[Juicio por el 1-O] Junqueras y Forn desmontan la rebelión por vías diferentes (cast/cat)
Junqueras dejó claro de entrada que no respondería a la Fiscalía, por lo que tuvo vía libre para componer con su abogado, Andreu Van den Eynde, un discurso puramente político más propio de un mitin en el que defendió la autodeterminación y el objetivo de la independencia de Cataluña. Forn, en cambio, optó por una perspectiva mucho más técnica, respondiendo a cada objeción de la Fiscalía y la Abogacía del Estado, especialmente incisivos en las preguntas. Junqueras y Forn abrieron el turno de interrogatorios, que continuarán el próximo martes con el turno de los ex consejeros Jordi Turull y Raül Romeva.
«Un preso político en situación de indefensión»
Junqueras convirtió en dos horas y media la sala de vistas del Tribunal Supremo en una larga conferencia sobre el pasado, presente y futuro de ERC y del movimiento independentista. Tras presentarse como un «preso político» porque se encuentra en una «situación de indefensión» al ser juzgado por sus «ideas y no por hechos», abordó la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatuto y la movilización multitudinaria de julio del 2010, cuando se produjo el «giro» mayoritario hacia el independentismo.
El presidente de ERC trazó una línea de estos últimos nueve años y subrayó el que se ha mantenido inalterable en el escenario político: «La silla vacía del Estado». Haciendo mención a los presupuestos fallidos de Pedro Sánchez, Junqueras destacó que la falta de voluntad de diálogo de los sucesivos gobiernos españoles ha impedido una «solución política» negociada al conflicto, la opción que aseguró que deseaba y desea actualmente.
En este sentido, enumeró una lista de casos paralelos en que las administraciones se han puesto de acuerdo para que la ciudadanía se expresara sobre la relación territorial de una comunidad política en un país: «Canadá respecto al Quebec, el Reino Unido respecto a Escocia e Irlanda, Dinamarca respecto a Islandia y Suecia respecto a Noruega «. «En todos estos casos la silla no estaba vacía», puntualizó.
El interrogatorio pactado y pautado de su abogado permitió a Junqueras llevar el caso a su terreno y defender su tesis con comodidad. «¿Opina que es ilegal promover la independencia?», Le interpeló Van den Eynde para terminar, después de más de sesenta preguntas. Junqueras pudo reafirmar que organizar un referéndum «no es delito» y que así lo marca el Código Penal desde que el Congreso en 2005 lo despenalizó. «Defender pacíficamente la independencia no es delito y es un convencimiento de que mantengo», concluyó.
Sin embargo, el presidente de ERC también entró en aspectos más concretos de la causa, como la acusación de violencia. «Nunca, nunca, nunca! Si repasan mis discursos, artículos y libros, no hay ninguna duda de que no hemos avalado nunca una actuación violenta «, esgrimió Junqueras, y denunció el relato» retorcido «de la Fiscalía. «Votar no es un delito pero impedirlo por la fuerza sí», alegó el presidente de ERC, que situó la culpa al otro lado de la sala.
La tensión de Forv
Junqueras y Forn, a quienes no se les escapó prácticamente ningún detalle de los hechos más determinantes del Procés, coincidieron en culpar la Guardia Civil y la Policía Nacional de la violencia en las calles. En clave política, Forn dijo sin rodeos que era partidario de convocar elecciones para evitar el 155, en lugar de optar por una declaración de independencia a la que restó toda trascendencia. Tras afirmar que no se publicaron en el Diario Oficial de la Generalitat ‘las resoluciones votadas en la cámara catalana, aseguró también que no se produjo «ningún acto de resistencia al 155».
Junqueras había podido evitar posicionarse sobre estas cuestiones, y Forn ayudó que el presidente de ERC mantuviera sus reservas. El fiscal se interesó por la opinión del ex vicepresidente en las horas previas a la DUI, pero el alcaldable por Barcelona lo protegió y aseguró que no lo recordaba. «Son estrategias complementarias», decía Van den Eynde saliendo del tribunal, que ensalzó el «grado de detalle a nivel técnico» que aportó Forn. Las casi cuatro horas de declaración del ex titular de Interior, ciertamente, giraron sobre cuestiones técnicas en relación a la actuación de los Mossos, a quien no dio ninguna «orden política», afirmó.
Marchena, al timón
Asimismo, ayer se proyectó la figura del presidente del tribunal. Manuel Marchena es consciente de que Europa tiene el ojo puesto en este juicio y que la sentencia previsiblemente acabará en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estraburgo, por eso está intentando dar una imagen garantista y de transparencia. Si durante las dos primeras sesiones del juicio no dejó de citar jurisprudencia europea para amparar sus decisiones, ayer optó por intervenir en varias ocasiones durante el interrogatorio para advertir tanto el fiscal como la abogada del Estado, Rosa María Seoane, que fueran concretos en las preguntas y no buscaran la mera «adhesión» de Forn en las respuestas. A modo de ejemplo, reprochó a Seoane que se dedicara a hacer valoraciones personales. Después de que Forn le asegurara que podía separar el «compromiso político» con el referéndum y, al mismo tiempo, no dar ninguna orden política a los Mossos sobre el 1-O, la abogada del Estado le replicó con un «Yo sí tendría problemas «.
Marchena también paró los pies a Vox. Ya en la respuesta de las cuestiones previas advirtió que no aceptaría «debates ideológicos» en la sala y negó el intento de preguntar a Junqueras -aunque respondiera con un silencio- tras el interrogatorio de Van den Eynde. Vencido, el número dos del partido ultra, Javier Ortega Smith, optó por ni estar en la sala durante la sesión de la tarde después de que el tribunal también dejara entrever que su acusación por organización criminal no se aguanta. Se limitó a hacer unas declaraciones a la hora de comer, denunciando el «desprecio» de Junqueras hacia la sala del Supremo. Vox confía poder recuperar protagonismo durante la etapa de declaraciones de testigos, ya que, a diferencia de los acusados, no podrán negarse a responder a las preguntas de la acusación.
La defensa de Forn salía ayer satisfecha del Supremo y destacaba el hecho de que Marchena hubiera tenido que interceder en la formulación de las preguntas del fiscal Cadena. «Han caído en la trampa», opinó. Van den Eynde defendió, por «coherencia», la decisión de no responder a la Fiscalía y no considerarlo un agravio de cara a la sentencia. Tanto letrados como familiares salían también ayer con media sonrisa, dentro de la gravedad, con la satisfacción que por fin Junqueras y Forn habían podido hablar después de 469 días de obligado ostracismo.
Junqueras i Forn desmunten la rebel·lió per vies diferents
Ha estat un any i mig de silenci forçós, i ahir Oriol Junqueras i Joaquim Forn van poder-lo trencar al Tribunal Suprem, en el dia que tenien fixat a l’horitzó des que el 2 de novembre del 2017 van entrar a la presó. Des d’aleshores la defensa de l’acusació de rebel·lió s’havia conduït a través dels advocats o articles als mitjans de comunicació, però ahir van fer sentir la seva veu. “No hem comès cap delicte”, van coincidir l’exvicepresident i l’exconseller d’Interior, en dos interrogatoris que responen a estratègies contraposades, però amb l’esperança que siguin igualment efectius per doblegar el relat de la violència.
Junqueras va deixar clar d’entrada que no respondria a la Fiscalia, de manera que va tenir via lliure per confegir amb el seu advocat, Andreu Van den Eynde, un discurs purament polític més propi d’un míting en què va defensar l’autodeterminació i l’objectiu de la independència de Catalunya. Forn, en canvi, va optar per una perspectiva molt més tècnica, responent a cada objecció de la Fiscalia i l’Advocacia de l’Estat, especialment incisius en les preguntes. Junqueras i Forn van obrir el torn d’interrogatoris, que continuaran dimarts vinent amb el torn dels exconsellers Jordi Turull i Raül Romeva.
«Un pres polític en situació d’indefensió»
Junqueras va convertir en dues hores i mitja la sala de vistes del Tribunal Suprem en una llarga conferència sobre el passat, present i futur d’ERC i del moviment independentista. Després de presentar-se com un “pres polític” perquè es troba en una “situació d’indefensió” al ser jutjat per les seves “idees i no per fets”, va abordar la sentència del Tribunal Constitucional contra l’Estatut i la mobilització multitudinària del juliol del 2010, quan es va produir el “gir” majoritari cap a l’independentisme.
El president d’ERC va traçar una línia d’aquests últims nou anys i va subratllar el que s’ha mantingut inalterable en l’escenari polític: “La cadira buida de l’Estat”. Fent esment als pressupostos fallits de Pedro Sánchez, Junqueras va destacar que la manca de voluntat de diàleg dels successius governs espanyols ha impedit una “solució política” negociada al conflicte, l’opció que va assegurar que desitjava i desitja actualment.
En aquest sentit, va enumerar una llista de casos paral·lels en què les administracions s’han posat d’acord perquè la ciutadania s’expressés sobre la relació territorial d’una comunitat política en un país: “El Canadà respecte al Quebec, el Regne Unit respecte a Escòcia i Irlanda, Dinamarca respecte a Islàndia i Suècia respecte a Noruega”. “En tots aquests casos la cadira no estava buida”, va puntualitzar.
L’interrogatori pactat i pautat del seu advocat va permetre a Junqueras portar el cas al seu terreny i defensar la seva tesi amb comoditat. “¿Opina que és il·legal promoure la independència?”, el va interpel·lar Van den Eynde per acabar, després de més de seixanta preguntes. Junqueras va poder refermar que organitzar un referèndum “no és delicte” i que així ho marca el Codi Penal des que el Congrés el 2005 ho va despenalitzar. “Defensar pacíficament la independència no és delicte i és un convenciment que mantinc”, va concloure.
Tanmateix, el president d’ERC també va entrar en aspectes més concrets de la causa, com l’acusació de violència. “Mai, mai, mai! Si repassen els meus discursos, articles i llibres, no hi ha cap dubte que no hem avalat mai una actuació violenta”, va esgrimir Junqueras, i va denunciar el relat “retorçat” de la Fiscalia. “Votar no és un delicte però impedir-ho per la força sí”, va al·legar el president d’ERC, que va situar la culpa a l’altra banda de la sala.
La tensió de Forn
Junqueras i Forn, que no va escapar pràcticament cap detall dels fets més determinant del Procés, van coincidir en culpar la Guàrdia Civil i la Policia Nacional de la violència als carrers. En clau política, Forn va dir sense embuts que era partidari de convocar eleccions per evitar el 155, en lloc d’optar per una declaració d’independència a la qual va restar tota transcendència. Després d’afirmar que no es van publicar al ‘Diari Oficial de la Generalitat’ les resolucions votades a la cambra catalana, va assegurar també que no es va produir “cap acte de resistència al 155”.
Junqueras havia pogut evitar posicionar-se sobre aquestes qüestions, i Forn va ajudar que el president d’ERC mantingués les seves reserves. El fiscal es va interessar per l’opinió de l’exvicepresident en les hores prèvies a la DUI, però l’alcaldable per Barcelona el va protegir i va assegurar que no ho recordava. “Són estratègies complementàries”, deia Van den Eynde sortint del tribunal, que va enaltir el “grau de detall a nivell tècnic” que va aportar Forn. Les gairebé quatre hores de declaració de l’extitular d’Interior, certament, van girar sobre qüestions tècniques en relació a l’actuació dels Mossos d’Esquadra, a qui no va donar cap “ordre política”, va afirmar.
Marchena, al timó
Alhora, ahir es va projectar la figura del president del tribunal. Manuel Marchena és conscient que Europa té l’ull posat en aquest judici i que la sentència previsiblement acabarà al Tribunal Europeu de Drets Humans (TEDH) d’Estraburg, per això està intentant donar una imatge garantista i de transparència. Si durant les dues primeres sessions del judici no va deixar de citar jurisprudència europea per emparar les seves decisions, ahir va optar per intervenir en diverses ocasions durant l’interrogatori per advertir tant el fiscal com a l’advocada de l’Estat, Rosa María Seoane, que fossin concrets en les preguntes i no busquessin la mera “adhesió” de Forn en les respostes. A tall d’exemple, va retreure a Seoane que es dediqués a fer valoracions personals. Després que Forn li assegurés que podia separar el “compromís polític” amb el referèndum i, alhora, no donar cap ordre política als Mossos sobre l’1-O, l’advocada de l’Estat li va replicar amb un “Jo sí que tindria problemes”.
Marchena també va parar els peus a Vox. Ja en la resposta de les qüestions prèvies va advertir que no acceptaria “debats ideològics” a la sala i va negar-los l’intent de preguntar a Junqueras –encara que respongués amb un silenci– després de l’interrogatori de Van den Eynde. Vençut, el número dos del partit ultra, Javier Ortega Smith, va optar per ni ser a la sala durant la sessió de la tarda després que el tribunal també deixés entreveure que la seva acusació per organització criminal no s’aguanta. Es va limitar a fer unes declaracions a l’hora de dinar, denunciant el “menyspreu” de Junqueras cap a la sala del Suprem. Vox confia poder recuperar protagonisme durant l’etapa de declaracions de testimonis, ja que, a diferència dels acusats, no es poden negar a respondre a les preguntes de l’acusació.
La defensa de Forn sortia ahir satisfeta del Suprem i destacava el fet que Marchena hagués hagut d’intercedir en la formulació de les preguntes del fiscal Cadena. “Han caigut en el parany”, va opinar. Van den Eynde va defensar, per “coherència”, la decisió de no respondre a la Fiscalia i no va considerar-ho un greuge de cara a la sentència. Tant lletrats com familiars sortien també ahir amb mig somriure, dins de la gravetat, amb la satisfacció que per fi Junqueras i Forn havien pogut parlar després de 469 dies d’obligat ostracisme.