La cara B. Björk, las mujeres y el crecimiento verde al rescate de Islandia (Basilio Pozo-Durán)
Pero no se asusten, si es que tienen pensado viajar a Islandia, ya que no se trata de llevar a Björk por cada rinconcito de la isla dando conciertos en los que anime a invertir a su público. Se trata más bien de una operación de márketing, un intento desesperado de  vender las virtudes de un fondo de capital riesgo que debe servir de catalizador para la recuperación de la economía del país.
El fondo ha sido establecido entre la cantante y la firma financiera Audur Capital, que está formada sólo por mujeres. Debe ser que los que han llevado a Islandia al desastre eran la mayoría hombres y de paso no sabían nada de eso de cantar. Así que para dar ánimos a los inversores se ha escogido poner al frente a las mujeres y relegar a los hombres a un segundo plano, y que Björk sea la imagen visible de toda esa tarea. No es extraño que se hayan fijado en ella, ya que actúa como la mejor marca internacional de Islandia en el mundo y como una verdadera embajadora cultural de su país allí donde actúa.
¿Y a qué tipo de inversiones mira dicho fondo? La firma financiera explicó que la estrategia de inversión del fondo se centrará en compañías que pretenden "crear valor a través de las características culturales y naturales únicas de Islandia", y señaló que las empresas deberán ser "sostenibles, tanto en rendimiento financiero como en responsabilidad social y medioambiental". Es decir, al "crecimiento verde".
Ya hace tiempo que no se emiten imágenes de manifestaciones de ciudadanos por las calles de Islandia, pero la bancarrota del país sigue sin  ver la luz al final del túnel.  Lo importante para alcanzar una solución es entender cómo se ha llegado hasta aquí.
Uno de los factores es la rápida privatización que sufrió la banca del país en los últimos años. En 2000 la mayoría de los bancos islandeses eran de propiedad pública y aplicaban una política conservadora en cuestiones como los préstamos y el crédito. Es decir, que no daban dinero al primero que se lo pedía.
Sin embargo, las autoridades del país decidieron seguir las recomendaciones del FMI y privatizar la banca que entonces extendió sus operaciones a la banca de inversión. Esto provocó lo que se conoce como "bicicleta financiera". Las empresas y los particulares se lanzaron a pedir prestadas grandes sumas de dinero y este capital ficticio provocó un boom masivo. La mayor parte de este dinero procedía de fuera de Islandia, de moneda en tasas bajas, y era colocado en otra moneda a tasas más altas, produciéndose la conocida "bicicleta".
Y la bicicleta crecía y crecía. El Banco Central de Islandia levantó los requerimientos necesarios de reserva e intentó frenar el aumento de la inflación causado por el boom financiero incrementando los tipos de interés hasta un 15 por ciento. Esto provocó una afluencia de capital extranjero, un aumento de la bicicleta financiera y más boom financiero. Pero dicho boom se vio frenado cuando se destapó la crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos, la banca se volvió más conservadora y dejó de conceder créditos.
Los economistas hablaban del "milagro islandés" como el primer país gestionado como un fondo de alto riesgo y lo proponían como modelo para el futuro. Pero la burbuja financiera terminó por estallar. Y las deudas de los bancos de Islandia siguió aumentando, hasta alcanzar, según cifras del Banco Central de Islandia, ocho veces el PIB del país.
Hoy, con la banca nacionalizada (es decir, el Estado asume la deuda de los bancos que él mismo privatizó), sólo se confía en Björk, en las mujeres y en el crecimiento verde para sacar a Islandia de la bancarrota.