La impotencia fascista
Mucho hablamos estos días sobre las manifestaciones fascistas en nuestras calles, sobre el ensalzamiento de la figura de Franco y sobre la manipulación de la historia para justificar el golpe de Estado y posterior Guerra Civil.
Pero no me quiero detener en desmentir una a una las historietas fascistas para justificar una barbarie que utilizan est@s animales para defender su demencia.
Algunos dicen que la enorme exposición mediática de los fascistas es culpa del ataque flagrante que hizo Catalunya al Reino de España, otros sostienen que es la ola europea que ha aterrizado en nuestro país y otros lo atribuyen a la polémica por la exhumación del dictador del Valle.
Sea cual fuere el motivo hemos de tener claro que estos fascistas ya existían, ya sea debido a unas urnas de plástico, por la crisis de deuda o por los cementerios plagados de fosas está claro que han decidido salir ahora a pasearse con aguiluchos a la calle y no es una epidemia espontánea sino más bien una “salida del armario” en toda regla. Sí, lamento tener que utilizar esta expresión que se usa frecuentemente en el mundo heteropatriarcal hacia el LGTBI y así simplificar la aceptación de la sexualidad hacía dentro y hacía fuera, pero creo que define perfectamente lo que está sucediendo en estos momentos si lo analizamos desde una perspectiva simplista y homófoba.
Estos personajes se encontraban entre nosotros en gimnasios de mala muerte machacándose, consolándose entre ellos mientras el progreso pasaba por delante de ellos ignorándolos. Son generalmente inadaptados sociales que se dedican a la extorsión y al tráfico de drogas, a la seguridad de discotecas, eventos públicos o desahuciar okupas peligrosos con tres niños pequeños. También son hinchas de equipos de futbol dónde demuestran su valentía peleándose antes, durante y después de los partidos subvencionados por el equipo que jalean. También son nostálgicos de estirpes fascistas que tuvieron su momento de gloria en el franquismo y transición limpiando con la lengua la mierda de las botas de sus señores. Son vasallos y lacayos ignorantes que expresan su impotencia con la violencia y odio hacia los demás, son tan zafios que necesitan ir en manda para perpetrar sus fechorías y amedrentar al personal. Pues esta bazofia es la que ha permanecido en el armario durante mucho tiempo, que hemos ignorado mientras se cultivaban en bares con cubatas a las siete de la mañana y tráfico de pastillas a las tres de la madrugada. Estos mismos patriotas les gusta la caza, los toros, la bandera, las mujeres sumisas, un buen bistec y la testosterona. Si las hormonas son esenciales porque su impotencia intelectual deja paso a los músculos y a la rabia descontrolada al verse repudiados por los seres humanos. Solo se empalman al ver las caras de terror que les envuelven cuando irrumpen en la delegación de la Generalitat en Madrid, sienten el éxtasis mientras llaman Putas a las Activistas de Femen y se corren del gusto portando a la virgen mientras un sacerdote les acaricia la entrepierna.
Personajes como los neandertales del metro de valencia con cánticos fascistas ya existían hace veinte años y eran prácticamente iguales. No soy de explicar anécdotas pero una noche de verano con unos 18 años me encontraba en mi pueblo y llegaron una docena de animales hinchas de un equipo de primera división, con tirantes y cabeza rapada, se sentaron en la terraza del bar dónde estaba tomando algo con mis amigos, uno se acercó, se sirvió una copa de nuestra sangría (todo mientras sonaba a toda pastilla el cara el sol en una radio de pilas que portaban), me miro, se acercó a un centímetro de mi cara, me preguntó que miraba y me endiñó un puñetazo sin que yo dijera ni mu.
Pero no debemos temerles, hay que confrontarlos con a ley y las palabras ¿quieren presupuestos? Pues ya están tardando en aprobar una ley que les prohíba hasta levantar la mano para tapar el sol. Los cuerpos de seguridad del Estado ya pueden empezar a sacar brillo a las porras porque la ciudadanía no les tolerará que los dejen campar a sus anchas sin intervención de los antidisturbios. Porque esos cuerpos que tanta equiparación salarial reclaman ya nos dieron palos cuando el 15M y durante las huelgas generales y la crisis y hace cuatro días el 1 de Octubre, pero esto es diferente. Son violentos, ensalzan la figura de un dictador (en minúscula) y están consiguiendo horas en antena para ensanchar la base. Hay que frenarles los pies a estos desgraciados de todas las maneras posibles.
Las fuerzas de izquierdas deben dejar de hablar y condenar las atrocidades para pasar a la acción pacífica pero contundente y estratégica. Hay que erradicar esta lacra de las calles y los medios. Se podría obligar a difuminar los símbolos fascistas en los telediarios y prohibir las imágenes de manifestaciones que ensalcen al régimen. Podrán dar la noticia, pero no poner imágenes en horas de máxima audiencia. Las fundaciones que ensalcen la figura de Franco o del Régimen prohibidas y la difusión de su mensaje censurado (y que nadie se escandalice) en las cadenas de televisión en horario de máxima audiencia, ya está bien de Fachas en Al Rojo Vivo o La Sexta Noche. Menos Alfonso Rojo y menos Inda en nuestras cenas.
Tenemos que pasar a la acción y exigir una rápida reacción porque nos toca arreglar el desastre de la transición.
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