La eliminación del sobrante
Carlos Marx descubrió el mecanismo de las crisis capitalistas. Cierto. Pero no pudo predecir la solución que tomaría el capital para asegurar su continuidad. Esto es: la eliminación del sobrante.
Marx no conoció, ni pudo predecir, las dos guerras mundiales generadas tras sendas crisis capitalistas.
Definió él la guerra, como la continuación de la política por otros medios. No coincido con esa definición. Ni tampoco coincido con Lenin en la generación de las guerras por la disputa de los imperialistas en la conquista y reparto de los mercados.
El capitalismo, lleva en su propia esencia la producción imparable de bienes y junto a ésta, su propia contradicción: la acumulación imparable de estos mismos bienes producidos. Éste es, ni más ni menos, el origen de las crisis capitalistas.
Veamos. En el estado español, hay acumuladas tres millones de viviendas, la mercancía producida por la principal, y casi exclusiva, industria del estado. Pero también hay acumulados varios millones de automóviles y otros tantos de las más variadas mercancías electrónicas.
Los economistas menos comprometidos con el sistema, vaticinan un crash absoluto de éste a mediados de 2010, de niveles incomparables al de 1929, que producirán, al menos, seis millones de parados y sin posibilidad alguna de recuperación del sistema en los años venideros.
(Ver a Santiago Niño en: http://www.elpais.com/articulo/servicios/capitalismo/ha/convertido/cad
Los elementos del capital, digamos, más humanistas –cómo si la explotación del hombre por el hombre pudiera serlo- proponen la refundación del capitalismo sobre nuevas bases racionales. Pero, ¿hay alguno que lo sea?
Y los capitalistas de siempre, los del “a sangre y fuego” ¿qué dicen? ¿Qué traman? ¿Qué nos preparan?
Hasta la fecha, la solución que éstos han adoptado para superar sus crisis ha sido la eliminación del sobrante. Una nueva guerra que en un corto plazo suprima los tres millones de viviendas sobrantes, los tantos millones de automóviles y los seis millones de individuos también sobrantes.
Cultivo no les falta. Todo lo que termina en “E” de España –o de Europa- saldría enloquecido a defender a la madre patria ante cualquier amenaza. En Euskal Herria, en Ceuta y Melilla, en Gibraltar o en Canarias.
Siempre ha sido así y ahora no tiene porqué no serlo.
Tomás Pellicer. tpellicer@tpellicer.com