobre sus opresores.
Valparaíso, 14 de Mayo de 2008.