
La «Marca España» ¿Una cruz gamada?
La imagen de un cariacontecido presidente Rajoy fumando puros en la Quinta Avenida de su amado New York , nos mostraba la sumisión de este oscuro personaje a los dictados marcados por él genocida presidente norteamericano. Muy serio con su habano declaraba Mariano su enfado por las cientos de miles de personas que se manifestaron el 25 y 26 de septiembre en Madrid, Barcelona y otros puntos del estado español. A su vez exteriorizaba su reconocido homenaje a cada persona que se queda en casa, que no sale a las calles a mostrar su repudio por las nefastas políticas del PP. El presidente en su patética ingenuidad piensa que quienes no se movilizan apoyan a su partido, en una ridícula y esperpéntica prestidigitación mental, muy propia de la limitada capacidad intelectual de este títere del imperio y el poder financiero.
Más de 400.000 euros dicen que costó el despliegue policial en los alrededores del Congreso de los Diputados, una cantidad desorbitada para los dos días de represión y palizas callejeras. Este dinero lo emplean en tiempos de miseria y hambre en reprimir a un pueblo que tiene derecho a expresarse, a exigir el fin del robo y el expolio, promovido por un caciquismo gubernamental siempre al servicio de las grandes fortunas.
Esta pasma violenta parece que no está para perseguir a los evasores fiscales, a los políticos corruptos, a los curas pederastas, al desaparecido marido y presunto estafador de cierta Delegada del Gobierno. No, para nada, esta vergonzosa policía espera en sus cuarteles siempre dispuesta a machacar al pueblo en lucha, con el objetivo de amedrentar, de perseguir a toda persona que decida movilizarse y ejercer su legítimo derecho a protestar, a manifestarse, a exigir que este dictatorial gobierno dimita, que se abra un proceso de transición hacia una verdadera democracia más humana y participativa.
Los vídeos de la represión en Madrid de esta semana negra son muchos en You Tube y si se analizan detenidamente se percibe el abuso desmedido, las cargas innecesarias, la cobardía de quienes pegan a mansalva, sin establecer diferencias entre supuestos alborotadores (en su mayoría presuntos agentes infiltrados) y personas pacíficas. Esta policía heredera de los criminales grises del franquismo van forrados con chalecos, cascos, pistolas, balas de goma, gases y unas porras con las que en ciertos momentos pegan en el cuello, en la cabeza y en partes del cuerpo con órganos vitales y sensibles. No hay miedo a causar daño, eso es lo más espeluznante, que les importe un bledo el sufrimiento ajeno, el dolor de la gente, los gritos de terror, el poder matar a alguien o como en el caso del martes 25S la posibilidad de dejar tetrapléjico a un joven manifestante. Son insensibles al pavor en los ojos de una multitud desalmada que huye en fila india esperando el porrazo o la patada policial, el peligro de generar un ataque de pánico generalizado que pueda causar muertes por aplastamiento. Les da lo mismo y viven las cargas como quien se va a una romería a tomarse cuatro rones y bailar al son de la música festiva, les divierte sobremanera apalear a la voz de mando de sus amos del gobierno. Sinceramente no puedo ponerme en sus pellejos, más aún cuando son conscientes de que golpean y maltratan a personas que también luchan por la dignidad de sus propias familias.
Señores del PP y otros partidos sumisos al régimen, consortes corruptos, reyezuelos, ministros represores “como Dios manda”, esbirros uniformados, “gentes de bien”, señoronas del Opus, curas facciosos, banqueros y capitalistas, METANSE POR EL CULO la “Marca España”, sepan que no habrá paz mientras nos sigan estrangulando y cercenando nuestros derechos más elementales.
No pararemos hasta que paguen sus horrendas aberraciones ante la justicia del pueblo.