La decadencia de un imperio
Todos los imperios han caído a lo largo de la historia, y el imperio estadounidense no puede eludir la historia.
Parece que el Imperio estadounidense, un Imperio que escribió su supuesta “grandeza” con tinta de la sangre de los nativos americanos, empieza a entrar en decadencia. Menudo comienzo, llegan a una tierra ya habitada a invadirla y la tiñen de sangre, así funcionan los imperios.
La joven historia de este imperio está llena de guerras, golpes de estado en sus patios traseros, como en el caso de Latinoamérica. En definitiva, ha ido repartiendo “cariño” por todos los rincones del mundo. El imperialismo yankee es el responsable de la mayoría del dolor que se sufre en muchos países. Autor de numerosas guerras en Oriente Medio, África, Asia Central, Latinoamérica, Europa, todo para consolidarse como el Imperio más poderoso del mundo.
Si nos remitimos a la historia, todos los imperios han tenido una etapa de grandes logros, de expansión, siempre seguidos de una más que inminente decadencia. Pues bien, el imperio estadounidense no es para nada la excepción que confirma la regla, su decadencia también le ha llegado.
Dos nuevos “titanes” le hacen sombra al Imperio yankee, un “titán” económico, como es el caso de China, y un “titán” militar, como es el caso de Rusia. Ante esto la respuesta del Imperio estadounidense está siendo siempre a la desesperada. Su postura para con Venezuela, Bolivia, Irán, Chile está siendo de total desesperación y sin ningún ápice estratégico, sus tintes son totalmente autócratas. Sus movimientos responden a un jaque, la desesperación de intentar mantener el poderío de su Imperio.
El último movimiento para intentar salvarse del jaque ha sido, sin duda alguna la pandemia mundial. Es un hecho que el dólar estaba cayendo frente al yuan, y sin duda hay que tener en cuenta que China es el principal comprador de crudo iraní, y por supuesto no paga en petrodólar tal y como exige Irán.
Es por ello que EE.UU ha soltado, a la desesperada, el Covid-19 en un enorme mercado de Wuhan (China), para desestabilizar la economía china. Pero parece ser que la jugada del imperio decadente ha sido de todo menos inteligente. Resulta que el remanente comunista de China ha combatido al susodicho virus como muchos no esperaban, unión para salvar a la gente, que en definitiva es la riqueza de un país.
Ha quedado patente que el sistema capitalista es un sistema que se desmorona cuando, en situaciones extremas se necesita de la gente y para nada del capital. Así como, que existe, existió y existirá, fecha de caducidad para cualquier tipo de Imperio.