Tras una lucha encarnizada, los federados recuperaron tres cuartas partes de Neuilly, encerrando a un cierto número de versalleses en la isla de la Grande-Jatte.
Testimonio. Henri Bellenger, 33 años, periodista de Le Vengeur
A la mañana me detuve en el Boulevard Saint Michel para ver pasar al 19º Batallón que subía a las Buttes Chaumont, su distrito, después de haber rechazado, sin parar a la noche, el desesperado ataque versallesco al fuerte de Issy.
Estos valientes hombres marcharon alegremente al son del clarín. Ningún rastro de cansancio aparecía en sus rostros bronceados. La emoción se apoderó de todos al ver que un anciano de más de sesenta años, encorvado por la edad y el trabajo, avanzaba en las filas. Los aplausos estallaron. Levantó la cabeza con una sonrisa y gritó: «¡Viva la Comuna!»
Cuando pasó la bandera, se instauró un gran silencio en la multitud. Sin embargo, la bandera era muy modesta. Estaba hecha con un palo blanco, un cuadrado de sarga púrpura. Sin inscripción, sin dorado; en efecto, era el estandarte de la batalla, el que está plantado entre dos adoquines, en la cresta de la barricada.
Además, era fácil ver que venía de la batalla. La tela estaba acribillada, no era más que un trapo: un trapo glorioso.
Fue una explosión. Las mujeres aplaudieron, los comerciantes abandonaron sus mostradores para verla de cerca. Gritaron: «¡Viva la República!»
Thiers siguió lanzando sus proyectiles contra las ambulancias, como le ocurrió a la de los Campos Elíseos, que contenía no menos de doscientos heridos. Y sigue mintiendo; envía el siguiente comunicado a los departamentos:
Versalles, 12 de abril de 1871, 17.30 horas.
No os dejéis preocupar por los falsos rumores; en Francia reina un orden perfecto, salvo en París. El Gobierno sigue su plan y sólo actuará cuando considere que ha llegado el momento. Hasta entonces, los combates de nuestros puestos de avanzadilla son insignificantes. Los relatos de la Comuna son tan falsos como sus principios. Los autores de la insurrección afirman que han obtenido una victoria del lado de Châtillon. Desmentid formalmente estas ridículas mentiras. Se ha dado la orden a los puestos de avanzadilla de no gastar ni la pólvora ni la sangre de nuestros soldados en vano. Anoche, en dirección a Clamart, los insurgentes dispararon sus cañones y dispararon al vacío, sin que nuestros soldados, ante los que huyen a toda velocidad, se dignaran a devolver el fuego. Nuestro ejército, tranquilo y confiado, espera el momento decisivo con perfecta seguridad, y si el gobierno lo hace esperar, es para que la victoria sea menos sangrienta y más segura. La insurrección muestra varios signos de fatiga y agotamiento. (…)
Cualquier intento de escisión por parte del territorio será enérgicamente reprimido en Francia, como lo ha sido en América.
La comisión de barricadas organiza la defensa
Presidida por el ciudadano Rossel, se reunió la comisión de barricadas y tomó importantes decisiones. Confirmó que las barricadas no eran más una barrera complementaria del recinto fortificado, la mejor de las barricadas, y las líneas de defensa naturales de la ciudad.
Se acordó destruir las barricadas actuales que fueron construidas en previsión de un tipo de guerra muy diferente a la actual, obstaculizan la circulación sin prestar ningún servicio y, sobre todo, estaban construidas con adoquines, y resultaban muy peligrosas para los defensores en caso de ataque de la artillería, por las esquirlas de piedra que desprenderían los proyectiles.
Estas destrucciones serán llevadas a cabo por el servicio municipal de carreteras mientras se construían nuevas barricadas, formando un sistema compuesto por dos líneas de barricadas alrededor de la ciudad.
La comisión decidió la forma y las dimensiones de dos tipos de barricadas, una para las vías principales y otra para las calles pequeñas. Recomienda barricadas de tierra utilizando adoquines para el núcleo de la barricada con una zanja de dos metros de profundidad del lado del enemigo, y mineras [cavidades para alojar cargas explosivas] delante de esta zanja, cargados con pólvora y cebados por separado. Cada barricada estará compuesta por dos partes, una en el lado derecho y otra en el izquierdo de la calle, y dejando entre las casas y ellas un paso de tres metros. Sin embargo, en los carriles que no serán necesarios para la circulación de coches, sólo se hará una barricada, con un paso de un metro de ancho en uno de los extremos.
Una vez tomadas estas importantes decisiones, había que aplicarlas de forma coordinada y seria.
La comisión decidió el siguiente perfil de barricada para las carreteras principales:
Profundidad de la zanja, 2 metros.
La anchura, lo que se necesita para el macizo.
Altura de la barricada, 4 metros.
Espesor en la parte superior, 6 metros.
Terraplén en el lado enemigo, 4 metros de base.
Pendiente hasta el banco, base 5,5 metros.
Espesor total, 19 metros.
Altura de los adoquines, 2,5 metros.
Espesor en el pie, 15 metros.
Espesor en la parte superior, 7m50.
Zanja interior, ad libitum.
La parte superior de la barricada y la parte superior de la masa de adoquines deben estar en pendiente del lado del enemigo.
Decisiones relativas a la Guardia Nacional
Los talleres de equipamiento y armamento funcionaban día y noche. Dos mil fusiles de pistón, transformados en fusiles de retrocarga, con recámara de bronce, fueron entregados a la Guardia Nacional.
La delegación de finanzas y la delegación de la guerra aumentaron los sueldos de los oficiales de la Guardia Nacional que, en el servicio activo, es más importante fuera del recinto fortificado que en el interior de París.
Se reconoce que la paga de 1, 50 fr., para la guardia sedentaria y de 2 y 2, 50 fr. para los guardias, suboficiales y oficiales es insuficiente y constituye un sacrificio por parte de quienes la aceptan para vivir; pero el delegado de guerra explica que
«estamos en un periodo de sacrificio, y somos hombres de sacrificio. Además, en cuanto la victoria estuviera asegurada, cada uno volvería a su trabajo. No habrá más cuestiones de rango o de salario. Es sólo un momento que hay que pasar y un sacrificio que hay que hacer para el triunfo de nuestra independencia».
En los distritos poco favorables a la Comuna, se tomaron medidas para mejorar la organización de la Guardia Nacional.
Elecciones complementarias el próximo domingo, 16 de abril
La Comuna de París, dado que el delegado de guerra se compromete a hacer posible el voto de todos los ciudadanos llamados a los puestos de avanzadilla para la defensa de sus derechos, decidió que las elecciones comunales suplementarias se celebrasen el domingo 16 de abril.
La votación estaría abierta desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde, y el recuento se realizaría inmediatamente.
Decreto de moratoria sobre el vencimiento de los pagos
La Comuna de París,
Teniendo en cuenta las múltiples cuestiones que se plantean sobre los plazos de pago debido a los numerosos intereses a los que afecta, y la necesidad de un examen más exhaustivo,
Decreta:
Artículo único. Todos los juicios por vencimientos [de pagos] se suspenden hasta el día en que el decreto de vencimientos aparezca en el Diario Oficial.
París, 12 de abril de 1871.
La columna Vendome será demolida
Según ciertas informaciones, la Comuna adoptó un decreto sobre este tema a propuesta del ciudadano Félix Pyat, y a pesar de la oposición de la minoría socialista, que sostiene que la Asamblea Comunal tiene muchas otras cosas que hacer que ocuparse de esto:
La Comuna de París,
Considerando que la columna imperial de la plaza Vendôme es un monumento a la barbarie, un símbolo de la fuerza bruta y de la falsa gloria, una afirmación del militarismo, una negación del derecho internacional, un insulto permanente de los vencedores a los vencidos, un ataque perpetuo a uno de los tres grandes principios de la república francesa, la fraternidad,
Decreta:
Artículo único. La columna de la plaza Vendôme será demolida.
París, 12 de abril de 1871.
Esta columna, erigida por orden de Napoleón para conmemorar la batalla de Austerlitz, con su fuste fundido en bronce a partir de cientos de cañones tomados de los ejércitos ruso y austriaco, decorado a la manera antigua con bajorrelieves que representan trofeos, era un símbolo del culto napoleónico. Muchos republicanos aborrecían los recuerdos que evoca, especialmente tras el golpe de Estado de diciembre de 1851.
Otros ponían en duda la eficacia de esta decisión, pensando que si la idea que conmemora ya no está en el honor de las masas, el monumento no es un peligro, sino más bien una enseñanza; y si, por el contrario, la idea aún permanece en las mentes, la demolición del monumento, lejos de aniquilarla, sólo la reavivará y le dará una fuerza adicional, una nueva actividad.
La organización de la asistencia pública
Pocos días después del 18 de marzo, el director de los hospitales de París abandonó la capital por orden de Versalles seguido por la mayoría de los responsables, lo que al principio provocó una importante desorganización.
Desde el 26 de marzo, Camille Treillard supervisaba con escrupulosa honestidad el buen funcionamiento de la Assistance Publique, una estructura médica de 25.000 camas en unos cincuenta establecimientos. La afluencia de heridos desde principios de abril hizo necesario aumentar el número de camas quirúrgicas. Los médicos e internos, incluidos los indiferentes o incluso hostiles a la Comuna, permanecieron en su mayoría en sus puestos, al igual que los más de 2.000 miembros del personal laico. La mayoría de las monjas del hospital (había cientos de ellas) también permanecieron en sus puestos, porque era imposible reemplazarlas rápidamente con personal competente.
Envió la siguiente carta a los ciudadanos directores de hospitales, hospicios, casas de socorro, etc.
Ciudadano director,
Me informan que en los últimos días los guardias nacionales heridos han sido recibidos con poca premura en ciertos establecimientos hospitalarios, que primero fueron depositados en los patios, en los pasillos e incluso delante de la puerta, donde esperaron demasiado tiempo para su ingreso definitivo y para la pronta atención que se les debe, que las personas de guardia y otras se han olvidado de sí mismas hasta el punto de dejar escapar comentarios indecorosos sobre los heridos.
Me bastará, ciudadano director, con señalarle estos actos para que sean reprimidos enérgicamente si han existido en el hospital que usted dirige.
El espíritu de la política debe ser desterrado del hospital, dejando que sólo reine en él el espíritu de la devoción y la solidaridad.
Además, pretendo que cualquier empleado que haga comentarios en el hospital que sean contrarios al orden imperante en París sea sustituido inmediatamente.
Les ruego que acusen recibo de esta circular y me indiquen qué medidas deben adoptar.
Saludos y fraternidad.
Treillard.
Comunicado de la Unión de Mujeres para la Defensa de París y el Cuidado de los Heridos a la Comuna
El comunicado recordaba los objetivos de la Comuna, la renovación social completa, «la aniquilación de todo privilegio, de toda desigualdad», sin distinción de sexo, «distinción creada y mantenida por la necesidad del antagonismo sobre el que descansan los privilegios de las clases dirigentes».
Planteaba reivindicaciones específicas para facilitar el trabajo en todos los distritos de París, una sala en los ayuntamientos donde los comités de la Unión de Mujeres pudieran sentarse permanentemente, una gran sala para las reuniones públicas de los ciudadanos, y la impresión, a cago de la Comuna de los documentos necesarios para su actividad.
Para las animadoras de la Unión, la emancipación de los trabajadores tiene por corolario la emancipación total de las mujeres, las trabajadoras. Exigen que la Comuna declare la igualdad de los sexos, incluida la dominación ejercida por los hombres sobre las mujeres, como uno de los elementos de la lucha emprendida.
Considerando:
Que es deber y derecho de todos luchar por la gran causa del pueblo, por la Revolución;
Que el peligro es inminente y el enemigo está a las puertas de París;
Siendo la unidad la fuerza, en la hora del peligro supremo todos los esfuerzos individuales deben fusionarse para formar una resistencia colectiva de toda la población, a la que nada se puede oponer;
Que la Comuna representa el gran principio que proclama la aniquilación de todo privilegio, de toda desigualdad, comprometiéndose por ello a tener en cuenta las justas reivindicaciones de toda la población, sin distinción de sexo, distinción creada y mantenida por la necesidad de antagonismo sobre la que descansan los privilegios de las clases dirigentes;
Que el triunfo de la presente lucha, -que tiene por objeto la supresión de los abusos, y en un futuro próximo, toda la renovación social, asegurando el reinado del trabajo y la justicia- tiene, por tanto, el mismo interés para las ciudadanas que para los ciudadanos;
Que la masacre de los defensores de París por los asesinos de Versalles exaspera al máximo a la masa de ciudadanas y las impulsa a la venganza;
Que un gran número de ellas está decidida, en caso de que el enemigo cruce las puertas de París, a luchar y vencer o morir por la defensa de nuestros derechos comunes;
Que una organización seria de este elemento revolucionario en una fuerza capaz de dar apoyo efectivo y vigoroso a la Comuna de París, sólo puede tener éxito con la ayuda y asistencia del gobierno de la Comuna;
Las delegadas de las ciudadanas de París piden a la Comisión Ejecutiva de la Comuna
1° Dar órdenes a los ayuntamientos para que tengan a disposición de los comités de los distritos y del Comité Central, instituido por las ciudadanas para la organización de la defensa de París, una sala en los ayuntamientos de los distintos distritos, o bien, en caso de imposibilidad, una sala separada donde los Comités puedan sentarse permanentemente;
2° Fijar, con el mismo fin, una gran sala donde las ciudadanas puedan celebrar reuniones públicas;
3° Hacer imprimir, a expensas de la Comuna, las circulares, carteles y avisos que los distintos Comités consideren necesario propagar.
Las delegadas ciudadanas miembros del Comité Central de Ciudadanas: Adélaïde Valentin, trabajadora; Noémie Colleuille, trabajadora; Marcand, trabajadora; Sophie Graix, trabajadora; Joséphine Pratt, trabajadora; Céline Delvainquier, trabajadora; Aimée Delvainquier, trabajadora; Elisabeth Dimitrieff
El diputado Tolain excluido de la Internacional
La evolución de Henri Tolain fue triste. Este cincelador de bronce, proudhoniano, fue uno de los fundadores de la Internacional en Francia. Había asistido a las primeras reuniones en Londres, en 1862, que condujeron a la creación de la Internacional, y luego, en 1864, a la reunión de Londres en la que se sentaron las bases de la AIT. Fue perseguido varias veces por sus actividades internacionalistas.
Como candidato de la lista socialista revolucionaria en las elecciones del 8 de febrero de 1871, fue elegido diputado por el Sena con 89.132 votos.
Hostil a la Comuna, ahora se alió con el gobierno de Versalles, permitiendo que Thiers lo utilizara para tratar de dividir y perturbar el campo proletario. Los trabajadores parisinos están sedientos de probidad, de devoción, y juzgan a Tolain como un cortesano de la clase rica que ha renegado de la clase pobre.
El Consejo Federal de las secciones parisinas adoptó por unanimidad la siguiente resolución:
Considerando que el señor Tolain, designado en la Asamblea Nacional para representar a la clase obrera, ha desertado de su causa de la manera más cobarde y vergonzosa, el Consejo Federal parisino de la Internacional lo expulsa, y propone al Consejo General de Londres que ratifique esta expulsión
Propuesta del ciudadano Rama (miembro de la Internacional) sobre la educación publicada en el Diario Oficial
El delegado de educación comunal del distrito 17 ha estado trabajando en una solución teórica y práctica a la cuestión de las escuelas comunales de la Congregación. En un manifiesto dirigido a los profesores de las escuelas comunales y asilos, el ciudadano Rama expresa y desarrolla las siguientes consideraciones.
Considerando que la libertad de conciencia, para ser real, debe estar garantizada en su totalidad y por igual para todos, sin excepción;
Considerando que las casas de instrucción y educación financiadas con los impuestos deben estar abiertas a los hijos de todos los contribuyentes sin distinción, al margen de las creencias íntimas de cada uno de ellos;
Considerando que la instrucción religiosa y dogmática debe dejarse enteramente a la libre iniciativa y dirección de las familias;
Considerando que los pueblos más avanzados y los filósofos de todas las escuelas tienen principios comunes de bondad y moralidad, que se resumen en la justicia, inviolabilidad y el respeto de la persona humana, sin distinción de raza, nacionalidad, credo, posición social, sexo o edad, y que estos principios son distintos de todos los cultos, religiones y sistemas filosóficos;
Considerando que en todos los tiempos y en todos los países se ha abusado de la ignorancia y de la inocencia del niño, incluso con las mejores intenciones, para inculcarle, por ejemplo, por obligación y por costumbre, supersticiones, prejuicios, sentimientos de injusticia y odios que conducen al desorden social y a la guerra;
Considerando que la justicia es un derecho inalienable e imprescriptible; que no debe ser sometida por las autoridades a ninguna condición, ni de conveniencia ni de igualdad;
Considerando que la violación de la conciencia desmoraliza y pervierte; que degrada el carácter; que puede llevar a las personas insensiblemente, pero rápidamente, a los mayores desastres;
Se invita a los profesores de las escuelas públicas y asilos del distrito 17 a cumplir con las siguientes instrucciones:
Emplearán exclusivamente el método experimental o científico, el que parte siempre de la observación de los hechos, sea cual fuere su naturaleza: físicos, morales, intelectuales… La enseñanza de la moral será a la vez de los usos y teórica, sin relación alguna con los principios religiosos o dogmáticos, para que se pueda impartir a todos, sin perjudicar a nadie.
También se alejará del espíritu de dominación y del espíritu de servidumbre.
No se enseñarán ni practicarán en común ni oraciones ni dogmas, ni nada que esté reservado a la conciencia individual.
Las escuelas y las salas comunes de asilo no podrán contener, en los lugares expuestos a la vista de los alumnos o del público, ningún objeto de culto ni ninguna imagen religiosa.
Los alumnos no utilizarán ningún libro u objeto que sea contrario al método científico y a los sentimientos de armonía que son el objetivo de la presente circular.
Se ruega a los profesores de las escuelas públicas que no puedan aceptar la aplicación estricta del principio de libertad de conciencia a la enseñanza comunitaria, que, antes de fin de mes, dejen a disposición de la administración pública los locales y todo el mobiliario escolar que tengan en su poder. Y que nos comuniquen el día en que desean cesar sus clases, para que no haya interrupción de los estudios, en perjuicio de los niños
Aparte de las escuelas y de las salas de asilo comunales, cualquier centro de instrucción y educación, sea establecimiento privado o libre, estará bajo la vigilancia y responsabilidad de los padres, pero con todas las condiciones del derecho común.
París, 8 de abril de 1871
El delegado de instrucción común del distrito 12, Rama.
Visto y aprobado: El miembro de la Comuna que cumple las funciones de funcionario municipal del distrito 12, B. Malon.
En resumen
- La Comuna recibió a los ciudadanos Assi y Bergeret que habían sido detenidos. Decidió poner en libertad a Assi y reexaminar los cargos contra Bergeret.
- El cuerpo de bomberos de París fue deshabilitado como cuerpo militar, el 1 de abril, y reconstituido en la misma fecha, bajo el título de: Cuerpo Civil de zapadores-bomberos de la Comuna de París.
El abastecimiento de los pabellones centrales se veía diariamente obstaculizado por los comerciantes de productos alimenticios y artículos diversos, que se han estacionado durante algún tiempo en las vías cubiertas y en las proximidades de dichos pabellones. A partir del jueves 14 se prohibió a los comerciantes de productos alimenticios y artículos diversos estacionarse en las vías cubiertas y en las proximidades de los pabellones centrales,.
Cartel colocado en el distrito 18:
«Considerando que los sacerdotes son bandidos y las iglesias son guaridas donde han asesinado moralmente a las masas, doblegando a Francia bajo la garra de los infames Bonaparte, Favre y Trochu, el delegado civil de las Carrières, cerca de la ex-Prefectura de Policía, ordena que se cierre la iglesia de Saint-Pierre-Montmartre, y decreta el arresto de los sacerdotes e ignorantes». Firmado: Le Moussu.
Carta de Karl Marx
Londres, 12 de abril de 1871.
Estimado Kugelmann
Ayer recibimos la noticia nada tranquilizadora de que Lafargue (sin Laura) estaba por el momento en París.
En el último capítulo de mi 18 Brumario observo, como veréis si lo volvéis a leer, que el próximo intento de la revolución en Francia debe consistir no en pasar la máquina burocrática y militar a otras manos, como ha ocurrido hasta ahora, sino en destruirla. Esta es la primera condición para cualquier revolución verdaderamente popular en el continente. Esto es también lo que han intentado nuestros heroicos compañeros de París. ¡Qué flexibilidad, qué iniciativa histórica, qué facultad de sacrificio tienen estos parisinos! Hambrientos y arruinados durante seis meses, por la traición interna más aún que por el enemigo, se levantaron bajo las bayonetas prusianas como si nunca hubiera habido una guerra entre Francia y Alemania, como si el extranjero no estuviera a las puertas de París. ¡La historia no conoce todavía un ejemplo de tal grandeza! Si sucumben, la causa será su carácter de «niño bueno». Hubiera sido necesario marchar de inmediato sobre Versalles después de que Vinoy, primero, y los elementos reaccionarios de la Guardia Nacional parisina después, hubieran dejado el campo libre. Por escrúpulos de conciencia, se dejó pasar el momento favorable. No se quería empezar la guerra civil, como si ese malvado enano de Thiers no la hubiera empezado ya, al intentar desarmar París. Segundo fallo: el Comité Central dimitió demasiado pronto para dar paso a la Comuna. De nuevo, ¡por un escrúpulo demasiado grande de «honor»! En cualquier caso, la actual insurrección de París, aun sucumbiendo ante los lobos, los cerdos y los perros sucios de la vieja sociedad, es el logro más glorioso de nuestro partido desde la Insurrección parisina de junio. Que los titanes de París se comparen con los esclavos del Sacro Imperio Romano-Prusiano-Germánico, con sus mascaradas póstumas, sus olores a cuartel y a iglesia, a feudalismo, y sobre todo a filisteísmo.
……
Su Karl Marx.
A debate. Marx y la destrucción del Estado
En esta carta, Marx abordó una cuestión decisiva, poco debatida por los comuneros, la del Estado:
«la revolución en Francia tendrá que consistir no ya en pasar la máquina burocrática y militar a otras manos, como ha ocurrido hasta ahora, sino en destruirla. Esta es la primera condición de cualquier revolución verdaderamente popular en el continente. Es, también, lo que han intentado nuestros heroicos compañeros de París”.
Este enfoque es una evolución respecto a la del Manifiesto Comunista escrito hacía más de veinte años:
«el primer paso de la revolución obrera es la elevación del proletariado a clase dominante, la conquista de la democracia.
El proletariado se valdrá de su dominación política para ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante, y para aumentar con la mayor rapidez posible la suma de las fuerzas productivas. Esto, naturalmente, no podrá cumplirse al principio más que por una violación despótica del derecho de propiedad y de las relaciones burguesas de producción”.
Aquí, la revolución proletaria que se avecina seguía el modelo de las revoluciones burguesas, en lo económico -liberar las fuerzas productivas- y en lo político -establecer al proletariado como clase dominante-, y utilizar el poder político para centralizar todos los medios de producción en manos del Estado «la elevación del proletariado a clase dominante «. El Estado servía como instrumento para la desaparición de las clases.
La sangrienta represión de la revuelta obrera de junio de 1848, el enfrentamiento entre la burguesía y el proletariado, había convencido definitivamente a Marx de que la burguesía ya no podrá desempeñar un papel revolucionario, que avanzaría hacia un compromiso con el antiguo régimen, dentro de un marco que la dejase libre para su desarrollo económico. Esto es lo que ocurrió con Thiers.
La otra lección de los acontecimientos es que la historia ha construido una pesada y ramificada maquinaria estatal, que desposee a la sociedad, que impide a la revolución proletaria concebirse como revolución burguesa.
La Comuna, en la que los trabajadores de París ocuparon a su manera todas las estructuras estatales, administrativas, judiciales, policiales y militares, creando un poder político de los de abajo, fue un vivo ejemplo de la forma política de dominación de los trabajadores sobre la burguesía para crear una sociedad socialista.
Los internacionalistas fueron los pocos que se preocuparon por esta cuestión de la forma del futuro Estado o de no Estado, aunque estuviesen divididos sobre esta cuestión. Fueron los que pensaban en la Comuna más allá de la autonomía administrativa, concibiéndola como la estructura que tiene el derecho pleno y absoluto de hacer sus propias leyes, de crear un organismo político que pudiera alcanzar el objetivo de la revolución, la emancipación del trabajo, la abolición de los monopolios y privilegios, de la burocracia, del feudalismo capitalista, la creación de un nuevo orden económico, de igualdad, de solidaridad y de libertad, la emancipación política y social de todos y todas.
Traducción: viento sur
vientosur.info/la-comuna-dia-a-dia-12-de-abril-de-1871/