La ocupación de la fábrica de automóviles de Flint: un ejemplo para hoy
En diciembre de 1936 trabajadores estadounidenses de las plantas de General Motors (GM) en Flint, Michigan, ganaron una inspiradora victoria. La táctica de la ocupación pasó a un primer plano durante la Gran Depresión. Los trabajadores habían participado con anterioridad en distintas ocupaciones, pero fue en los años 30, cuando los jefes atacaron los salarios y las condiciones de vida de los trabajadores, que se convirtió en una poderosa herramienta para la clase trabajadora.
Los rumores de que la gerencia estaba moviendo equipamientos de las plantas donde los trabajadores se organizaban fueron la chispa que desencadenó la ocupación.
También se llevó a cabo dentro de una lucha más amplia para construir sindicatos a lo largo de la industria.
Los trabajadores pasaron a la acción en circunstancias difíciles. “Una vez que atravesáis las puerta de General Motors olvidaros de la constitución de los Estados Unidos”, es una frase muy conocida de la época. Es fácil ver por qué. Las fábricas de GM tenían la costumbre de usar prácticas de “aceleración”. Un testimonio de cómo eran las condiciones de trabajo “ los hombres trabajaban como el diablo, sus mandíbulas y sus ojos al rojo vivo. Nada en el mundo existe excepto la línea de chasis que se abate sobre ellos”.
Los jefes tienen el poder de despedir a cualquier trabajador por alguna o ninguna razón. Los trabajadores tenían ante sí varios dilemas. Uno de ellos, que aunque las condiciones en GM fuesen terribles también tenían miedo a ir contra la ley.
De los 146.000 habitantes de Flint, 44.000 trabajaba para GM. No sólo familias que dependían de ellos, la ciudad entera dependía asimismo del consumo de estas personas para comprar comida, ropa, etc. Cada estamento oficial de la ciudad (incluidos el alcalde, el jefe de policía y los jueces) apoyaron siempre a la compañía. Como Irving King, un trabajador de GM recordó “En esta ciudad por todos lados se respira la autoridad más absoluta”, incluso cuando la lucha hubiera acabado GM podía sancionar o perjudicar de alguna manera a cualquier trabajador.
Sindicalización
La unión de trabajadores de América (UAW por sus siglas en inglés) se formó en 1936. Eso fue parte de una nueva forma de sindicalismo que aparecía en Estados Unidos en ese momento. Previamente los trabajadores de los coches habían sido mostrados como una sección que no podía ser organizada. Flint y otras luchas mostraron lo equivocada de esa visión. Los trabajadores de GM intentaron construir una nueva forma de sindicalismo que defendiera sus trabajos y sus niveles de vida.
La corporación buscó desesperadamente la forma de parar la organización de los trabajadores. Los jefes incluso contrataron personas que leían los labios para saber si los trabajadores hablaban sobre el sindicato. Las personas que eran identificadas como miembros eran despedidas.
Las compañías gastaron casi un millón de dólares en espiar entre enero y junio de 1936. Aparte de lo gastado en gases lacrimógenos y otros equipos de control en cada ciudad alrededor de los Estados Unidos. GM contrató a matones para golpear a los trabajadores que intentaran organizarse. Las ocupaciones son un testimonio de la valentía de los trabajadores de cara contra esta represión.
La lucha en Flint comenzó el 30 de diciembre. Los trabajadores inmediatamente paralizaron la planta. Formaron barricadas en todas las entradas y pusieron barras de metal alrededor de la ventanas. Pusieron pistolas de pulverización de pintura alrededor de la planta para hacer frente el invasor. Luego llevaron a cabo asambleas masivas y eligieron comités para decidir cómo debía continuar la huelga. Decidieron tener 2 huelgas al día en la planta. Crearon su propia comunidad.
La organización fuera de la planta fue tan importante como la de dentro. La comida era crítica: miles de personas dentro y fuera de la planta tenían que ser alimentados 2 veces al día. La comida al día incluía 500 libras de carne, 100 libras de patatas, 300 piezas de pan, 100 libras de café, 200 libras de azúcar y 30 galones de leche. Los conductores de autobús ayudaron transportando la comida, una muestra de la solidaridad con los trabajadores de los coches durante su huelga. Otros grupos de trabajadores también tuvieron muestras de solidaridad con la ocupación.
Un problema de la huelga era el aburrimiento. Pero nunca faltaban personas que pudieran contrarrestarlo. El Teatro Contemporáneo de Detroit interpretó obras de teatro y un estudiante graduado de la universidad de Michigan incluso dio clases. Charlie Chaplin donó su película Tiempos Modernos y los trabajadores realizaron pases de cine. Escribieron poemas y canciones, algunas ridiculizando a los jefes de GM.
Las mujeres tuvieron una participación importante en la huelga. La activista socialista Genora Dollinger impulsó un punto de mujeres donde se propagaba la huelga y mantenían la solidaridad con la misma. En la denominada Battle of Bulls Run del 11 de enero, GM y la policía lanzaron un ataque contra los huelguistas, lanzando gases lacrimógenos y arrastrándolos. Una larga batalla tuvo lugar entonces. El punto de inflexión fue cuando Genora usó el megáfono del sindicato frente a la multitud de mujeres y dijo “Hay un descanso de la policía, venir aquí junto a vuestros maridos y hermanos, tíos o amores”. Las mujeres empezaron a empujar a la policía y caminaron hacia donde estaban los piquetes. La policía se vio forzada a retirarse y la batalla había sido ganada. La Brigada de emergencia de las mujeres fue formada para movilizar a las mujeres para prticipar en las luchas.
GM creó una organización rompehuelgas, la llamada Alianza de Flint e intentó usarla para que los trabajadores volvieran al trabajo. El gobernador de Flint, Frank Murphy llamó a ambas partes a negociar el 13 de enero y GM dijo que eso daría argumentos al UAW a nivel nacional. Después de largas discusiones sobre lo que deberían hacer, los trabajadores ya estaban dispuestos a abandonar sus ocupaciones. Luego se descubrió que GM tenía previsto negociar con la Alianza de Flint. El sindicato paró las evacuaciones de las plantas mientras los trabajadores discutían ésto. Decidieron permanecer, lo que animó a sus partidarios fuera.
Los sindicatos instaron al presidente de Estados Unidos, Roosevelt, a que forzara a GM a una negociación colectiva, pero él lo rechazó. A mediados de enero las cosas llegaron a un punto muerto. Los trabajadores encontraron una manera de luchar contra ello.
La planta 4 de Chevrolet en Flint estaba fuertemente custodiada. Los trabajadores tramaron un plan para tomarla. Celebraron una reunión en secreto y decidieron cerrar la planta 9. Los informantes de los jefes de GM movilizaron entonces todas las fuerzas a la planta 9, dejando la planta 4 desguardada. La brutalidad policial atacó los piquetes de la planta 9 y gasearon a los trabajadores dentro. Pero otros trabajadores tomaron la planta 4.
Camino hacia la victoria
GM se vio obligada a negociar el l 4 de febrero, tras haberse negado a hablar mientras que los trabajadores permanecieron dentro. La empresa ganó entonces una orden judicial para remover a los trabajadores y el pueblo estaba preparado para lo peor. Personas llegaron de otros pueblos para defender las ocupaciones. Diversas plantas cerraron porque muchos trabajadores dejaron de trabajar para ir a luchar con los trabajadores de Flint. 10.000 procedían de Detroit Chrysler Dodge y otras plantas. Alrededor de 20.000 personas entraron masivamente en las plantas.
GM cedió el 11 de febrero de 1937. Se firmó un acuerdo de reconocimiento de la UAW como representante de los trabajadores. Los trabajadores marcharon por la victoria de la ocupación y hubo un desfile de dos millas en el que se sumaron miles de personas. En 1936 GM controlaba el 43 por ciento en los EE.UU. de la industria del automóvil. Era más grande que Ford y Chrysler juntos. Sin embargo, perdió contra los trabajadores en una humillante derrota.
Para algunos de los trabajadores, dejar la ocupación después de 44 días fue un sentimiento extraño. John Thrasher dijo: "Con la emoción de nuestra primera victoria del sindicato abandonamos la fábrica en silencio”. "Uno se encontró a sí mismo preguntando cómo sería la vida de nuevo. Nada de lo que ocurrió antes de la huelga existía. Es como si el tiempo se iniciará con la huelga”.
La personas eran distintas después de la misma. "El trabajador se convirtió en un ser humano distinto", dijo Genora. "Las mujeres que han participado activamente se convirtieron en un tipo diferente de mujer, sus cabezas se mantenían altas y tenían más confianza. La naturaleza de la ciudad ha cambiado." Los capataces, que solían amenazar a los trabajadores, ahora caminaban sobre cáscaras de huevo. El miedo de los trabajadores se había esfumado. A través de su sindicato, los trabajadores ganaron otras cosas. En las dos semanas siguientes, 87 ocupaciones tuvieron lugar en Detroit. Se había extendido la sindicalización en todo el sector del automóvil.
Después de las ocupaciones, el presidente de GM Alfred Sloan reconoció que una vez que los trabajadores había hecho caso omiso de la ley "la corporación era impotente". Como uno de los ocupantes de Flint dijo, "Ahora sabemos que nuestro trabajo es más importante que el dinero de los accionistas, que el juego en Wall Street, que los hechos de los administradores y capataces."
La historia de Flint no es una simple lección de historia. A medida que más y más trabajadores están comenzando a utilizar las ocupaciones en la lucha contra la crisis, la experiencia de los trabajadores de Flint nos deja valiosas lecciones sobre cómo se pueden ganar las luchas.
Artículo publicado en Socialist Worker, periódico del Socialist Workers Party, organización hermana de En lucha/En lluita en Gran Bretaña.
Traducción de Santi Amador